Dad To My Dreams ➵Phan

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La verdad Dan no se sintió completamente deprimido cuando le dijeron eso. Aún así, ¿Qué le iba a decir?, ¿Con qué propósito? No se entendía ni al mismo.

Decidió que no se quedarían a comerse el helado ahí y mejor se fueran casa para poder estár tranquilos y poder seguir con la tarea de la niñera.

—¿Por qué preguntaste por ese chico, papi?

—Solo tenía curiosidad de como estaba, eso es todo.

—¿De cómo estaba?, ¿Le pasó algo? —Preguntó el pequeño con preocupación.

—Ojalá que no.

Llegaron a su casa, esa tarde no hubo nada diferente a lo usual. El pequeño hizo su tarea y jugó con su consola. Y Dan, bueno el estaba cada vez con más estrés con cada minuto que pasaba. Seguía sin tener éxito en la búsqueda, le gusta estár con su pequeño, pero tampoco puede dejar tanto tiempo el trabajo, todos los días hay juntas, llamadas, papeleo, de todo.

Un día de estos le va a explotar la cabeza.

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—¿Hoy también iremos por helados?

—No seas tramposo, fuimos dos días seguidos.

—¡Pero me encanta el helado!

—A mi también, pero no es bueno que comas tanto.

—¿Entonces porque todos los días desayunamos cereal?

—No me cuestiones, Howell.

Se quedaron unos momentos en silencio.

—¿Papá?

—¿Si?

—¿No iremos hoy por helado porque el chico amable ya no trabaja ahí?

—Ehh, no.

—¿No es por esa razón o si no iremos por eso?

—¿Por qué haces tantas preguntas? —Se puso nervioso—. Eres muy curioso.

—Soy un niño.

—Touché.

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Hoy tampoco Dan estuvo satisfecho, siempre eran adolescentes que solo buscaban una casa grande para terminar haciendo una fiesta ilegal. ¿Es que nadie piensa en los niños?

Tocaron la puerta de su oficina.

—¿Es importante?

—Un café y una dona siempre son importantes, señor Howell.

—Pasa.

Cat entró y en sus manos tenía lo mencionado, un café y una bolsa de donas.

—Pensé que tal vez le gustaría esto ahora.

—Gracias —Sonrió—. Tenía ganas de esto hace... —Su alarma sonó—. Rayos, tengo que irme, ¿Te molesta si lo dejo aquí para mañana?

—Oh —Bajó la mirada—. Por supuesto que no, yo entiendo, señor.

—Perfecto —Tomó sus cosas y salió—. Hasta mañana.

—Si... Hasta mañana, señor —¿Por qué tiene que ser tan tímida y amable?

Dan iba saliendo del edificio con todas sus cosas en las manos. Una pequeña brisa de aire hizo que uno de los papeles que traía se le volara, al momento de agacharse a recogerlo chocó con alguien que también iba a hacer lo mismo.

—Lo siento —Le dijo la persona—. Solo quería ayudarlo.

—Si, no hay... —Levantó la vista y no lo podía creer—. ...de que. ¿Phil?

—Oh, ¡Hola! —Le sonrió el mencionado—. Lo siento, yo no sé su nombre.

—Puedes llamarme Dan —Bajó la vista a los brazos de Phil y vió que traía varias carpetas consigo—. ¿Para que tanto papeleo?

—Oh, eso —Ahora el estaba viendo sus carpetas—. Son currículos y notas, estoy buscando empleo.

—¿Y qué pasó con la heladería? —Dan ya se sentía un acosador con cada pregunta.

—Me despidieron —Bajó la mirada a sus zapatos.

—¿Y eso?

—Pues... —El celular de Dan sonó indicando un mensaje.

—Perdona —Revisó su celular, era la maestra de su pequeño preguntando porque aún no llegaba—. Rayos, olvidé a Colin.

—¿El pequeño que iba con usted el otro día? —Dan asintió—. Lo siento, no debí preguntar. Es que el era tan adorable cuando lo conocí.

A Dan se le ocurrió la mejor de las locuras.

—¿Te gustan los niños?

—Yo creo que los niños gustan de mi —Rió, "¿Quién no?" Pensó Dan—. Honestamente creo que se me dan bien, menos los bebés, siempre que cargo uno llorá.

—Interesante —Dan lo inspeccionó—. Y dices que estás buscando trabajo.

—Eso dije —Sonrió—. ¿Por?

A veces tienes que jugártela o no tendrás los resultados que quieres.

—¿Te gustaría ser el niñero de mi hijo?

Phil abrió los ojos sorprendido por la propuesta de el hombre que acababa de conocer.

—Yo... No lo sé.

—Vámos —Insistió—. Te agradó mi hijo y tu le agradaste, además te daré una buena pa... —Phil puso una mano en su hombro.

—Me convenciste con lo de que le agradé, Dan.

Dan sonrió ahora.

—Comienzas justo ahora.