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Lucia

Empezaba a ser una rutina esto de despertar y no hacer absolutamente nada porque Fernando parecía tener todo en orden, siempre.

Era una muñeca de papel que no podía hacer nada.

Lo bueno, era muy floja para quejarme.

Lo malo, me aburría demasiado rápido y mi mente no ayudaba a mantenerme tranquila.

Dedicaba mi tiempo de soledad, que era mucho porque Fernando debía de atender algunos compromisos aunque estuviera en pausa de su carrera, a investigar sobre él. Estas cosas no son sanas, de verdad.

¿Mis resultados?

No demasiado positivos. Algo que ya podíamos sospechar, porque...bueno, internet tienen mucha información.

El hombre era un mujeriego de primera liga, desde muy joven ¡incluso desde su matrimonio con Daniela!

Pobre Daniela.

Demasiadas aventuras registradas para tener un número en concreto y los rumores lo llevan más allá de de la palabra "mujeriego".

A este caballero lo vuelven loco las mujeres... y aún así aquí estaba yo con un anillo.

¿Eso me asegura fidelidad? ¿Qué es fidelidad?

¿Pobre Lucia?

Siento ganas de llorar tan solo de imaginarme enamorada de él y que termine siendo un cretino y juegue con mis sentimientos. La única solución sería que otro auto me haga darme un buen golpe en la cabeza para olvidarlo.

Aprieto mis ojos cerrando una foto de Fernando en la playa.

Aquel trozo de hombre lleno de buena carne para morder me iba a matar.

Meterme en la vida de este hombre no está bien... pero simplemente no puedo evitarlo, abro un nuevo enlace y me sobresalto al sentir una respiración en mi hombro.

-¡Mierda!- Suelto. -Me vas a matar.- Respiro lentamente para tratar de controlar mi corazón y no producir dolores fantasmas en mis costillas.

-Me gustaría decir que esto es nuevo o que es la primera vez que me haces decirlo pero...

-¿Pero?- Pregunto ante su pausa.

-Si quieres saber algo de mí, pregúntame. -Me regala una sonrisa y sé que mis mejillas dejaron de ser blancas.

-Lo siento...-Cierro todas las ventanas abiertas del navegador, que vergonzosamente son muchas, unas quince y apago la laptop de un golpe.

-Los chismes amarillistas no son saludables, nunca los leo.- Hace un gesto con la mano para quitarle importancia.

-¿Tienen razón?- No puedo evitar cuestionarle. Digo, si remotamente estuviera interesada en tener una relación de verdad con él debo de aclarar estos puntos ¿no? Aunque ese "remotamente" parece que está más cerca de lo que espero.

-¿En qué?

-No es bueno responder una pregunta con otra...- Me cruzo de brazos.

-Lucia, no era un santo pero en definitiva las cosas cambiaron mucho para mí.

-¿Por qué?

-Por ti.

-Adulador.- Giro los ojos.

-Aceptaste ese anillo porque sabías que era cierto. Que ahora no lo recuerdes es...diferente.-Tomo una inspiración fuerte.

-Esa Lucia y esta...-Me señalo.-Somos diferentes...-Niego.-Es como empezar todo de nuevo.

Entregados (EAM3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora