Capítulo 2

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—¿Que hace ella en Grahpan?¿Y donde queda eso? Suena a pan—espeté de mal humor sin parar de pasear por el despacho. Minerva guardó la lacrima donde sea y se sentó en la mesa y me observó. Me ponía de los nervios su mirada tranquila. Sumándole el hecho de que estaba alterado ya por culpa de Lucy estoy a punto de explotar. Que pena que Grey no estaba cerca, me vendría de maravilla un mano a mano ahora.

—No tengo ni idea ya te lo dije. Ella se fue sin decir nada y por los pelos le saqué su lugar bajo la promesa de no ir. ¿Tienes alguna idea?

Busqué en mi cerebro, pero parecía cacao con todo mezclado. No conseguía concentrarme. Metí mi mano en el bolsillo del pantalón y toqué la carta. El papel ligeramente arrugado era suave al tacto. Me la sabía de memoria ya de tanto leerla pero seguía incapaz de dejar el pobre trozo de papel en paz. Las palabras retumbaban en mi mente una y otra vez.

—Solo sé que adónde fue, es muy peligrosos. Dijo que había probabilidad de que no vuelva—solté incapaz de contenerlo. Probablemente fue un golpe para ella teniendo en cuenta su estado y cómo de familiarizada estaba con Lucy ¿siquiera era posible conseguir tal amistad en un mes?

Si, nosotros nos hicimos amigos al instantes.

—Ella ... No creo que ella se vaya a matar.

Yo tampoco, no era característico de Lucy. Ella se alegraba de cada día saludándolo con una sonrisa, luchaba por vivir, por proteger a la familia para vivir aquellos días juntos.

Agarré la carta con fuerza. ¿Por que Lucy?¿Por que te fuiste? El gremio se disolvió y ella es la única que quedaba de mi familia.

—¿Tienes un mapa o algo? Tengo que ir a buscarla—me volteé hacia la chica de nuevo.

—Ella no quiere que la busquen. Y ya oíste que ella no quería que tú supieras su paradero. En la biblioteca tenemos el mapa de todo Fiore, vamos.

La miré confundida—¿Me apoyas?

—Creo que es buena idea. Con cada llamada que tenemos de Lucy ella se ve como...perdida. Tu serias buen punto de apoyo.

La seguí en silencio. ¿Lucy se perdió? ¿Punto de apoyo? ¿Estamos hablando de Luigi?

Bajamos las escaleras y ella me guío a través de todo el salón principal a otras puertas dobles, más pequeñas que las de entrada. Ahí, el olor a papel, libros y polvo nos dió la bienvenida. O en mi caso las ganas de estornudar y picor de nariz.

Menos mal que no nos adentramos en la estancia y simplemente enfrentamos la pared que era perpendicular a la de la puerta. Un gran manto colgaba con un extenso mapa detallado.

—Grahpan está en el extremo Norte, debido que es una zona montañosa no hay transporte que vaya allí, y ahora con el mal tiempo será de muy difícil acceso.—ella señaló todo el tramo hasta donde estaban representadas las montañas en forma de picos.

Tragué—¿Cuanto tardaría a pie?

—¿Desde aquí?—preguntó sorprendida.

—No, desde la última parada, donde sea que esté—expliqué pacientemente.

——Tardarías algo así como dos semanas en tren, y a pie después —ella frunció el ceño al mapa—Cinco días. Nunca estuve allí así que no puedo hacer cálculos exactos. Lo siento.

Asentí. En realidad, dejé de escuchar después de las palabras dos semanas y tren. La peor tortura que puede existir.

Estaría casi un mes en viaje.

Aspiré aire—Bien, parto ahora mismo.

—Las gemelas te prepararan suministros para el primer tiempo. Supongo que no tendrás problemas en sobrevivir por tu cuenta.

Asentí ya dejándola de escuchar y estuve a punto de salir cuando su voz de nuevo me hizo pausar con la mano en el pomo de la puerta.

—Natsu, sálvala. Sálvala de si misma.

[...]

Una aglomeración se estaba juntando en la estación de trenes. Todos a la vez gritaban tanto, y tan alto, que era imposible diferenciar alguna palabra siquiera. Incluso con mi oído de dragón.

—¿Que está pasando ahí?—preguntó Happy, aunque no tuve tiempo de decir nada cuando él alzó vuelo en un salto—¡Voy a comprobar!

Asentí aunque él ya no me veía. De hecho estaba demasiado pasmado todavía por las palabras de Minerva.

—¿Salvarla de ella misma?—pregunté confundido—Es Lucy, ella no hiere ni a mosca.

—Nosotros nos encontramos con ella algo así como una semana después de la disolución del gremio y ya entonces estaba casi como muerta. Aquí en Sabertooth más o menos encontró el Norte. Incluso ella se encontró con algunos amigos de su gremio, pero tras la muerte de Yukio ella cambió radicalmente. Ya no es la Lucy alegre y gentil que recuerdas, ahora de ella solo queda el cuerpo. No sé qué más le había pasado y tampoco sé de qué es capaz ahora y temo por ella. Es mi amiga. Por eso Natsu, debes salvarla de ese pozo de oscuridad en el que se sumió sino, ella se perderá totalmente.

Apreté mi cerebro al máximo, no estaba acostumbrado a charlas morales, ni metáforas. Ni tenía papel de psicólogo. Pero lo único que sabía a ciencia cierta es que aunque ella sonase alegre durante la llamada, esa alegría sonaba vacía. Se veía que se esforzaba en aparentar delante de sus amigos. ¿Haría el mismo teatro delante mío cuando la encuentre? ¿Estaría alegre? ¿Enfadada? ¿Me culparía por irme sin ella? Pero yo no sabía que el gremio iba a desaparecer, creí que, durante mi ausencia, los compañeros y amigos del gremio compensarían mi partida. Pero Lucy es fuerte mentalmente, ella estaría enfadada o triste algún tiempo y seguiría adelante. Seguramente se hubiera hecho una escritora famosa o periodista, o modelo. Ella tenía innumerables opciones en el mundo. Pero ¿por que? ¿por que ella no lo hizo?

Sabía la respuesta perfectamente. Tras enterarme, por las cartas de Lucy que me dejó, que tanto el gremio como ella no están cerca, estuve unos días incapaz de moverme por el shock que fue para mí. Hubiera seguido en aquel estado vegetal sino fuera que me impulsaba la búsqueda de cierta maga celestial. Todo estaría bien si estábamos juntos, su cerebro, mis músculos y Happy. Éramos un equipo, amigos...

De repente sentí mi vista volverse ilegible y mis ojos humedecerse. No, no lloraría. Lucy me necesitaba.

Pero dolía, en el pecho donde estaba latiendo mi corazón. Me desgarraba desde el interior como si fuera algún cuchillo que revolvía mis intestinos volviéndome un muñeco de trapo sin fuerza.

Apreté los dientes y miré el cielo para hacer desaparecer las lágrimas y respiré con dificultad. Hace tiempo que no sentía este tipo de dolor desgarrador. La supuesta muerte de Lissana y muerte de Igneel. Todo lo demás simplemente eran punzadas, cosquillas en comparación lo que sentía ahora y entonces.

Lo sentía demasiado difícil para mí. No sabía cómo afrontarlo y me sentía dentro de un tornado.

—¡Naaaatsuuuuu!

Me puse recto de nuevo aguantando muecas de dolor y miré a mi amigo, volando hacia mí como si tuviera turbo atado en la espalda y se paró delante mío derrapando en el aire.

—¡¿Que vudú has hecho?!

¿Eing?

Lo miré de par en par sin entender totalmente. Era Dragonslayer de fuego, no sabía cómo hacer vudú.

Pareció que él vio mi gesto de confusión y suspirando como tranquilizándose empezó:

—La tormenta reciente de nieve cubrió las vías. No podemos usar el tren para llegar más rápido.

No sabía qué responder, por un lado una oleada de alivio pasó por mi, seguida de enfado y después de impotencia. No tendría que sufrir por el transporte, pero ahora íbamos a tardar el doble, por no decir triple, para llegar a Lucy. Y yo la necesitaba.

—¿Que haremos, Natsu?—insistió el felino.

Suspiré, de repente cansado—¿Que más podemos hacer? Tendremos que ir a pie. Vamos a conseguir el mapa.

—Aye...

Por alguna razón que ni yo conozco subí dos caps, Espero que les guste ;)

No Te Rindas [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora