9. Un susurro

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-¿Sabes lo que es la sangre negra?

Buru

Le miré negando con la cabeza, sin tener ni idea de a qué se refería.

Stein entreabrió sus labios para explicarse, cuando otra ráfaga de viento nos embistió.

Esta vez, la fuerte brisa se coló por debajo de mi vestido.

Stein

El viento hizo que a Buru se le cayese mi bata, que llevaba encima de los hombros.
Pero además, levantó la falda de su fino vestido.

No pude evitar sobresaltarme.

Aparté la vista rápidamente, y de reojo vi como Buru a la velocidad de la luz se agachó a dejar el pajarito en el suelo, y a ponerse de nuevo mi bata, esta vez metiendo los brazos en las mangas (que por cierto, le quedaban grandes).

Cuando volví a verla de frente, tenía un sonrojo sobre las mejillas.

-E-Ehhm... -Ella carrapeó un poco

-Tranquila, no he visto nada...

-Entonces porqué estás sonrojado?

Me toqué la cara sorprendido, como si pudiese comprobar que lo estaba.

Técnicamente no debía alterarme, ya había visto a Buru en ropa interior aquella vez que la pillé saliendo de la ducha, y a ella tampoco le importó.

Pero este momento estaba siendo muy íntimo, los dos estábamos nerviosos.

Reaccioné y le comenté:

-Será mejor que volvamos dentro, nos va a coger el frío.

- No era que no tenías frío?

Alcé una ceja, dando a entender que no lo decía por mí.

-Vale vale, pero tengo que recoger el violín, tendrás que coger tú al pajarito.

Buru se dio la vuelta a recoger el violín mientras yo acurrucaba al cansado pájaro entre mis manos.
A mitad de camino, Buru se acordó de algo y se sobresaltó.

Buru

-¡Espera! Creo que será mejor que yo lleve al pajarito.

-¿Le has cogido cariño? - Se burló de mí

-¡No! ¡Lo digo por el bien del propio pájaro! Si lo diseccionas no podré hacer nada por salvarlo.

-Hmm... No lo había pensado... Es muy tentador, una especie poco común aquí y que no puede hacer nada por huir- Una luz se reflejó en las gafas de Stein, que había puesto esa mirada de científico loco.

Fui directa en su dirección para arrebatarle al pájaro de las manos, pero tropecé con el mismo tablón que pisó Stein hacía un rato, y casi me caigo.

-Al final creo que el pájaro está más a salvo en mis manos que en las tuyas.

-Touché.

Terminamos volviendo dentro de casa, y trasladamos al pajarito a la biblioteca, cerca de la chimenea.

Stein empezó a curarle el ala (Yo insistí, pero como no tenía ni idea de medicina Stein no se fió y no me dejó).

Mientras tanto, recordé que en un armario de la cocina había un montón de semillas, que provenían de hace tiempo, cuando el jardín todavía era verde.
Me escabullí y fui directa a la cocina.

Cuando Stein terminó, el pajarito parecía estar mejor.
Le llevé unas pocas semillas de diferentes especies, para ver cual le gustaba más.

Él no se negó a comer ninguna y empezó a picotearlas poco a poco.

《Cóseme por dentro》Stein [Soul Eater] /Vulpex/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora