Los días transcurrían lentamente, tanto para Marinette como para Adrien y justamente hoy era su último día de clases.
Marinette no le había hablado en los dos últimos días a Alya.-Muy bien clase, ahora daré paso a la entrega de notas, bla, bla, bla... -eso fue todo lo que escuchó Marinette hasta que la señorita Bustier la llamó para ir a recoger sus notas.
Como siempre todo sobresaliente.
Marinette quería irse a casa lo antes posible, estaba pensando en mañana.-Princesa, ¿tú estás segura de que quieres ir mañana? Sabes que todavía podemos esperar un poco más
-Adrien si que lo he pensado y estoy segura
-Mari, tenemos todo el verano por delante
-Ya lo sé y es por eso por lo que quiero ir mañana, para disfrutar de todos los días al lado de las personas que más quiero sin tenerme que preocupar por nada. Mientras Papillon siga suelto nuestra familia y amigos corren peligro
-Lo sé, lo sé, pero podemos esperar unos días. Primero debemos entrenarnos bien
-Yo creo que estamos bien entrenados
-Por favor princesa deja de ser cabezota, ¿vale? Una semana
-¿Una semana? ¿Qué quieres decir con eso?
-Una semana para entrenarnos y poder derrotar a André más fácil
-Está bien -dijo algo frustrada.
-Te veo en el parque a las ocho y vente con chándal -dijo el rubio y le dio un beso en la mejilla a modo de despedida-. Te amo. Hasta luego
-Hasta luego rubio
🤓🤓🤓
-Hola mamá -respiro un poco el aroma que había en la cocina de la panadería-. Huele de maravilla, ¿qué estás cocinando?
-Bizcocho de vainilla -contestó Sabine.
-¿Y papá? -preguntó la azabache con curiosidad, pues casi siempre estaba con su madre.
-Está arriba cogiendo harina, porque se nos ha acabado
-Ok. Voy a mi habitación y así le saludo -empezó a subir las escaleras y las volvió a bajar-. Se me olvidaba decirte que he quedado con Adrien a las ocho
-Está bien hija
Marinette hizo todo lo dicho y nada más subir a su habitación se puso a buscar algo.
Unas horas después la habitación de la franco-china estaba bastante desordenada: ropa tirada por el suelo y la cama, muchos papeles desordenados en su escritorio y ella estaba sentada en una silla desesperada por no encontrar lo que estaba buscando.
Un rato después se levantó y fue a buscar debajo de su cama.
Ahí estaba esa pequeña caja rosa con puntos blancos, no esperó ni un minuto más, la abrió, cogió su diario y empezó a escribir algo en el.
Hace pocos años que había dejado de escribir, bueno para ser más exactos desde que dejó de hablase con Adrien.
Ya había acabo y ahora se disponía a leer el resto de páginas que estaban llenas de letras y palabras.🤓🤓🤓
Su reloj marcaba las ocho menos diez. Si no se daba prisa no iba a llegar.
Empezó a caminar más rápido y al doblar la esquina puedo ver a la azabache mirando hacia su dirección y saludándole con una enorme sonrisa.-Perdón por el retraso -dijo el rubio colocándose a su lado.
-No te preocupes. Solo han pasado dos minutos -Marinette dejo su bolsa de deporte en un banco-. Y yo acabo de llegar