En sus manos cabían océanos.
Te lo digo yo,
que las he recorrido descalza.
Había en ellas un camino oculto
para cada día del año.
Sus manos.
Ojalá pudiera describírtelas.
Son el mayor poema que he leído.
La mejor miel que he probado.
Sus manos.
Albergaban galaxias,
lluvia,
tinieblas.
Sus manos eran bosque.
Te lo digo yo, que me he perdido
entre sus árboles.
Sus manos.
Las de un pianista profesional.
Un escritor consumido.
Un poeta frustrado.
Un fotógrafo que perdió la inspiración una tarde de desdicha.
Un pintor sin pincel
pero con unas ganas inmensas de crear arte.
Un niño en mitad de un incendio
observándolo.
Sin ser nada lo eran todo.
Sus manos.
Acariciaban al mundo como a un lienzo
rozaban cada centímetro de la noche,
robaban cada estrella de mis ojos.
Sus manos.
Eran la música que le faltaba a mi vida,
eran el baile que haces cuando nadie te mira y escuchas tu canción favorita a solas.
Darle mi mano,
pasear cautelosamente
mis dedos entre sus dedos
y sus dedos en mis labios.
Sus manos.
Sabían lo que era olvidar rostros.
Guardar pecados.
He llorado en sus manos
que se han tragado mis lágrimas
que han arrastrado mis relámpagos.
Mis vendavales.
He corrido de su mano por las calles de piedra
en ciudades que ni aparecen
en los mapas.
Sus manos
me han rozado la piel
y también el alma.
He salido con incertidumbre al escenario de la vida.
Y ellas han aplaudido mi teatro.
Sus manos eran mi empuje.
He reído en sus manos.
Que me han hecho cosquillas
en silencio.
Me han dado la luz en los apagones.
Sus manos.
Nostálgicas.
Y planes rotos.
Está bien, está bien así.
Sus manos cerca de la tinta
que hoy se posa en las hojas que pasas.
Lejos de mí, a aviones de distancia.
Sus manos siempre han sido viaje
entre mi cordura y la magia.
ESTÁS LEYENDO
Noches en vela.
PoetryPoesía/ Prosa Poética. Líneas y letras que te acariciarán el alma, escritas desde el más profundo océano que todxs tenemos en el estómago y que sube hasta el corazón en noches de marea.