Miércoles
Es mañana, es mañana, es mañana, es mañana...!!!!
No podia dejar de pensar en aquello que tanto me aterraba. Lo habia estado preparando y organizando en todo momento, esperandolo, pero era ahora la hora de la verdad. La idea de escaparme de los Vulturis ya no me parecia tan atractiva, todo, absolutamente todo, podia salir mal. Pero, que iba a hacer? Quien sabe cuantos siglos tendria que esperar para la proxima vez que ocurriera algo asi... Eran las ocho de la tarde y no paraba de ir de un lado a otro en la habitación. El dia anterior Cayo al llegar me había dejado dos tunicas -mas bien caperuzas con capa hasta los pies- de terciopelo, una rojo sangre demasiado llamativa entre lo que iba a ser una marea de capas negras, y una de terciopelo negro para pasar desapercibida, por si las moscas. Bien Bella, hay que prepararse.
La capa roja tenía una especie de bolsillo secreto por la parte de dentro, donde podria guardar algunas cosas de valor. Salí de la habitacion, y una vez en la habitacioncita del gimnasio, cogí el mono negro protector que parecia una segunda piel y el frasco de perfume neutralizador. De mi cuarto tomé poco, solo el cuaderno en el que tenia dibujos de todo lo que me gustaba de Forks, uno que dibujé en mi ultimo dia de instituto. No iba a necesitar mucho mas.
Me metí en la ducha con el agua caliente para que me relajara. Mientras me lavaba el pelo -que se notaba mas corto- pensé que sería buena idea ir a una farmacia a comprar aspirinas, yo sabía perfectamente que los cambios de temperatura, la humedad y el frio no me iban nada bien. El mundo exterior, ugh.
Cogí del viejo armario un vestido suelto de media manga negro -ya sabeis, para variar- , unas medias negras que eran transparentes y unos tacones -bonitos, tengo que admitir- rompe tobillos, un abrigo negro de terciopelo hasta las rodillas y en el fondo del armario encontré un bolso negro de cuero. De la comoda saqué una cartera con la tarjeta de credito que utilizaba antes de irme de los vulturis.
Guera hacía muchisimo mas frio que el que se calaba por los muros del Palacio, pero era reconfortante salir un poco, aunque agobiante a la vez. Habia estado tantisimo tiemo encerrada bajo tierra que ya no recordaba como era la vida en el exterior. Las calles estaban iluminadas, pero no tan animadas como cuando era verano, el aire de esa noche me inspiraba problemas. El frió me era peligroso. Toqué mi muñeca derecha donde me habia puesto el colgante de la hermandad dandole unas vueltas a la cadena negra, solo por seguridad. Entré en una farmacia no muy alejada y fue como si aquel olor caracteristico me diera una bofetada, aparte de que una dependienta estaba un poco alterada quejandose en voz alta en un rapido italiano.
- ho-hola? -dije intentando que alguien me hiciera caso. De la habitacion detras del mostrador salió un chico de unos 27 años bastante guapo. Me recordó a Edward.
- Yo puedo atenderte -dijo sonriendome.
- Vale, solo queria unos relajantes...
- Muy bien, estos? -dijo enseñandome una cajita con un nombre muy raro. Yo no entendia de estas cosas.
- Eh... S-si, estoy podria valer -dije frunciendole el ceño.
- Algo mas? -negué con la cabeza y saqué la tarjeta de credito.- Efectivo o en tarjeta?
Sin responder le dí la tarjeta y noté todo lo que me temblaba la mano por los nervios. Realmente los relajantes me vendrian bien.
- Eres de por aqui? -dijo el joven agradablemente.
- S-no... -dije rapidamente y me alzó una ceja.- No, no soy de aqui.
- Una pena, te hubiera invitado a cenar... -dijo cogiendo un aparatito.- Nombre?
- Isabella, Vulturi -dije sintiendo un escalofrio.
- Muy bien Isabella, aqui tiene -dijo dandome la cajita y la tarjeta. Las guardé y me fui hacia la puerta.- Espero volverte a ver!
- Si, claro... -dije entre dientes pisando la calle helada.
Observé maravillada como mi abrigo negro se iba cubriendo por pequeñas motas blancas, si no corría me iba a quedar congelada. Para mi sorpresa, al llegar a la recepcion del palacio me encontré a Fredrich recogiendo su capa negra del mostredor y se sorprendió de verme, al igual que yo del calor que hacia alli dentro.
- Hola Fredrich -dije mientras me quitaba los tacones rompe tovillos y me quedaba descalza. No pensaba bajar las estrechas escaleras con esas cosas.
En silencio bajé las escaleras sabiendo que los tenía detras, ya que era tan silencioso que casi ni se notaba. Pasé por el pasillito central, giré delante de las puertas del salón de los tronos para bajar las escaleras, pero algo me llamó la atencion. Le hice una señal a Fredrich para que se callara y pegué la espalda a la pared de la sala.
- Alguna ultima peticion, Eider?- fruncí el ceño al escuchar nombrar Aro a Eider, y me esperé lo peor.
- Arded en el infierno.
Derepente se escuchó un crujido metalico y me asomé a la puerta, mi corazon saliendose del pecho. Diferentes trozos de mi amiga estaban esparcidos por el suelo de marmol, la mirada de Cayo clavados en ellos y Aro satisfecho. Me entró una arcada y justo en el momento en el que iba a gritar alguiens me tapó la boca y me empujó fuera de la visión de los Vulturis.
Eider. Muerta. Muerta. Muerta. Muerta.
Lagrimas nacian y morian en mis ojos a un ritmo vertiginoso. Sentí que me desmayaba y mi mundo se separaba de mis pies.
Desperté en mi habitación mirando fijamente al techo con los ojos muy abiertos, esperando haber despertado de una horible pesadilla. Pero cuando vi a Fredrich sentado en una butaca de mi habitacion con los codos sobre las piernas agarrandose la cabeza ese pensamiento se disipó, dando lugar a una mas frio aun si cabe. Una menos.
Me agarré las rodillas de lado poniendome en pocision fetal. No puede ser....
Fredrich se acercó a mi y tumbandose a mi lado sin decir nada me abrazó. Cubrí mi cara en su hombro y lloré... y grité... y maldecí hasta quedarme sin fuerzas para sufrir.
Ella misma lo habia dicho alguna vez. Cuando la vida te quita algo importante, es porque te va a dar algo mejor. Y un cuerno. Recordé sus ultimas frases... No le tengas piedad a esos que nunca la tendrian contigo... Eh de decir que la vida humana esta sobre valorada, para que buscan en todo momento, si lo que tienen que hacer es vivirla?... Jmmm, lo de los Vulturis es relativo dependiendo el punto de vista de quien lo mira. Matan a muchos clanes, cosa que es mala, pero hay gente que le coje tanto odio que los acabaran matando, cosa que es buena...
Ni un ultimo consejo me habia dado, ni una ultima teoria disparatada. Sobrevive, hubiera dicho ella. En esos momentos el dolor que sentía en mi cabeza era tan que faltan palabras en un diccionario para describir tanto sufrimiento. Me separé del lado de Frddrich ya que me estaba congelando, ella hubiera querido que siguiera adelante, que viviera, aunque solo fuera por estar en el regocijo de que no habian conseguido matarme. Miré el reloj y vi que iba a amanecer dentro de una hora y media, debia prepararme.
- Debo irme ya, la guardia nos reune antes Aro para algunas explicaciones, te veo alli dentro de media hora -y se fué.
Me metí dentro del mono protector que era tan ajustado que se sentía como una segunda piel. Me puse encima un pantalón negro, una camiseta entrenegra y roja que era muy calentita por dentro y las botas militares negras bien atadas. Me coloqué la capa negra que utilizaria como forro y por ultimo la capa de terciopelo rojo brillante. Color sangre, pensé al colocarmela sobre la cabeza. Mirandome por ultima vez en un espejo metí la mano en el bolsillo secreto, donde metí unas gomas para el pelo, la tarjeta de credito de los Vulturis por si acaso y las pastillas. Apagué la luz de la habitación sintiendo una lagrima caer, iba a echar de menos la familiaridad de este lugar. Corrí por los frios y oscuros, estrechisimos pasillos de la guardia que daban hacia una puerta al exterior, tras la muralla justo a veinticinco metros de la orilla del bosque. Con un golpé de hombro sintiendome arder la herida abrí la puerta para enfrentarme a lo iremediable.
El destino.
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Eres extraña (Edward y Bella)
FanfictionEx-vulturi, con dones poderosos y el reto en mente de encontrar a aquel extraño vampiro, Bella huye de los Vulturis para encontrar a Carlisle. Su historia de va despejando en el camino, así como va conociendo gente que la marcará. Habrá sido Bella s...