Isabela frente a su Padre.

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  Capítulo 10. Después de días de arduo trabajo, el cansancio agobiaba a Isabela
-¡por fin termine! Deducía llena de dicha.
Al tratar de buscar a Ángela, pudo darse cuenta que habían salido de la casa, de pronto una enorme ilusión encendía en su corazón.
-¡tengo que aprovechar que no hay nadie, tengo que ver a mi padre!
Isabela subió las escaleras, despacio se dirigió hacia el cuarto donde estaba su padre, al estar su mano en la manilla de la puerta, podía sentir como su corazón latía tan fuerte que incluso pareciera salirse, fue tan grande su conmoción que en menos de segundos abrió la puerta y ahí estaba el Señor Pedro recostado quien al verla no pudo contener las lágrimas.
-¿Isabela, eres tú?
-Sí, sí señor, soy yo
-Pasa, te he estado esperando todos estos días desde mi traslado del sanatorio pero ¿Por qué esas lagrimas?
Isabela corrió consternada y esta vez no pudo más, el llanto la inundo, así como tampoco pudo resistir el abrazarlo.
-¡por favor! ¡No llores más Isabela!
-¡Perdóneme señor pero no puedo! ¡Permítame quedarme a su lado y decirle esto que siento!
Pedro no resistió más, de sus ojos se desprendían dos lágrimas que recorrían su rostro así como un fuerte escalofrió que corría tras su piel, el llamado de sangre lo hacía sentir y recordar el afecto de su difunta esposa Luisa, así como el calor de la hija que perdió y que cuando nació cargo por primera vez en sus brazos.
-En seguida un silencio abundaba y resultaba profundamente conmovedor, Isabela logro contenerse y comento.
-Señor Pedro he descubierto una cosa, algo que nos coincide a los dos.
-Dime Isabela, dime que es eso que tienes que decirme, necesito que reafirmes mis confusiones y sospechas.
De pronto sus miradas se encontraban, Isabela tomaba con mucho cariño la mano del señor Pedro, mientras le llegaban recuerdos de cuando vio por primera vez a su hija.
-Isabela estos recuerdos, esto es tan extraño...
-No, no es extraño, los ojos y el alma jamás se equivocan, los recuerdos que tiene son reales, Mi madre Luisa, usted y yo ¡Alguna vez estuvimos juntos! Como la familia feliz y unida que éramos.
Los secretos y miedos salían a flote, verdaderamente conmovido la tomo de la barbilla y la miro a los ojos.
-¿Quieres decir que lo que escuche mientras me intervenían en ese sanatorio es verdad? ¡Tú eres mi hija! La hija que me arrancaron de mi lado y a la que busque por muchos años (el llanto llego a su alma) ¿Eres tú?
-Si soy yo, soy yo ¡PAPÁ!
El escuchar la palabra papá proveniente de su dulce voz, lo lleno de esperanza, cariño, afecto y sobre todo un amor, ese amor de familia el cual ya hacía tiempo que él no sentía.
Isabela saco la medalla de su bolsa.
-Mira papá esta medalla la he tenido desde que nací.
Tembloroso de las manos la tomo y se la puso a Isabela.
-Si hija esa medalla yo y tu madre te la pusimos al nacer y sabes, no existe ninguna duda, tú eres mi hija, ¡MI HIJA! Desde que te vi la primera vez sentí algo tan especial.
Un fuerte abrazo alimento sus almas, las llamas de sus corazones nuevamente renacía de entre las cenizas que el odio y el tiempo había consumido.
-¡TÚ ERES MI HIJA, TU ERES MI PRINCESA!
-y tú eres mi padre, el que siempre soñé, ¡me siento tan orgullosa de saber que eres tú!
Y esa mañana Isabela conto con cada detalle su niñez a su padre, le hablo de su tía Cristina y de todo lo que la había llevado a estar ahí, ocultándole el trato tan desconsiderado y humillante que recibía en esa casa.
Mientras que para unos era emoción para Catalina de Castillo no lo era pues aún seguía en la cama, no soportaba la idea de ver en crisis la empresa de repente sonó su teléfono celular.
-¡Bueno! ¿Quién habla?
-Buenas tardes señora, soy la profesora Rita, le marco del Colegio, para comentarle acerca de la situación académica de su hija Tatiana Castillo Bustamante, últimamente no ha entrado a clases y su rendimiento académico ha disminuido al grado de reprobar algunas materias, necesitamos que se presente al plantel en calidad de urgencia.
-¡gracias! Por ponerme al tanto, mañana me presento al colegio.
-Si señora Catalina, Hasta luego.
Catalina furiosa saco sus propias conclusiones y dedujo.
-¡Es su novio el que esta ocasionando esto, esa niña me va a escuchar!
En el colegio suena la chicharra, todos los jóvenes felices bajan por la gran escalera, Tatiana, Tom y Ana parecen felices bromeando comienzan a empujarse uno con el otro.
-¡YA! Cuéntanos ¿qué paso con Cualo y tú en la fiesta pasada?
-¡hay no! como crees que te voy a contar Ana.
-Solo espero que lo hayan hecho con protección- agrega Tom.
-¡hay! Ya no hablen de eso que me ponen roja, solo les puedo asegurar que fue la mejor noche.
- y mira ¿ya viste quien te espera?
-¡ah! Es el, ¡nos vemos mañana chicos!
-¡Hay par de tortolos! Creo que yo y tu Tom, "nos quedaremos a vestir santos"- agregaba Ana.
Los amigos sonríen y siguen su paso por una de las calles, mientras que Tatiana llena de besos a Cualo.
-Mi bonita, y ¿está lista para ir a nadar?
-Claro que si mi Tontito, si recibí tu mensaje y mi traje de baño espera en la mochila.
-¡Entonces vámonos!
Se asoma el sol, alto y cálido, por entre las ramas de un árbol frondoso, campos que enverdecen y grandes piscinas acompañan el lugar, Un poco más abajo, las líneas blancas del campo de tenis resplandecen rectas bajo el sol, el fondo de la piscina esta lista para recibir a los jóvenes que abundan entre el balneario.
-¡Llegamos! Espero y sepas nadar porque en cuanto me ponga mi traje de baño te daré un buen chapuzón.
-¡hay no Cualo! Te juro que le tengo un pánico horrible a la piscina.
- ¡está bien! Aunque no te me escaparas yo te enseñare a nadar.
Pascual deja sola a Tatiana mientras él toma una mochila y se dirige a los vestidores. Al salir deja descubierto su torso atlético, vestía un short azul con hojas azules, camina hacia la barra de uno de los bares ordenando a uno de los bármanes.
-¡Dos limonadas por favor!
De pronto una chica con un traje de baño morado cubriendo sus piernas con un velo rosa, pelo negro y lacio, ojos brillantes que encendían al verlo, poco a poco se fue acercando hasta llegar a él y tocarle el hombro por detrás.
-¡Pascual! ¿Eres tú?
Él se dio la vuelta, al escuchar su nombre proveniente de aquella hermosa chica, mientras ella aparecía frente a sus ojos, él se quedaba helado y de una sola pieza.
-¡Dallana! ¿Qué haces aquí?
Aquella linda chica era más y menos que su ex, durante un año atrás habían salido, mantenían una relación estable hasta que un día ella desapareció sin darle una explicación.
-¡Woow! Sigues guapísimo, y pues solo vine a distraerme con unas amigas ¿y, tú?
El volverla a ver hacia que su corazón se paralizara y confundido comenzó a reprocharle sus acciones que hasta ese momento eran parte del pasado.
-¿Por qué te fuiste? Me hiciste mucho daño al marcharte, te busque durante largos meses.
Dallana agacho el rostro, por sus ojos brotaron unas lágrimas, el no pudo resistir a abrazarla.
-¡Perdóname! Pascual, mi padre no quería que me atrasara en mis estudios, y al verme tan enamorada me obligo a dejarte, él no quería que tuviera distracciones.
-Te dejo porque supiste mi origen verdad.
-¡No pascual, no es eso! Y sabes, he sido una tonta al huir de ti todo este tiempo, tú y yo tenemos que hablar, anota mi número y te espero mañana por la tarde en el antro donde solíamos reunirnos.
Dallana salió del lugar y Pascual se quedó un rato más, por su mente pasaba la confusión y la sorpresa, mientras Tatiana seguía a su espera en la piscina.
-¡ya se tardó bastante!
Tatiana camino por el filo de la alberca en busca de Pascual, pero repentinamente al dar la vuelta choco con un joven quien venía de espaldas tratando de alcanzar un disco que había lanzado uno de sus compañeros, esto provoco que cayera con gran fuerza dentro de la piscina, con mucho pánico Tatiana manoteaba y gritaba desesperada.
-¡auxilio! -¡auxilio!
Aquel joven se lanzó a la piscina, se sumergió entre las aguas, la tomo con delicadeza entre sus brazos y pudo ponerla a salvo.  

Mi princesa: Un sueño de amor (Historia Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora