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Narrador omnisciente

El mayor tomó la cara de el inglés entre sus manos, observando cada detalle de su perfil, amaba hacer aquello.

-Sólo has una cosa para hacerme feliz, por favor.

Aquello asustó al menor, más que nada por el tono que usó.

-¿Q-Qué pasa?

-Deja de hacerlo, deja de vomitar porque sí.

Otra vez, Tom palideció.

-¿Y-Yo? No... Yo no lo h-Fué interrumpido.

-No me digas que no, no intentes mentirme. Tal vez no lo parezca, pero soy bastante astuto, y te conozco.

-No.

-Sé cosas que Edd ocultó sólo por tu bienestar.-Ambos callaron, esta vez Tord había comenzado a caminar otra vez por el pasillo que parecía ser infinito, o el edificio muy grande.-Lamento que las opiniones te estén jugando una mala pasada.

Tal vez si era notorio.

"Los dedos".

El par de ellos que usaba siempre tenían algunas irritaciones, era algo que sucedía con este tipo de comportamientos.

-Listo, aquí es.

La mirada seria de Tom atravesaba a Tord.

Con tres toques y un "¡Enseguida!" esperaron a que abrieran.

Para el de azul aquél era un completo extraño, mientras que para el comunista, un viejo amigo.

Había comentado con él, su preocupación y el tema de el británico, y su amigo le había recomendado ayuda profesional, ¿Por qué no él?

Confíaba bastabte en aquel chico, que había conocido con sólo 15 años, y hoy, siete años después, volvía a verle.

Con gran sonrisa y un apretón de manos recibió a ambos, aunque el menor se veía algo incómodo.

Tal vez aquel rasgo de él jamás cambiaría.

Parecía como cuando una madre lleva a su hijo a el doctor, aunque aquí no eran madre e hijo, y éste era el psicólogo.

El noruego salió de la ordenada y colorida oficina, para que Tom lograra hablar sin la incomodidad de que él estuviera allí.

[...]

"Siento que cualquiera quiere hacerme daño"

"Una presencia extraña me persigue a dónde vaya"

"Escucho voces extrañas"

Algunas de las cosas que había explicado el menor a su nuevo psicólogo, quién había quedado impactado con todo lo que le había dicho.

-Pobre chico, está realmente afectado-Pensó.

Aunque, esto no era algo en lo que él tuviera mucho que hacer. Necesitaba de un psiquiatra.

Aunque sí tenía una leve idea sobre Tom, que temía explicar a Tord.

"Esquizofrenia paranoide"

[...]

-¿¡Qué hiciste qué!?-Se escuchaba a el alterado Edd detrás de la línea.

-Solamente pedí a un amigo que es psicólogo ayuda, no tiene nada de malo, ¿No?

-Por lo menos avisa, inútil.

-Uy, cuánto ayudas.

Lo último declarando el fin de la llamada, aquello se le estaba haciendo eterno, aunque no le molestaba si se trataba sobre Tom.

Quizá podría volver todo a la normalidad, o eso esperaba.

Un sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, ganándose un salto de el susto, luego, salió el de azul.

-Tord, necesito que entres un poco.-Habló delicadamente Nicolás.

El comunista hizo caso.

-¿Qué pasa? ¿Hay algo mal?-Sentía como la curiosidad invadía su ser.

-Bueno, no te lo daría por confirmado, porque aún tengo que hablar con el psiquiatra, pero...-Fué interrumpido.

-¿Psiquiatra?

-¡Déjame terminar!-Suspiró-Sí, por lo que hablé con Tom, por eso. Sospecho que tiene un grado de esquizofrenia paranoide. Es la más común, pero aún así no es de menos. Podría desarrollar un grado más alto.

Cada palabra fué como un cuchillo que enterraban en el comunista, todo el esfuerzo que puso no sirvió de nada. Estaba frío, y las lágrimas amenazaban en salir.

-¿E-Esquizofrenia?-El tartamudeo fué inevitable.

-Sí, aunque como dije, no estoy seguro, por ello necesito hablar con Ollie, aunque al ser un grado "pequeño"-hizo comillas con los dedos- sus visiones, o, bueno, la distorsión podría ir y volver.

-Gracias.

-No es nada.

Se levantó de la suave silla, dejando un rastro de culpa, y su mirada de preocupación alertó al ojinegro, quién se hayaba observando desde la ventana.

-¿Sucede algo malo?-Se acercó rápidamente, colocando una mano en la mejilla de el mayor.

-Oh, no. Nada, sólo vendrás otra vez, aunque no me ha dicho aún cuándo. Sólo eso.-Sonrió de la manera más falsa que existía, aunque logró convencer a el de azul.

¿Cómo era que alguien cómo él tuviera que pasar tantas desgracias?

Simplemente le aterraba pensar en la reacción de sus amigos. Aunque no diría nada hasta que Nicolás se lo confirmara.

Ahora sí temía por Tom.

Mientras, el británico volvió a tomar la mano de el de ojos rubí, para volver a casa, observando el camino con cautela.

Definitivamente esto se había salido de control.










A esta hora nunca hay nadie but subo igual jijiji

Lo escribí recién, al fin pude meter la esquizofrenia yey

(Si, para escribir sobre esto leí bastante de estos temas duh)

En fin, estoy muriendo de hambre y de mareada lol, así que ya voy a dormir r r r

Pd; les recuerdo que tengo otro one shot;););) ahre seguro ya se lo leyeron but si no, se llama arrogant yay

b u l i m i a [TordTom] Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora