Eres extraña (Edward y Bella)

29. De vuelta a ''casa''

(Capitulo sobre como vive Bella la vuelta al hogar de los Voulturis, donde conocerá a la guardia y tendrá que plantarle cara a los celos y la venganza. Espero sus comentarios sobre que os parece la vida de un Voulturi, Gracias)

Bella POV

Me revolví entre unas sabanas finas y muy, muy suaves. Seda, seguramente. Con Alice habia aprendido mucho. Alice... Espera, Alice?! Abrí los ojos bruscamente intentando buscar con la vista una habitacion conocida. Quizas, incluso un entorno más verdoso, nublado y frio. Pero no fué así. Por una ventana de gruesa piedra color arena pasaban un rayos de solor que iluminaba mi piel, dandole un matiz mas crema. Saqué las piernas de las sabanas de seda - me habian puesto un pijama tambien de seda de manga corta y pantalon corto- de color beige y despues los edredones color sangre potente.

Aunque el sol se reflejaba sobre él, el suelo seguia estando frio al contacto de mis calentitos pies.

La habitacion solo contaba de una ventana en la que se podia ver una plaza con casitas alrededor formando una ciudad... Italia.

Una cama, y una especie de mesa y un armario empotrado.

Unos nudillos golpearon la puerta y fui a abrir.

Aunque se podia decir que estaba acostumbrada, despues de estar un rato admirando una ciudad que se despertaba con colores anaranjados y calidos, encontrarse ese rostro completamente palido, con ojos grandes y rojos, y una sonrisa que dejaba ver una hilera perfecta de dientes enmarcado por algun que otro pelo lacio rubio que se desprendia de un recogido, era extraño. Impactante.

- Buenos dias Isabella, veo que has despertado bien - dijo Jane mientras me abrazaba.

- Hola Jane - la saludé adormilada, aun no iba a descargar mi odio sobre nadie.

- Lamento mucho que tengas que estar aquí, - dijo señalando a la pequeña habitacion.- hoy mismo te pasaremos a la planta subterranea. Te hemos preparado un apartamento expresamente para ti.

- Te estoy muy agradecida- dije sorprendida.

- Tienes algo de ropa en el armario, los amos te estan esperando- se despidió con un movimiento de cabeza mientras salia por la puerta.

Giré sobre los talones y me dirigí al armario de puertas con pintura desgastada. Excelente, pensé al ver al fondo del armario unas bailarinas negras a las que nunca les habia dado uso. Me puse un simple vestido por la rodilla de media manga de terciopelo rojo casi negro ceñido que llevaba un cinturon fino de cuero negro con el escudo de los voulturi en plata al centro.

Abrí la puerta y un ligero aire fresco con olor a naturaleza llegó a mi nariz. Recorrí los pasillos mirando indiferente de vez en cuando las paredes llenas de cuadros de marcos de oro. Tras bajar escaleras y escaleras, ascensores y mas escaleras hasta no quedar ningun atisbo de sol bajo tantas capas de tierra, me planté frente a la demasiado decorada puerta. Con miedo a lo que me deparaba detras de esa puerta, coloque indecisa la mano sobre el picaporte de la enorme puerta. Frio.

Derrepente la puerta se abrió de golpe empujandome el fondo del pasillo, a unos treinta metros de mi antigua posicion. La fuerza con la que la habian abierto habia sido sobrehumana, sin duda.

Mi cabeza se golpeó contra la pared dejando a su espalda un sonido sordo. Mi vista se habia nublado y ahora lo veia todo en blanco y negro.

- Isabella! - gritó alguien mi nombre, Demitri. La puerta abierta se veia asomado a Aro preocupado.

Cuando el palido rostro me zarandeo de los hombros con aspecto preocupado y miré a unos profundos ojos rojos brillantes, lo unico de color en esa marea gris, no habia preocupacion, solo una cosa.