Lucia
Miré divertida a Fernando quien se ponía una bolsa de hielo en la frente en la que se notaba una protuberancia por el golpe que recibió al caerse de la silla en la consulta médica.
¿Y cómo no reírme? Fernando era la definición de macho hecho realidad. Alto, bien formado, rostro contundente, perfil griego, voz gruesa...
-¿Te parece gracioso?- Preguntó serio interrumpiendo el hilo de mis pensamientos, los cuales, debo admitir, se iban a tomar más profundos y...privados.
No pienses en Fernando desnudo
No pienses en Fernando desnudo
No pienses en...
¡Te está mirando, responde algo!
-Bueno...yo soy la que carga a los niños y no me desmayé por eso.- Respondí. Trague grueso y aclaré mi mente traviesa.- Además no son tus primeros gemelos...
Buena genética.
-Lo sé.- Asintió.- Creo que estoy muy sensible...-Aseguró a modo de explicación lo que hizo que soltara una risa fuerte. Casi me lo podía imaginar abanicándose el rostro.
-Sensible... algo así como ¿un poco hormonal? - No pude evitar soltar ese pequeño chiste malo, pero los hombres son tan dramáticos que si tuvieran la mitad de cambios hormonales que sufrimos las mujeres se la pasarían medicados, y más si están esperando unos retoños.
¡Por Dios, Fernando es un cantante el drama lo lleva en las venas!
A pesar de encontrarme en un estado de felicidad plena, pues mi embarazo iba muy bien a pesar de mi accidente, saber que tendría no uno, sino dos bebes, me partía el cráneo un poco. Así que me encontraba un poco, bastante, aterrada en este instante.
Tenía ganas de correr a la habitación y quedarme en ella todo el día, necesitaba procesar de alguna manera esta nueva información sin que me doliera la cabeza. Me gustaría decir que puedo tomar la noticia con naturalidad pero es algo que no puedo, pues en mi atolondrada cabeza nada está ocurriendo con normalidad, no recuerdo nada y no hay nada que me gustaría más en este momento.
Estaba asustada y a la vez no podía creer mi suerte.
Sí, era una bendición y estaba muy emocionada por todo, pero las cosas no debían pasar de esta manera. Yo debía recordar todo, disfrutar cada paso de este momento de mi vida, un momento único e irrepetible.
Si tan solo pudiera recordar un poco a este hombre que me mira con tanta ternura estaría tan agradecida, si tan solo pudiera recordar algo más allá de un sabor a vinotinto en la boca que ni siquiera sé si es real. Cada vez me esfuerzo un poco más por recordar aunque sea una mínima parte solo consigo querer llorar como nunca, como si mi corazón estuviera roto y de alguna manera así es.
No poder recordar es igual a tener el corazón roto.
-¿Todo bien?- Miré los ojos oscuros de Fernando y juro por Dios que el sabor a vino recorrió mi paladar. No pude evitar saborear mi boca antes de responder sin pensar...
-Me gustaría una copa de vino...- El alzó sus cejas y me sonrió de medio lado.
-No creo que sea buena idea con el embarazo.
-Lo sé...sólo te comento...- Hice un gesto despreocupado con la mano para restarle importancia.
-En un año podrás tomar vino.- Me dio unas palmaditas de consuelo.- Pero puedo conseguir helado o chocolate para ti.- dijo a cambio.
-No, sólo...no. Gracias.- Me puse en pie. Necesitaba huir y este es un buen momento para hacerlo.
-¿Te vas?- Y a pesar que él no lo notó yo si pude hacerlo, estaba decepcionado. Pero no podía estar aquí a su lado, era un tanto incómodo. No por él sino por mí.
ESTÁS LEYENDO
Entregados (EAM3)
RomanceUn gran e inesperado cambio ha tocado la puerta de Fernando y Lucia los cuales parecen no tener un minuto de paz para poder tener una relación estable. En el pasado por sus constantes miedos e indecisiones y en el presente por un terrible accidente...