Capítulo 16

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Te quería...

Sus palabras hicieron eco en mi cabeza, y  sentí como mi corazón aceleraba para después tropezar con dolor.

Lo había dicho en pasado.

Nada me importaba tanto como estas palabras. Ni me imaginaba como anhelaba escucharla decirlas.

Siempre sabía que Lucy era diferente, pero jamás imaginaba de qué manera.

— Vale — dije para rellenar el silencio que se instaló entre nosotros. Noté que ella observaba el fuego con gesto pensativo y cuando hablé evitó mirarme. Pareció darse cuenta que su sopa se enfrió por lo que me di prisa en agarrarlo primero y calentarlo entre mis manos. Cuando ella cogía el cuenco  nuestros dedos se tocaron y los noté muy fríos. Sentí un impulso de cubrir sus manos con las mías pero ella seguía sin mirarme.

No sabía qué hacer. No sabía cómo acercarme de nuevo, cómo hacerla sonreír de nuevo, reír...

Caí de rodillas delante suyo y apoyé mi frente en sus piernas dobladas que escondía tras el enorme jersey y dije lo único que sabía que era verdad para mí y el único sentimiento al que podía poner nombre.

— Lo siento Lucy, lo siento mucho — lo repití varias veces como una mantra. Jamás era bueno con las palabras. No lo había necesitado antes. — Lo siento — siento porque la lucha con demonios te dejara más heridas de las visibles. — Lo siento — por irme cundo me necesitabas. — Lo siento — por haber tardado tanto.

De repente ella cambió y el olor a salado llenó mi olfato. El cuenco con la sopa cayó al suelo derramando el líquido y noté como toda ella temblaba. Alce mi cabeza para verla y sentí algo dentro mío romperse. Ella se tapaba la boca mientras lágrimas caían de sus ojos como cascadas pequeñas. Tenía tanto dolor. Dolor que aguantaba sola tanto tiempo. Algo que se guardaba para si.

La agarré con fuerza y tiré de ella sobre mi regazo para abrazarla estrechamente y ella se derrumbó. Los sollozos la sacudían con fuerza y entre ellos Lucy intentaba decirme algo. Pero no lo necesitaba. Sabía que dolía. Y parte de la culpa era mía.

Vivía despreocupado antes, incluso cuando algo realmente malo pasaba no duraba. Siempre encontraba algo bueno en la vida. Era más fácil así, sin conocer estas emociones.

Sin embargo durante este viaje he descubierto más de mi de lo que podría haber imaginado. Y de repente todo había cambiado sin mi consentimiento.

¿Quién era yo ahora?¿Quién era Lucy?

Pero lo más importante ¿Qué hacer con todo esto nuevo?

De repente entendí a Grey cuando me recomendaba madurar entre puñetazos. O a Gajeel, que siendo más idiota que yo avanzó sin tener en cuenta que el es igual o más torpe que yo.

Y aquí estaba, sosteniendo a la culpable de todas estas emociones, pero sin ser capaz de consolarla. Y de repente empezé a recordar todas estas tonterías que había hecho.

— Lo siento por comerme todos los chocolates de tu piso — dije de repente y ella pareció tranquilizarse — Antes de irme, había pasado por tu piso cuando dormías y me comí el dulce mientras buscaba con Happy papel para dejarte la nota.

Sus hombros empezaron a sacudirse y temí por otra oleada de lágrimas pero una débil risa acarició mi oído. Era agria y sin gracia, pero un comienzo. Como un pequeño rayo de sol durante una tormenta.

Así supe que estaba en buen camino y empecé a hablar casi sin pensar, recordando todas cosas graciosas que habían pasado tanto hace tiempo como durante el viaje.

No Te Rindas [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora