Algo iba mal. Sus ojos estaban cerrados.
Su corazón latía levemente.
Ella debió despertarse hace tiempo. Ella tenía que hacerlo. Ella...
Me estaba volviendo loco. Nuestro reencuentro tuvo que ser de otra manera. Habíamos estado demasiado tiempo separados, y de repente, Lucy está y a la vez no.
Estaba durmiendo ya tercer día. Yo me estaba muriendo tercer día. Lucy estaba tan cerca, su olor me envolvía y me sentía como en casa. Porque era lo único familiar entre toda ésta odiosa nieve desconocida. Aparte de Igneel.
El caso es que éste desapareció nada más encontramos un lugar donde quedarnos. En el pueblo encontraron rápidamente una casa cuando se enteraron que era para Lucy. Parecía que ella se ganó el corazón de todos allí y Happy me contó, según lo que le dijeron a él, que lo primero que hicieron Lucy durante el ataque es apartarse del pueblo.
Mi mente se dividía entre Lucy y Igneel, no sabía en quién concentrarme. Por un lado estaba mi padre al cual vi morir delante de mis ojos. Por otro lado ya me había despedido de él, incluso llorado...
Y estaba Lucy. Mi amiga, compañera...
—¡Ah!—exclamé desesperado, mientras me desplomaba en el sofá del salón de la pequeña casita donde nos estábamos quedando. La tormenta de nieve estaba en su punto máximo afuera y no había ganas de salir.
A mi lado, Happy removía algo en el caldero sobre el fuego. Olía bien pero extrañamente hambre no tenía. La preocupación me distraía, y en general sentía que había un caos total en mi cabeza.
—Todo tuvo que ser muy diferente a ésto Happy—murmuré mirando el techo.
—Aye—apoyó el felino pausando lo que hacía—Natsu, sigo pensando en lo que había pasado en las cuevas.
Si, verdad. Cosas inentendibles pasaban con Lucy.
Acnologia
Zeref
Igneel
Y su magia, había cambiado demasiado. No la reconocía. Era algo extraña y desconocida.
—Lucy ha cambiado—respondí—Nosotros hemos estado juntos, pero ella fue sola.
—¿Pero no te parece extraño que ella había ido aquí, donde estaba Acnologia?
Me senté de golpe—¿Qué es lo que quieres decir Happy?¿Qué ha ido a propósito aquí? No es de Lucy buscarse problemas.
—¿No recuerdas lo que decía aquel propietario de hotel? Lucy hablaba con alguien sobre hechizos fuertes, trampas o algo así. ¿No te parece extraño?
Miré seriamente a mi amigo, pero él no bromeaba hasta que el fuego empezó a producir sonidos mientras la sopa de derramaba del caldero y Happy nuevamente tuvo que concentrarse en su cocina.
No era mi parte fuerte el pensar, de hecho prefería siempre el plan A - el de atacar. Pero ahora no conseguía salir de mi cabeza. Necesitaba una distracción, algo en qué concentrarme o rascar puños ya que nos ponemos.
Me puse de pie—Voy a salir a por leña.
—¡Pero si no queda!—se sorprendió Happy. Yo incluido lo estaba.
—Pues cortaré más—aunque nunca antes lo había hecho.
Agarrando el abrigo de camino a la puerta la abrí de una patada recibiendo una bofetada de frío aire con nieve que empecé a escupir al instante.
Cerré la puerta para que el frío no entre y me cerré con fuerza el abrigo. El horizonte estaba blanco salvo algunas casas cercanas que se veían. En el cielo nocturno a veces se conseguí ver estrellas, pero eso solo teniendo los mejores ojos. Poca luz llegaba por las ventanas desde el interior de las casas. Aparte todo alrededor estaba en completa oscuridad.
Me soplé las manos con fuego y fui al cobertizo buscando algo que hacer.
***
Abrí los ojos sorprendiéndome antes que nada por lo cálida que me encontraba y después me paralizó una extraña sensación de paz. De alguna manera, esa sensación me recortaba a mi hogar, cuando todavía el gremio estaba.
Saqué mi mano de por debajo de la manta y observé mi pulsera con llaves. Plateadas, doradas y una única rubí, llave de Igneel.
Y es a éste último al quien llamé. Sospechaba que Natsu estaba cerca y no quería estar sola cuando empezarán las preguntas.
—Traidora—dijo él nada más aparecer de entre la luz roja.
—Dijo el que se marchó a la primera que pudo—murmuré sonriendo debilmente.
Igneel se sentó al borde de la cama y se miró las manos, como si estuviera sorprendido todavía de estar en el cuerpo humano, y suspiró pesadamente.
—Habia intentado ensayar de alguna manera, organizarme o como se llame... Pero de igual manera me voy de cuando hablamos antes de mi muerte al pasado y me lío yo conmigo mismo. Así que necesitaría ayuda en eso.
—Eh-eh—de alguna manera conseguí sentarme, apoyándome en la pared al lado de la cama. Todos los músculos dolían y yo recién me daba cuenta de ello—Que yo no me voy a meter en vuestra familia. Tengo suficiente con el lío que me creé yo sola.
—Oh si—rió el dragón—Tu declaración de amor eterno ji ji ji.
Ignorando las agujetas que me tiraban los músculos lo empujé por el costado—Deja de reír como un viejo pervertido.
—De vieja amargada oigo, venga viejita vamos a ponerte en pie.
Lo miré mal, pero no negué su ayuda y un logro fue salir de la cama sin quejarme ni una sola vez. Ni en el peor entrenamiento había llegado a tal nivel de cansancio aunque jamás todavía había luchado con Acnologia. ¿Qué habrá sido de Miranda e Isar?
Con ayuda de Virgo me cambié de ropa y después tuve que presenciar un momento de esos dos algo incómodo tras lo cual tuve que mandar a la maid al mundo espiritual de forma forzada.
Al final ambos habíamos bajado al salón donde olía algo estupendamente, el chef parecía ser Happy quien se tiró a abrazarme nada más verme. Solo porque Igneel me sujetaba no me caí, sino mi trasero ya hubiera conocido el suelo de madera.
—Happy, yo también me alegro de verte pero ¿Dónde está Natsu?—pregunté suavemente justo cuando la puerta de la casa se abría, dejando entrar una ráfaga helada.
Y, oh vaya. Todo en lo que no me fijaba en la pelea, lo hacía ahora. Y es que parecía que Natsu había cambiado, y no era el pelo largo o cambio de ropa sino que había mucha seriedad en sus ojos. No era normal en Natsu a cual conocía.
—Natsu
—Lucy
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No Te Rindas [2]
Fanfiction[Segunda parte de: Algún Día...] Tras la marcha de Lucy su vida parece que se limita a tres cosas: -Entrenar -Buscar -Sobrevivir Entrena con su recién recibida llave legendaria -Igneel-, busca tanto a sus ex-compañeros como al diablo con alas en un...