4. Amenazas

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Stein

Su rostro tornó una mirada de sorpresa y desconfianza.
Por la respuesta que me dio no estaba seguro de si subestimaba sus habilidades o simplemente prefería ocultarlas.

Podía ver su alma con claridad.
Era peculiar, pero no dejaba de ser el alma de una humana al fin y al cabo.
Presentaba una personalidad segura y precavida, insinuante, creativa... Y extrañamente alegre.
Estaba claro que no podía mostrar una personalidad definida en la situación en la que se encontraba, y frente a alguien que no conoce, pero me pareció extraño.

Personalidad a parte, su alma era bastante poderosa para ser una alumna todavía.
No llegaba a ser tan poderosa como un profesor, pero en comparación con el resto de alumnos...

A través de analizar las almas no se puede definir a alguien como maestro o arma, eso se define en combate.
Yo la vi pelear contra aquel chaval, transformaba sus brazos en hojas de guadaña, como claramente un arma haría.

Sin embargo, pude ver la expresión que pusieron sus ojos cuando dije que podría vencerme fácilmente.
Me estaba analizando.
Exactamente como yo hacía con ella. Estaba prácticamente seguro de que pudo observar mi alma, y si los rumores eran ciertos...

-Tendré que hablar con Shinigami-sama.- Pensé.

Giré mi tornillo centrando mis pensamientos en la forma en la que se comportaba.
Ella me dirigió una mirada atónita.

No era un mal sujeto de experimentos.
Sin embargo, no era tonta.
Se mostraba reservada al desconocer mis intenciones, y con razón, puesto que ni siquiera yo conocía mis intenciones.
Simplemente algo me incitaba a seguir hablando con ella.

No me había dado cuenta de que un silencio se había instalado entre los dos. Preferí ser claro.

-No es necesario que me mientas.
Sé que desconoces mis intenciones, pero ya has visto mi alma. Si hubiese querido hacerte algo, simplemente ya lo hubiera hecho.

Dio un respingo, parecía haberse dado cuenta del peligro que corría.
A partir de la actitud que tomase en ese momento podría hacerme ligeramente a la idea de como lidiar con ella, o si acaso tenía algo especial.

Si tomase una posición victimista perdería toda posible credibilidad, a menos que fuera una simple faceta para analizarme a mí, rebatiendo mi experimento.

Reí por lo bajo, ella lentamente posó la taza de té en la mesa y me miró.

-¿Dónde estoy?- Sonreí

-Vaya, veo que tienes las prioridades claras- Solté una carcajada y evadí su pregunta, para ver como reaccionaba.
Si le hacía un cumplido podría adivinar si tenía algún tipo de faceta vanidosa, o alguna debilidad referente al tema. -Me encanta tu pelo, ¿Sabes? no todas las chicas se atreven a cortárselo tanto. 

-¿Dónde estoy?- Volvió a repetir lentamente, haciendo hincapié en cada una de las sílabas.

-En mi casa.

-No jodas, ¿Enserio? - Respondió sarcásticamente. ¿Estaba empezando a cabrearla, o sólo trataba de mostrar su autoridad?

-¿Qué te hace pensar que voy a responderte?

-Pues porque estás en desventaja.
Y no me refiero a la desventaja física- Dio un sorbo a su taza de té y continuó. -Me has traído hasta aquí en contra de mi voluntad, y aunque estuviera inconsciente, sin mi consentimiento eso cuenta como secuestro.
Has manipulado mi cuerpo, y aunque solo fuera para curarlo, sumado a los cumpliditos que me sueltas, podría tomarse perfectamente como acoso sexual. 
Invasión de la privacidad de un menor, gravemente penada por la ley. Y tranquilo, porque en el caso de que me provocaras una incapacidad lo suficientemente dolorosa como para impedirme escapar, me negaría a comer cualquier tipo de alimento por tu parte, con la excusa de que pudiera contener cualquier tipo de droga. Terminaría muriendo de hambre, y dime, ¿Qué harías con el cadáver? Aunque te pudieras librar de él, el Shibushen acabaría por preocuparse de todas mis faltas de asistencia y me buscarían. 

《Cóseme por dentro》Stein [Soul Eater] /Vulpex/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora