Solo puedo ser tu amiga

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Era sábado, me estaba preparando para mi cita con Matías, aunque yo solo lo tome como plan de amigos. Sinceramente podía bañarme sola, pero mi hermana a fuerza quería ayudarme.

—Bien, solo quiero que me ayudes a salir del baño— dije riendo.— Yo te llamo.
—Esta bien, me alegro que te guste hacer cosas tú sola.

Salió y me dispuse a bañarme, creo que de algo sirve tener una tina de baño.
Veinte minutos después estaban ya en mi cama, ya que Florencia me ayudó. Empecé a vestirme, tenía tanta ropa sucia— demonios hasta se me olvidó lavar la ropa— solo tenía limpios unos pantalones despintados, y unos brinca charcos, dos blusas rosas, y una camisa de cuadros gris y por cierto un vestido floreado muy casual. Mañana todo irá a la lavadora. Decidí ponerme el vestido, no era por Matías más bien era para mi. Estaba pensando en ponerme tenis blancos o negros, y las botas café, así que decidí por las botas. Da igual al fin y al cabo no los gasto. Ví un suéter café— creo que era el único limpio.— Después de terminar de arreglarme salí y me dirigí a la sala. Note que eran diez para las cinco, Matías me envió un mensaje diciéndome que vendría por mi a las cinco.
Me hice una coleta, creo que nunca me había visto tan bonita.
Escuché el timbre, me moví  hasta la puerta y la abrí. Casi enseguida bajo mi papá con mi hermana. Ambos me miraron, y me sonrieron.

—Hija te ves bonita, me alegra ver la actitud que haz tomado ante tu situación.— dijo mi padre.
—Papá no puedo estar triste todo el tiempo. Y bueno hemos vivido varias cosas terribles, pero la vida sigue. Y los tengo a ustedes y a mamá que no cuida desde el cielo— dije.

Papá sonrió, en serio el deja de estar deprimido.

—Bueno— intervino mi hermana—, Cinthya tiene que ir a una cita.
—De amigos— dijo papá.

Matías no había dicho nada.

—Bueno, señor no se preocupe su hija estará aquí antes de las ocho.— dijo Matías.
—Pueden llegar ocho y media— dijo mi hermana.

Papá solo rió, me ayudó a salir de la casa, y nos dirigimos al lugar que me llevaría Matías.
Fuimos en el carro que llevo él— es de su padre—me llevo a un café cerca del centro. El día estaba muy bonito.
Nos acomodamos en una mesa y pedimos lo que íbamos a tomar.

—Y dime Cinthya, ¿ya no dibujas?— me pregunto.
—¿Como sabes eso?— pregunte.
—No me respondas con una pregunta. Pero bueno Dania me lo dijo.
—Bueno y de echo lo deje de hacer hace tiempo, yo no quería hacer una "obras de arte" donde transmitieran tristeza. Pero he pensado en hacerlo de nuevo.
—Quisiera ver tus dibujos, de seguro que son buenos.
—Pues eso me han dicho, y... — me sonroje un poco al ver la mirada de Matías, me tape la cara con las manos.
—¿Que pasa?— pregunto agarrando mis manos.
—Es que tu mirada me...
—¿Te incómoda?
—No no es eso, solo que me chivea.— reí.

Me miro directo a los ojos, yo solo sonreí y me aleje un poco.

—Aqui están los cafés— dijo la mesera, colo el café y el pastel.
—Gracias— dijimos.

Empecé dando un sorbo a mi capuchino, mientras Matías comió un pedazo de pastel.
Seguimos hablando por un buen rato, algunas veces me hacía reí demaciado, poco a poco iba entendiendo lo que sentía por Matías.
Al terminar salimos de ahí y Matías me dijo que daríamos una vuelta al centro, eran casi las seis y media. Nos acercamos a una banca, él se sentó me coloque enfrente de el.

—Y dime, ¿te ha gustado el pastel?— pregunto Matías.
—Claro que me ha gustado. Era de chocolate y yo amo el chocolate.
—Lose, de eso me di cuenta.
—Pero ha sido divertido estar contigo.
—Eso me alegra, creí que a lo mejor quería irte ya a casa.
—No, es más me gusta salir contigo... Eres una persona muy divertida.

Sus ojos volvieron a mirar mis ojos, de nuevo baje la mirada y me tape la cara con las manos.

—Te ves hermosa— dijo Matías agarrando mis manos.
—Pues dices, y sabes la ropa que traigo puesta es unas de pocas que tenía limpias, así que eso me ayudó.
—rió—Y aún así te ves hermosa, cualquiera se enamoraria de ti.

Sonreí tímidamente— no cualquiera se enamora de mi— tenía miedo de decirle que yo no puedo sentir algo por el.
Se acercó un poco a mi, acarició mi mejilla.

—Yo me he enamorado de ti...

No lo dudo y me beso, yo no pude corresponder al beso ni siquiera me moví. Él tampoco se movió solo unimos nuestros labios pero no los moviamos.
Se separó y bajo la mirada, me sentía mal.

—Perdón— dijo.

Yo no podía articular palabra.

—Se que no era necesario, pero sabes lo que siento por ti... Pero al parecer tu no.
—Matías, eres un chico muy lindo y todo pero, solo siento por ti una amistad.

Se hizo un silencio.

—Entiendo Cinthya, yo no puedo obligarte a sentir algo por mi.
—Me alegra que lo comprendas. Y bueno nose si te agrade la idea de ser...
—¿Amigos? Claro que esa idea me gusta, quiero por lo menos estar cerca de ti. Y amigos es bueno.
—Esta bien, entonces solo amigos.

Él sonrió, quizá haya perdido a un amigo pero, Matías se que encontrará a alguien porque yo no seré esa persona.
Seguimos platicando por un buen rato más, me compro una nieve y el un helado.
Alrededor de las ocho llegué a casa y Matías me llevo hasta la entrada. Florencia me recibió.
Toda la noche me la pasé pensando en lo que había pasado. Aunque hay algo que dijo Matías.
Agarre mi libreta de mis dibujos.
Ahora hice uno de dos chicos en un columpio — en un árbol— mirándose y con un atardecer hermoso.

Días después.

Bien de nuevo en la escuela, era enero, quizá no hable de Navidad pero, fue hermoso. Al igual que año nuevo.
Aunque iniciaba segundo semestre, ví a Dania que me brazo muy fuerte.
Me encontré igual a Matías que me abrazo y hizo cosquillas.

—Cinthya ya no me hablaste durante tres días, ¿que pasó?— dijo Dania, refiriéndose a que deje de hablarle por celular.
—Bueno... Hablar contigo todos los días y durante tres horas acabo con mi saldo— reí.
—Perdón— rió.
—Bueno, ni siquiera pude mandarle mensaje a Matías.
—Ahora entiendo— dijo él.

Me ayudaron a subir las escaleras y llegar al salón. Fue ahí cuando me encontré a Alfonso acompañado de Viviana. Al entrar Alfonso miro a Matías, y después a mi. Note tristeza en sus ojos.
Viviana ni siquiera volteo a vernos.
Llegué a mi mesa, al lado de Dania. Enfrente estaba Matías.
Note la mirada de Alfonso sobre mi. Se sentaba dos filas a la derecha de mi y hasta atrás con sus amigos— César y Arturo— y a un lado de él Viviana con sus amigas.

Prefiero seguir con mi vida, mis metas serían recuperar el movimiento de mis piernas yo sé que lo haré.
Recuerdo cuando en secundaria mi "pretendiente" me dejaba rosas jamás supe quién era ese chico, me hubiera encantado saber quién era. Pero hoy al regresar de receso me encontré con una rosa, con un pequeño recado.

—Dania, mira creo de nuevo...
—El pretendiente— rió.

Agarre el recado y lo guarde en mi mochila, esperaría hasta mi casa para leerlo.
Y así fue como llegue hasta casa y me refugie en mi habitación.
Agarre el recado nose que me pasaba, pero bue o aún así lo empecé a leer.

"Hola, dime algo ¿creiste que tú pretendiente se había ido? ¿creiste que me olvidé de ti? Tranquila, realmente me he enamorado de ti, no te asustes. Algún día sabrás quién soy"

Genial de nuevo regreso mi pretendiente.

Mi Mejor Amigo (1era Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora