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Las nubes estaban tan oscuras y cargadas de agua que parecía que no iba a parar de llover en un rato, con viento frío de otoño anunciando la llegada del invierno que iba a venir más temprano ese año a Busan. Daniel tenía que apresurarse, la lluvia había disminuido su fuerza un poco, pero iba a volverse otra vez fuerte y su casa estaba a más de 10 cuadras todavía. Se aferró a su sombrilla y salió de aquella frutería para seguir su camino, rezando a Dios que lo protegiera y lo llevara con bien.

A dos cuadras de su casa cuando iba pasando por un callejón para ahorrar camino y dejar de mojarse tanto, por que ya tenia la mitad de su pantalón gris, sus zapatos y medias empapados. Escuchó un ruido de unas cajas, pensado que era un gato desamparado se acercó rápido para darle abrigo al gatito oculto bajo a docenas de cajas mojadas; quitó algunas y lo que descubrió casi lo hizo caer al piso mojado.

Un demonio... Un chico demonio herido entre la basura de las cajas, pálido por el frío próximo a una hipotermia, no sabia si los demonios sufrían de aquello. Pudo saber que era un demonio por los cuernos pequeños que salían de su cabeza y no se podían ocultar bajo su cabello mojado. Era guapo, eso era normal entre los demonios y lo sabia, hasta le pareció curioso los tres lunares en su mejilla que lo hacían ver algo inofensivo... Los demonios no eran inofensivos.

Se debatió por unos segundos si ayudarlo, era un hijo del mismo satanás y probablemente había causado muchos problemas y le traería muchos a él, lo pensó; sin embargo, recordó una de las enseñanzas del señor "Has el bien, sin mirar a quien", no podía juzgar al demonio, solo por ser un demonio. Tal vez era uno bueno, aunque nunca había escuchado de uno bueno. Por fin se decidió y sin importar mojar su uniforme lo saco entre las cajas y lo cargó hasta su casa. Agradeciendo al cielo que sus padres no estuvieran en casa y subió el demonio a su cuarto donde lo acostó en su cama para ir por el botiquín de primeros auxilios, curó sus heridas con delicadeza y quito aquellas ropas mojadas negras para ponerle una camisa suya y unos pantalones deportivos para después enrollarlo en las sábanas.

Se quedó durante 30 minutos mirando a su cama al demonio y dándose cuenta de lo que había hecho, trató de ignorar que era un demonio y se fue a secar el desastre de agua que había dejado en su casa al llevar al demonio a su cuarto lo más rápido posible y luego quitarse su uniforme, meterlo a la lavadora, para darse un buen baño con agua caliente.

Salió del baño y se colocó unos boxers negros mientras buscaba su conjunto deportivo negro favorito con un versículo del apóstol Juan en el pecho, todo iba bien hasta estaba a punto de agarrar el conjunto deportivo cuando sintió una lengua pasando por su cuello y una mano en su pecho y la otra en su paquete.

Daniel saltó de inmediato sacándose las manos de encima y pegándose a su closet. Vió la mirada de aquel demonio encima de él mientras pasaba su lengua por sus labios, lo miraba con gula y con una gran sonrisa en la boca. Tal vez fue malo ayudar al demonio.

— Alabado sea Satanás, que me trajó este Salvador a mis brazos. Dejame agradecerte a mi manera — Dijó mientras se acercaba y Daniel sin medio puso una mano en el pecho del demonio deteniendo su avance.

— No, Aquí en estas casa no se acepta que alaben al rey demonio. Fuera de mi cuarto — Dijó fuerte y serio. Aquello le había molestado.

El demonio con un toque sutil agarro la mano del humano y le dio una mirada sutil pero llena de lujaria. La mano de Daniel apretó la camisa que cargaba el demonio y muy fácilmente arrastraba al demonio fuera de su cuarto.

— Alto, alto.... ¿Cómo es que no funciona mi belleza jodíamente sexy?—  preguntó confundido el demonio

— Tu no has visto un día de retiro espiritual para jóvenes, pasar todo el día hablando de las maravillas del señor si es hermoso y una belleza — No había caído en los encantos del demonio.

— ¡Ay no! Un puritano mojigato. Siempre pasa esto, los que tiene buena verga y son mi tipo, le maman el webo a la biblia — se quejó el demonio mientras se aferraba al marco de la puerta.

— ¡Oye! Nada de groserías. Fuera no quiero pecadores en mi casa — jalaba con fuerza las piernas del demonio, iba a dar un tiro fuerte hasta que sintió que no sostenía nada. Era un demonio con la habilidad de ser intangible, para pasar las paredes y hacer maldades. Daniel se fue hacia atrás por la fuerza y casi se iba a caer por las escaleras que estaban cerca de la puerta de su cuarto hasta que una mano sostuvo su muñeca.

— No se me vaya a caer — el demonio lo había ayudado.

Daniel se quedó por unos segundos procesando aquello, los demonios no ayudaban a nadie más que a ellos y eso podría significar un pequeño acto de bondad que hasta era mucho para ellos.

— Tu me ayudaste —señaló las escaleras y no se lo podía creer.

—Si, tampoco es que te iba a dejar rodar por las escaleras... Daddy — Dijó con su sonrisa de burla.

— Todavia hay luz para ti, arrepiente de tus pecados de la lujuria — habló feliz el humano y entró para buscar su biblia y su rosario.

— Pero lujuria es mi mamá y pereza es mi papá. Son muy malos demonios — Dijó orgulloso de eso. — a mi me gusta follar, pero si es por ti tal vez me encante ser follado. También los seis meses de flojera son brutales. — explicó con emoción. — por cierto mi nombre es Ong Seongwoo, me gusta el sexo, los robos, sadomasoquismo, cosplay y a veces le entro al daddy kind.

— Bueno parece que tendré que tomar medidas extremas contigo.....

Media hora después Seongwoo estaba amarrado a la cama de Daniel con cuerdas mojadas con agua bendita que le ardía como si tuviera su piel pegada a una olla caliente, mientras Daniel recitaba sus pasajes de la biblia favoritos. Para Seongwoo eso era una tortura diabolica, ya que el humano seguía en ropa interior y no se había dado cuenta, jodíamente sexy y hacia torturas diabolicas.... Totalmente Su tipo.

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Ya que termine Kang Daddy comienzo otra ronda. Si son sensibles en estos temas religiosos no lo lean plz

Hands On Me»»» OngNiel (Wanna One)#KPOPAWARDSWATTPAD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora