Insomnio

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Dime que tú también
hay noches en las que no puedes dormir
pensando en mi boca.
Y te desvelas,
y me desvelo.
Dime que no soy la única
que actúa (muy) poco.
Dime que cuando callas,
lo haces porque tienes
mucho que decir,
alguna que otra mariposa
en el estómago
y demasiadas ganas de besarme.
Dime que el mundo te importa una mierda.
Pero dímelo, de veras;
necesito oírlo.
Dime también que si respiraras conmigo todo sería menos fugaz,
tendría más sentido.
Dime que sueñas con escapar a mi lado,
con perder el rumbo y perder el tiempo.
Aunque eso último sea imposible si vamos de la mano.
Dime que tú tampoco temes al silencio,
que el latir de nuestros corazones
crea música.
Dime qué hago escribiéndote poemas.
Si ahora,  por tu culpa;
todos los que leo llevan tu nombre.
Dime que mis ojos no son los únicos que esperan encontrarte en cada esquina,  en cada calle,  en cada banco.
Dime que me ves en los rincones
de este sinsentido
acurrucada con una manta,
muerta de frío;
y que por ello das limosna
a los vagabundos.
Sabes mejor que nadie que
no necesito que me salven,
pero que aceptaría tu ayuda
porque la lees en mis actos
y mis oscuridades van perdiendo motivos.
Dime que amas la incertidumbre,
la torpeza y el titubeo
de las primeras veces.
Dime que si la vida nos pone dos caminos de por medio
y lo correcto no está de nuestra parte,
te convertirías en un delincuente.
Dime que te meterías en líos por mí, conmigo.
Dime que tú también rezas por inseguridad en ti mismo.
En el resto.
Dime que no te importa el aspecto,
que pasas de la maldita repercusión del tiempo en los rostros de las personas.
Joder.
Dime que soy tu tren y
que te hago viajar.
Ver atardecer.
Que tienes miedo.
Que soy tu salvavidas.
Que crees en mí.
Dime que tú también te ahogas
y temes la inmensidad.
Dime que recorrerías
mi espalda y mi cuello
como un caminante sin mochila.
Ligero de equipaje.
Dime que has rozado la libertad
que la has olido
y tocado con tu lengua,
acariciado con tus labios.
Dime que se parecía a mí.
Que sabía igual.
Que te ha dejado el mismo vacío.
Dime que no crees en la conexión
de las almas,
en los hilos infinitos e invisibles.
En lo irrompible;
porque todo eso nos queda pequeño.
Dime...
Bueno no, 
mejor no digas nada.
Pero abrázame.

Siempre.

Noches en vela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora