Todo empezó en una tienda

Capítulo 9

Martes

-Hija, ya se te hizo tarde!- Gritó mi mamá desde la sala.
-Ya voy!- Respondí mientras bajaba las escaleras.
-Daniel llamó preocupado preguntando si estabas bien.
-Qué le dijiste?
-Que sí.
-Okay, así déjalo mamá. Luego hablaré con él.
Salí corriendo de mi casa en dirección al centro.
Llegué a las 11:10 quitándome la bufanda que traía puesta mientras unas gotas de sudor caían de mi frente.
James estaba esperándome afuera de mi aula, así que no pude evitar pasar por donde él estaba.
-Rebecca, necesito hablar contigo.
-Ya van a empezar a dar la actividad de hoy, deberías irte a tu salón.- Le dije mientras lo veía fríamente a los ojos.
Finalmente se rindió y se fue, pero eso no calmó mi inquietud. Fue peor cuando entré al salón y la mayoría estaba viéndome.
-No tienen una vida en donde meter sus narices? Dejen de verla!- Exclamó Camila mientras se paraba y los veía feo a todos.
Inmediatamente volvieron a lo suyo.
Caminé hacia ella y me señaló un lugar atrás del suyo.
-Gracias.- Le susurré mientras le daba un abrazo.
-No agradezcas, todo por mi amiga.- Me dijo mientras tomaba asiento.
Me senté atrás de Camila e intenté poner la mayor atención posible a lo que nos estaban pidiendo.
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Lo más difícil de todo hasta el momento había sido evitar a James, porque me lo encontraba por cada lugar en donde yo estaba.
-Te sientes bien?- Me preguntó Camila.
-Sí, no me ha afectado mucho lo de James.- Respondí mientras dejaba los materiales en el escritorio.
-No me refiero solo a eso, me refiero en general.
-En general supongo que sí me siento bien.- Dije mientras hacía un breve resumen mental de lo que había ocurrido en estos días.
No era para tanto drama, así que no pensaba complicarme la existencia haciendo los problemas más grandes de lo que eran en realidad.
-Rebecca, me tengo que ir. Mi mamá quedó en pasar por mí en 5 minutos y sino me ve afuera me mata.
-Claro! No te preocupes.- Dije mientras le daba un abrazo.
-Cuídate.
-Tú también.
Camila salió del salón corriendo y casi choca con un profesor.
Salí un poco agotada y con planes de irme a mi casa a dormir un rato, pero una llamada arruinó mis planes.
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-Hola?
-Señorita...
-Rebecca, siento mucho no haberle dado mi nombre ayer.
-No se preocupe, yo tampoco me presenté. Soy el señor Guillermo.
-Mucho gusto, señor Guillermo.
-Bueno, basta de presentaciones. Necesito ahora mismo una mesera y solo hay dos! Esto es una total locura!
-Ahorita mismo voy, no se preocupe.- Respondí antes de colgar y caminar lo más rápido que podía para allá.
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Cuando llegué a la fonda, me di cuenta de la razón del estrés del señor Guillermo.
La mayoría de las mesas estaban ocupadas y no había forma de que dos meseras atendieran solas a todos.
-Ahí estás! Rebecca, lo único que tienes que hacer es preguntar que van a querer, estar al pendiente de lo que necesiten e ir por la cuenta cuando te la pidan.- Me dijo una chica de cabello negro que se veía calmada, hasta cierto punto, claro.
-Tu uniforme está en el baño para empleados, ve rápido.- Me dijo la otra chica señalándome una puerta en la cocina.
Me dirigí corriendo al baño que la chica me indicó. Esto había pasado tan rápido que la verdad no había pensado en que estaba nerviosa de atender gente.
-Muy bien, Rebecca. Concéntrate.- Me dije mientras veía mi reflejo en el espejo del baño.
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Sentía que estaba muriendo, no había comido y ver tanta comida había sido lo más cruel.
-Rebecca, ven conmigo.- Me dijo el señor Guillermo.
Lo seguí a su oficina después de dejar mi uniforme en una silla afuera.
-5 días a la semana de 3 a 7 como inicio, aceptas o no?
-Claro que sí, muchas gracias por la oportunidad.
Nos estrechamos la mano y me acompañó a la salida de la fonda.
-Nos vemos mañana, Rebecca.
-Hasta mañana, señor Guillermo.- Le respondí con una sonrisa.
Pensaba tomar algún taxi o una micro, pero a estas horas seguía habiendo mucha gente y era algo fastidioso.
Así que mi segunda opción era caminar hasta la casa.
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Iba caminando por el parque y me acordé del día que me reencontré con James. No podía creer que hubiera hecho lo que hizo, no lo creía capaz.
Tal vez hablar con él no hubiera sido mala idea, tenía mis dudas de lo que pasó.
-Hola! No pensé encontrarte por aquí!
Volteé para ver de quién se trataba porque no podía reconocer la voz.
-Mike?
-No me reconoces? Me he hecho más encantador?
-No te reconocí porque llevaba tiempo que no te veía. De lo otro sin comentarios.
-Eres cruel, sabes?
-Me lo has dicho desde que te conozco.
Empezamos a caminar por el parque mientras me contaba de cómo le estaba yendo, cuando de repente vi a Daniel escondiéndose detrás de un puesto. Cuando vio que noté su presencia de echó a correr.
-Estas bien? Te noto un poco preocupada.
-La verdad es que no, acabo de ver a Daniel y eso no me tiene muy tranquila.
-Pero no andabas con James? Por qué no ha hecho nada al respecto?
-Es un poco larga la historia, pero el punto es que terminamos.
-Así ya de plano?
-Creo que sí, la verdad es que no he tenido ganas de hablar lo que pasó con él.
-En mi opinión vas bien, tómate tu tiempo. Sólo no tomes más del necesario.
-Claro.- Le respondí mientras pateaba una piedra pequeña que había en el suelo.
-Quieres algo? Al parecer hay una feria pasando el parque.
-Se me antojó una crepa.- Le dije mientras recordaba la última vez que había comido una.
-Entonces vamos.
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-Son las 11 de la noche, ya me había preocupado.
-Por qué?
-No me avisaste que ibas a llegar tan tarde!
-Lo siento, me encontré con Mike en el parque cuando venia de regreso.- Le respondí mientras sacaba un yogurt del refri.
-Y cómo te ha ido? No hemos tenido tiempo de hablar en estos días y sigo sin saber bien lo que te ha pasado.
-Pues...Por dónde comienzo?
-Puedes comenzar por el viernes.- Me recomendó antes de pararse por su agua para té.
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Llegué muriéndome de sueño al cuarto, definitivamente mañana no quería despertarme temprano.
-No olvides que no le has limpiado la arena al gato!- Me gritó mi mamá desde la sala.- Yo te recomiendo que lo hagas ahorita para que mañana no te agarren las prisas!
Tuve que posponer mi sueño por unos minutos más, pero mi recompensa fue que el gato no estuvo enojado conmigo por dejarlo tan abandonado.
Antes de acostarme noté que Yuliette me había estado llamando y no me había dado cuenta.
La verdad es que no había usado el celular desde antes de ir a la fonda.
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-Cómo has estado?
-Bien y tú?
-Bien. Oye, Daniel me dijo que te vio como a las 9 en el parque. Qué estabas haciendo ahí a esas horas?
-Nada interesante. Iba caminando a mi casa y me encontré con Mike en el camino.
-Pero no se supone que salías del curso a las 2:30?
-Conseguí trabajo en una fonda. Saldré a las 7 de trabajar y hoy por la cantidad de gente que había salí a las 8.
-Oh, entiendo. Oye...Tengo que preguntarte algo.
-De qué se trata?
-Qué has pensado respecto a lo de James? Si van a intentarlo de nuevo o no?
-No he hablado con él, pero no creo que regresemos a menos que haya una explicación lógica para lo que ocurrió.
-Digo esto porque no quiero que juegues con los sentimientos de mi hermano, él en verdad te quiere. Y el otro día creo que te dejé muy claro que aunque seas mi mejor amiga no permitiría eso, espero que me entiendas.
-No sé por qué motivo piensas eso, pero no jugaría con sus sentimientos...Aunque yo no estoy muy segura de sus sentimientos hacia mí.
-Él me lo dijo, no creo que mienta en esos aspectos.
-Mira, lamento decir esto pero tu hermano me da desconfianza en ciertas cosas y ésta es una de ellas.
-Creo que esta plática no nos llevará a nada. Adiós.
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Dicho esto me colgó.
Estuve un rato pensando en lo que sucedió y no entendí en qué parte la regué tanto como para que se enojara así. Yo solo dije lo que pensaba de su hermano.
El gato se bajó de la cama y estuvo un rato acostado en el piso.
-Celeste, ven.- Le susurré mientras movía mis uñas en la colcha para llamar su atención.
Cuando por fin se dignó a subirse a la cama, yo ya estaba durmiendo y ni me enteré.