-¿Nos vamos? -pregunto Adrien.
-Claro -contestó Marinette.
Ambos salían de clases. Cuando bajaban las escaleras del recinto vieron pasar una furgoneta con un símbolo un poco raro, pero ninguno le dio importancia.
Dos personas se bajaron de esta una vez paró. A los dos adolescentes le vendaron los ojos.-Adrien, quita tus manos de mis ojos
-Yo no tengo tus ojos tapados
Los dos eran arrastrados hasta el auto y les subieron. Nada más subir, la venda que cubría sus ojos fue retirada.
-¿Quiénes sois vosotros?¡Quiero bajar! ¡Cuándo baje iré a poner una denuncia! ¡Voy a llamar a la policía ahora mismo!
El rubio la miraba disimuladamente.
-Tranquila niña. Somos de la organización Miraculous y lo único que queremos es ayudaros -explicó una chica pelirroja.
-Ahora mismo vuestros familiares y amigos corren un grave peligro -continuó un chico de ojos verdes y pelo oscuro-. Habéis desatado un poder muy grande
-¿Qué poder? Yo no sé nada -dijo Adrien muy nervioso.
-Está poder -Plagg junto sus manos y el campo de fuerza apareció.
-¿Cómo sabemos que podemos confiar en vosotros? -preguntó la azabache alzando una ceja.
-Porque nosotros...
-No hace falta que nos respondáis. Mi amiga está muy nerviosa y dice cosas incoherentes
-No pasa nada. Debéis confiar en nosotros
-Adrien quiero que sepas -empezó la azabache- ¡Qué no estoy nerviosa!
-¿Ella no es tu novia?
El oji-verde negó rápidamente.
-Es muy insoportab...
-Llegamos
-¿A dónde? -cuestionó Adrien
-A la base
🤓🤓🤓
-A ver si me he enterado -dijo Marinette negando levemente con la cabeza-. Papillon quiere nuestro poder para destruir a la organización Miraculous...
El Maestro Fu asintió.
-Y nos tenéis que entrenar en menos de tres semanas... -prosiguió Adrien.
-Exacto
-¿Y nuestro poder es muy fuerte?
-Demasiado
Hubo un breve silencio hasta que el anciano lo rompió.
-¿Aceptáis?
-Yo sí -dijo el oji-verde.
-Pero, ¿tú estás loco Adrien?
-No, la loca vas a ser tú si no aceptas sabiendo que la vida de tus amigos y familiares más cercanos está en peligro
-¿Yo?
-Si, tú. Eres muy cabezota
-Tú también lo eres y yo no digo nada