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Narrador omnisciente

Ambos chicos estaban dentro de el cuarto de baño, Tom en la bañera, el agua le cubría hasta la mitad de el torso, con la mente perdida, mientras Tord pasaba la empapada esponja por la espalda del inglés, dejando un rastro de jabón. Normalmente, estaría jugando con burbujas, pero ahora estaba con expresión seria, ambos.

Dentro de la mente del chico en cabellos de punta no había más que gris, y las crueles imágenes que empeñaba e olvidar, junto con pensamientos no muy sanos.

Aquello asustó al noruego, sabía el gran poder que tenía la mente sobre las acciones, y mientras más fuerte fuera un pensamiento, peor reacción tendría el cuerpo.

"A veces las inseguridades te hacen una mala jugada."

Tan sólo pensar en el suicidio le producía escalofríos.

-Tom, tienes que hablar.-Dijo, serio.

Solamente obtuvo un gesto de incomodidad y un silencio abrumador, le estresaba el silencio.

-Si no lo haces, lo haré yo junto con los chicos.

Ahora sí, con el ceño fruncido el británico habló-

-Ni siquiera sé quién es.

-¿Cómo?

-...

<<Lo peor que puedes hacer ahora es interrogarlo sobre ese tema, es como si lo estuvieras obligando a recordar eso una y otra vez.>>

Su subconsciente tenía razón, era un idiota, así que sólo calló. Ayudó a el menor a salir de la bañera, rodeándolo con una toalla, le extrañó que no se negara al tacto suyo, aunque ignoró al segundo aquello, y cuando ya estaba en la habitación, se percató de que no tenía ropa limpia, así que sacó de la propia, y se la entregó. Cuando lo observó, notó lo tierno que se veía con el cabello hacia abajo y la ropa más grande que él.

-No es tiempo de cursilerías, a nadie le interesa saber tus sentimientos ahora Tord.-Pensó.

Ahora, Tom sólo estaba sentado en la cama en posición india, con el cabello hacia el lado, no quería secarlo.

Mientras Tord pensaba que hacer, quería animarlo.

Estaba viendo a la persona que más amaba morir lentamente frente a sus ojos, sin poder hacer nada.

Y cuanto deseaba ser él la razón de sus sonrisas, ser él el causante de los sonrojos de Tom, lograr sacar su lado cursi, o ser su confidente en todo, pero no. Cuando al fin lograba tener una pequeña parte de su corazón, venía un imbécil a podrirlo y destruirlo.

Tal vez el inglés podía demostrar rudeza, y podría hacer como si no le importara nada ni nadie, pero por dentro estaba quebrado, solamente quería alguien a quién amar. Alguien que cuidara su corazón como lo más preciado que tuviera, que lograra repararlo, aunque a esas alturas de la vida, pensaba que ya no existía nadie así.

Ambos sumidos en sus pensamientos, hasta que, al fin, habló Tom.

-T...T-e, ¿Te puedo ab-brazar?-de forma tímida y con un sonrojo leve.

En un momento, ambos estaban en un cálido abrazo, y el inglés se sentía protegido otra vez.

-Y-Yo, no suelo h-hacer esto, pero... Acepto que t-tenías razón, si lo lograste.

Tord no entendió.

-¿A que te refieres?

-Sí lograste cambiar. Y lo aprecio mucho.

b u l i m i a [TordTom] Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora