Como un ángel

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Isabela nerviosa sudaba a chorros, su corazón palpitaba más de lo común, ver a su padre frente a ella, la llenaba de alegría, pero todo su sentir fue absurdo, no pudo decirle que ella era su hija, solo pudo exclamarle la respuesta a su orden.

-¡Disculpe señor! Me necesita para algo.

-Claro Isabela, Zulema me comento lo sucedido el día de ayer con Verónica, es por eso que quiero pedirte una disculpa, en esta casa nadie merece ser tratado así, todos somos iguales y más tú, desde el primer momento que comenzaste a trabajar aquí te guarde mucho afecto por que tú eres como una hija, ¡la hija que un día tuve!

Un escalofrió abundo a Isabela, entre pensamientos saltaba emocionada, quería abrazarlo, contarle lo mucho que lo había necesitado, pero nuevamente no pudo.

De pronto se escuchó el portazo del despacho e interrumpió Ángela.

-¿Sigues con eso Pedro? La hija que un día tuviste está muerta, ¡esta no es más que una simple criada!

-¿Mamá, mi padre solo hizo una expresión? Primero Verónica y ahora tú.-interrumpió Zulema-

-Tú cállate, que a comparación de tu hermana ella es más talentosa y bonita, ella ha logrado colocarse en las mejores casas de modas...

-¡Sí! si mamá siempre me lo dices y me haces menos ¿eso quieres escuchar? Todo el tiempo me haces creer que soy poca cosa e insignificante y si te lo he aguantado es porque te quiero, porque eres mi madre

-¡yo también te quiero!

-¡No! tu no me quieres, aprovechas la menor oportunidad para humillarme.

-¡Las dos cállense!- interrumpió Pedro- Ángela no le hables así a ninguna de las dos, ¿ya sabes lo que hizo Verónica? el día de ayer insulto a Isabela.

-Pues Verónica tendrá sus razones, ¡es más yo me largo! No soporto que le des más credibilidad a ella que a mí.

-Isabela una disculpa más, te puedes retirar hoy tienes el día libre.

Isabela con la impotencia de no expresar lo que sentía por el señor Pedro (Ahora su padre) salió triste de aquel lugar.

Por otra parte Ángela estaba hecha trizas, pues bien sabía que si su marido Pedro se enteraba de la identidad de Isabela, perdería cariño, atención y sobre todo y lo que consideraba más importante "el dinero" pues compartiría gran parte del testamento con ella.

-¡No puedo imaginarla en esta casa, mi marido la trataría como si fuera una princesa! ¡Su princesa!

En ese momento bajo al sótano y como loca vacío las cajas llenas de polvo que se guardaban, busco una de madera, la abrió...

-¡Aquí está, con esta pistola me voy a deshacer de ti, Pedro! ¡Oh tal vez de ti Isabela!

Ángela estaba decidida a continuar con ese odio absurdo y enfermizo, que tanto daño podía causar, tomo el arma y la guardo en su bolso.

Zulema llevo a pasear a Isabela al parque para que se distrajera un poco.

-¿Verdad que este parque es muy lindo?

-Si- respondió como si no le importara.

-Isabela ya no estés tristes no me gusta verte así.

En ese momento paso Filiberto el gran amigo de Erick, emocionado se acercaba poco a poco a ellas.

-¡Hay no! es él y viene para acá.

-¿Quién Zulema?

-¡No! ¡NO! no voltees, es Filiberto, se puede decir que es mi gran amor platónico.

Mi princesa: Un sueño de amor (Historia Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora