La despertó el zumbido del teléfono, diciéndole que tenía un nuevo mensaje.
Encendió la lámpara que había en su mesilla y tomó el móvil. Parpadeó varias veces, intentando que sus ojos se adaptaran cuando antes a la luz. Cuando vio el pequeño indicador titilando en la esquina de la pantalla, sintió que su estómago daba un vuelco en su interior. Deseó que el mensaje fuera de Clint. Cuando vio que, lamentablemente, no lo era, la decepción casi logró que arrojara lejos el aparato.
El mensaje era de S.H.I.E.L.D. Habían adelantado una hora la salida del operativo y tenía que estar antes en el aeródromo. Al parecer, habían detectado cierto riesgo con respecto a Madrox y querían minimizarlo, poniéndose en camino cuanto antes.
Dejó el móvil a su lado, apagó de nuevo la lamparita y respiró hondo. Aún era de noche en el exterior y la luz alargada de las farolas se filtraba por la ventana, dibujando un extraño patrón en el techo. Se quedó mirándolo fijamente, sin pestañear, como si esperara que pudiera cambiar de forma de un momento a otro.
Debería levantarse, pensó, recoger sus últimas pertenencias y poner rumbo a Englewood. Pero, en aquellos momentos, no había nada en el mundo que le apeteciera menos. Hasta aquella pasada noche había estado a tiempo de echarse atrás, mentir diciendo que aún no se encontraba bien y dejarle la responsabilidad a Steve y a los dos otros agentes. No estaba segura de lo que estaba por hacer. Volver a Panamá no le traía buenos recuerdos, precisamente.
Había tenido la misma pesadilla de siempre y se había despertado gritando y temblando. Y deseando que Clint hubiese estado allí, con ella, para alejar los fantasmas ocultándola entre sus brazos. Se giró en la cama y hundió el rostro en la almohada. Aún conservaba el olor del hombre. Cerró con fuerza los ojos y se abrazó a ella, deseando que, en lugar de la blanda almohada, fuera el firme cuerpo de Clint.
Lo echaba tanto de menos que le dolía. Tan cerca y, a la vez, tan lejos. Sus manos buscaban algo en el aire que estaba fuera de su alcance y en su pecho había un vacío que no sabía cómo llenar.
Él le había dicho que hablaría con ella antes de marcharse pero, ahora, al haber adelantado la hora de partida, no sabía si estaría allí. Se incorporó levemente y buscó de nuevo el móvil, dispuesta a enviarle un mensaje. Desbloqueó la pantalla y activó la aplicación de mensajería. Con dedos ágiles tecleó:
Han adelantado una hora la salida. Te veré?
Se mordió el labio cuando vio que el mensaje se desvaneció de su bandeja de salida. Esperó, mirando con fijeza el aparato, pero la respuesta no llegó. Decepcionada, se levantó de la cama. Comprendía la hora que era y que Clint, posiblemente, estuviese aún dormido. Pero había deseado una respuesta por su parte.
Buscó su ropa bajo la tenue luz de la lámpara de la mesilla y, tras vestirse, cogió la escueta bolsa que había preparado la noche anterior con su uniforme. Miró la cama deshecha durante unos segundos, deseando poder dar marcha atrás sólo dos días y que Clint aún estuviera allí, con ella.
Salió de la habitación sin mirar atrás, con la cabeza gacha. La Viuda Negra regresaba al trabajo.
El aeródromo militar de Englewood estaba casi desierto a aquellas horas. A simple vista sólo podía ver a algunos técnicos y mecánicos de S.H.I.E.L.D. atareados en sus quehaceres y dos agentes que aguardaban junto al quinjet a que éste estuviera preparado para poder embarcar.
Natasha inspeccionó las instalaciones con la mirada. Era un defecto profesional. Aunque aquél fuera un lugar seguro, nunca, jamás, daba las cosas por supuestas. La última vez que no se había atenido a aquella norma había sido en Panamá. Y casi le costó la vida. No iba a volver a repetirse. Agarró con más fuerza la bolsa que llevaba en la mano y se encaminó hacia el quinjet estacionado antes las gigantescas puertas dobles del hangar.
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ROJO Y NEGRO
Fanfiction"Una misión de rutina acaba convirtiéndose en una pesadilla cuando los agentes Barton y Romanoff se ven traicionados sobre el terreno. A partir de ahí, sus mundos se transforman en una batalla a lidiar contra sus propios demonios, los antiguos y los...