15. Zapatos

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Buru

Llevo varios días entrenando muy duro.
Desde que hablé con Shinigami-sama, el objetivo que me había planteado era vencer al científico cuya actitud me atormentaba.
Solo quedaba una clase de práctica, así que me lo jugaba a todo o nada.

Tampoco me hacía falta más tiempo.
Solo una certera y útil oportunidad.

Era un día inspirado. Un día de esos, en los que me levanto poco habladora, en los que sé perfectamente lo que tengo que hacer y como hacerlo. En los que es más fácil tomar decisiones.

Una brisa fresca se sacudía a mi alrededor.
Escuchaba el agradable ruido que hacían mis botas al chocar contra el suelo a cada paso que daba. Advertían y aplaudían mi llegada.

En otras circunstancias, se hubiera despertado en mí un ligero sentimiento de inquietud.
Hubiera dejado escapar una sonrisa traviesa, y en mis ojos habría brillado la ilusión de ver lo que depararía aquel impredecible día.

Pero no dejé escapar nada.
Lo tenía todo controlado.
Con una mirada opaca, avanzaba por los pasillos sin tener gran interés en plantearme nada más allá de lo que me había estado carcomiendo aquellos días.

Mis sentimientos me habían confundido hasta tal punto, que había decidido anularlos por completo.
No dejaba de recibir información contradictoria.

Por un lado, me ardía el pecho cada vez que pensaba en las hirientes palabras que me había dedicado aquel estúpido doctor.
Me dolía el orgullo hasta tal punto, que haría lo que fuera para vengarme de aquella manera tan vil de ridiculizarme.

Por otro, una pequeña parte de mí, que me había esforzado en acallar, tenía la lejana esperanza de que Shinigami-sama tuviese razón, y que no hubiera sido el Stein que conocía el que me había herido.

Después pensaba que en tal caso, no tenía sentido que no se hubiera disculpado, o preocupado por mí.
Seguía dando clase tranquilamente.
Así que llegué a la conclusión de que verdaderamente había sido sincero en su discurso, y no se arrepentía de lo dicho.

Fuera como fuese, darle tantas vueltas me mareaba.
La parte de mí que dolía, y necesitaba vengar su orgullo, terminó por prevalecer ante la pequeña e ingenua esperanza.

El timbre sonó, y los alumnos que revoloteaban allí cerca se fueron a sus respectivas clases.

Con mi mochila colgada al hombro, seguí avanzando con destino al casillero del pasillo que me correspondía.

Pero una figura que se encontraba frente a mí me detuvo.

Vacilamos unos segundos, hasta que él tomó la iniciativa en hablar.

-Así que has venido, ¿eh?

No hubo ningún tipo de respuesta por mi parte.
El siguió tratando de tirar del hilo.

-Maka me comentó que estabas faltando a clase...

-No creo que Maka te comente nada- Dije con sequedad.

El pelirrojo hizo un gesto emulando que le habían apuñalado, y con una mueca dolorosa y echándole humor, respondió:

-Me has pillado ¿eh... ?

-...

El hombre suspiró.

-En realidad, fue Stein el que me lo dijo.

Aquello fue la gota que colmó el vaso.

Ya había oído suficiente.
Aún encima de haberme pisoteado, aquel bastardo se regozijaba de su victoria.

《Cóseme por dentro》Stein [Soul Eater] /Vulpex/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora