Frente al pasado

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  Capítulo 11. Tatiana camino por el filo de la alberca en busca de Pascual, pero repentinamente al dar la vuelta choco con un joven quien venía de espaldas tratando de alcanzar un disco que había lanzado uno de sus compañeros, esto provoco que cayera con gran fuerza dentro de la piscina, con mucho pánico Tatiana manoteaba y gritaba desesperada.
-¡auxilio! -¡auxilio!
Aquel joven se lanzó a la piscina, se sumergió entre las aguas, la tomo con delicadeza entre sus brazos y pudo ponerla a salvo.
-¿Estas bien?
Tatiana tosió y escupió el agua que había tragado.
-¡Tonto! Casi muero por tu culpa.
-Discúlpame, realmente no te vi, pero ahora créeme que jamás olvidare un rostro tan bonito como el tuyo.
-¡Y ahora bájame, y no te vuelvas a cruzar en mi camino!
Aquel joven de nombre Rodrigo siguió su paso al igual que Tatiana quien furiosa llego hasta el bar donde se encontraba Pascual.
-¡Vámonos! Casi muero en la alberca y tú aquí.
-Discúlpame Tatiana, no sé qué me pasa hoy.
Durante el trayecto hacia la mansión, Tatiana y Pascual permanecieron en total silencio, se despidieron fríamente y ella enojada camino hacia su recamara.
Mientras tanto en la Casa grande Ángela, Verónica y Zulema estaban por llegar, pero justo al entrar a la casa, el gran comedor de madera las esperaba, al igual que un gran banquete, de las escaleras decencia Pedro muy arreglado, pareciera que estaba completamente recuperado, con sus manos cargaba un baúl. Ángela sorprendida argumentaba:
-¿Qué está pasando en esta casa? Se supone que tú estás enfermo y que deberías estar en cama, ahorita deberías de estar dormido.
Con una gran sonrisa en los labios Pedro respondió.
-No Ángela, si estaba en cama, y en ese estado ¡es porque tú me lo provocabas! Pero ahora no quiero hablar de eso, así que por favor les pido que se arreglen, que trataremos un asunto muy importante en esta casa.
Ángela, Verónica y Zulema hicieron caso a Pedro, sin embargo en Ángela había algo que aún no la convencía, mientras peinaba su cabellera la angustia la mataba por dentro.
-¿Y si ya sabe que yo atente contra él? ¡No! eso jamás, ni la misma policía saben que yo fui.
-¿Entonces, es el testamento? ¡No! eso jamás, el me prometió que no lo haría.
Su mente hacia deducciones, tantas preguntas, tantas respuestas. No tardo en vestirse y rápidamente bajo, en ese mismo momento Zulema y Verónica se encontraban en la misma situación.
-¿Qué crees que nos diga mi padre?
-¡No se Verónica! Mejor acomódame este vestido y ayúdame con mi pelo.
La casa mostraba un silencio angustioso, las velas del arreglo de mesa parpadeaban tranquilamente, A un lado de la mesa se encontraba pedro y a su frente Ángela, sus miradas se encontraban retadoras, sin cruzar ninguna palabra estuvieron por unos segundos, hasta que Verónica y Zulema rompieron ese extraño silencio.
-Listo papá nos hemos arreglado para ti.
-¡Gracias hijas! Las dos lucen muy hermosas, ahora por favor tomen asiento.
Pedro con la imperiosa necesidad se levantó de la silla, tomo el baúl lo abrió y saco una fotografía.
-Querida familia, los he convocado a esta reunión, porque hay un pasado, un pasado que hoy está de vuelta...
El inocente comentario de Pedro, puso sobre aviso a Ángela, de algo que definitivamente estaba fuera de su control, pero él seguía emocionado con su discurso.
-Como ustedes saben en mi pasado tuve una hija la cual todos creíamos que estaba muerta, pero no es así ella vive...
Un escalofrió se hacía presente en Ángela, pues sabía que la verdad que se prometió jamás sacar a la luz, hoy estaría a flote, Un sonido proveniente de unas zapatillas cada vez más se acercaba a la mesa, de las escaleras bajaba Isabela quien estaba irreconocible, su maquillaje, su vestido, su peinado la hacían lucir verdaderamente hermosa.
La mirada que Ángela le dirigía era tan intensa, por fin Isabela estaba cara a cara enfrentando el pasado. Ella sostenía la mirada; mientras que tenía la curiosidad por saber lo que pensaba en ese momento.
El señor Pedro también le sostenía la mirada largo rato. Sus ojos eran de un verde brillante, con un halo dorado alrededor del iris emocionado comento.
-Esa hija es Isabela, mi hija, mi princesa.
Verónica notó un nudo en el estómago y pensó que iba a vomitar. Los brazos y las piernas no la sostenían, el odio tan fuerte se presentaba en ella, al pensar en que Isabela le quitaría todo.
Ángela Pasaba las manos sobre la superficie de la mesa, extendió su mano con fuerza hasta tomar y apretar la copa que contenía una dulce cidra, desato su rabia contra de ella hasta hacerla mil pedazos, mientras la sangre escurría por entre sus dedos. El pánico se apoderó de ella, esta vez sin que lo pudiera controlar se quedó callada observando a Isabela.
Zulema parecía ser la única estar contenta pues no disimulo su alegría, su hermosa sonrisa al escuchar los argumentos de su padre la llenaban de gozo, pues ahora sabría que Isabela formaría parte de la familia, y ella estaba dispuesta a aceptarla y mostrarle afecto.
Isabela temblando se acercó a la mesa en especial a su padre, quien la recibía con un cálido abrazo.
-A partir de hoy Isabela será parte de la familia, el trato que se le dará será diferente, ella estará a la cabeza de esta casa, quiero que la consienten y que le den lo mucho que a ella le hiso falta.
Sin embargo Ángela no acepto pues no deseaba tener el más mínimo contacto con ella.
-¡Eso sí que no! ¡Qué horror, Yo mezclarme con ella jamás! no tiene clase, modales. ¡MÍRALA PEDRO MUY APENAS PUEDE CAMINAR CON ESAS ZAPATILLAS!
-¡No te permitiré que le hables así Ángela! Desde hace tiempo ya no vivimos bien, si no te parece estás en tu derecho de irte.
Para Ángela no había otra opción y por única vez, no había de otra que acatar las nuevas reglas, Verónica trato de protestar pero su madre la obligo a callar.
-¡Bienvenida a tu casa hija! Ahora más que nunca te demostrare que no estás sola y contaras con el apoyo de nosotros, ¡tu familia!
Esa noche la luna brillo como nunca, el cielo cubierto de estrellas iluminaban el interior de Isabela, pareciera que por fin el destino la estaba recompensando al lado de su padre.
En la mansión de los Castillo Bustamante, Tatiana enfrentaba una discusión con su madre.
-Últimamente te he dejado muy abandonada, en estos días, la profesora Rita me ha hablado de tu estado académico en el colegio, me ha platicado de tus bajas calificaciones.
-¡Pero mamá! He dado lo mejor de mí- argumentaba Tatiana
-Lo se hija, pero esta vez, creo que alguien te ha provocado distracciones, ¿si sabes a quien me refiero?
-Si mamá, a Pascual
-Te vi bailando con él, supuse que era tu novio, y veo que no me he equivocado.
Tatiana se queda pensativa.
-Si mamá es mi novio, y lo amo, lo amo tanto que me he entregado, hicimos el amor.
Un extraño silencio entre ellas abunda, el cual es roto repentinamente por Tatiana.
-Te lo cuento, porque te necesito mamá, quiero que entre nosotras no existan secretos, y que haya más comunicación.
Catalina de Castillo se levanta y después pierde por un instante la calma, abofetea a Tatiana, la sacude con violencia.
-¡ahora mismo te vas a tu cuarto! No vas a salir, y en cuanto a él. Quiero que dejes de verlo.
Tatiana es encerrada "a piedra y lodo" comienza a llorar y a gritar reprochándole a su mamá su falta de cariño, comunicación, comprensión y amor. A quien para Catalina de Castillo es inútil, esta vez tiene un objetivo claro con su hija.
-¡Él se va a alejar de ti, porque si no lo hace se arrepentirá! Repetía constantemente mientras se dirigía a su recamara.
Tatiana lloraba incontrolable, en segundos una roca rompía uno de sus cristales, apresurada limpio las lágrimas de sus mejillas, asomándose de la ventana.
-¡Hey soy yo Ana! No tengo buen tino ¿verdad? ¿Rompí tu ventana?
-¡Si tonta!
-¡jajá! Lo siento fue idea de Tom, así que ¡arréglate que nos vamos al antro! Pero apúrate que Tom nos espera en el auto de su padre en la siguiente cuadra.
Tatiana se vistió, se maquillo y aquella tristeza que la evadía minutos antes había desapareció, aprovecho el momento y se escapó de su casa como si fuera una bandida, al llegar al antro las luces del lugar y la música aturdían, era un lugar lujoso donde acudían jóvenes de apellidos distinguidos.
Ana y Tom comienzan a bailar, Tatiana se dirige por una bebida, ella solo quería embriagarse para olvidarse de las penas de su madre, en el mismo lugar se encontraba Pascual y Dallana, pues ese lugar habían escogido para su cita pendiente.
- Creo entender los motivos de tu enojo. Y déjame decirte que últimamente he pasado por momentos desagradables, te necesito más que nunca Pascual- con una voz quebrantable Dallana hacía mención a Cualo.
- Como ha pasado el tiempo, ¿no? Ahora solo puedo ofrecerte mi amistad, alguien ya ha llenado ese vacío que dejaste.
- Pascual... No quiero perderte, yo aún te amo.
-Yo ya no, y no quiero acerté daño es mejor que nuevamente te alejes de mí.
- No Pascual. Jamás haría eso. Solo te pido que no te encierres en tu orgullo.
-Tienes que hacerlo, y nuestra plática hasta aquí termina.
Pascual se levantó de aquel lugar, pero Dallana lo detuvo.
- ¡no te vayas! Antes quiero probar de nuevo tus labios, Quiero comprobar si es verdad que tú ya no sientes nada.
Dallana lo abrazo y profundamente emocionada y con los ojos llenos de lágrimas, lo beso.
Justo en el momento en que Dallana acariciaba con un apasionado beso los labios de este, Tatiana presenciaba esa escena, por sus venas corrió un escalofrió que la inundo de dolor, su corazón hecho trizas sangraba al ver a Pascual con otra chica, Pascual sintió su presencia y quedo al descubierto.
-¡Tatiana mi amor, esto no es lo que imaginas!   

Mi princesa: Un sueño de amor (Historia Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora