Capítulo 11

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No sé que ocurre. Tengo miedo. El baño, el baño... nos han encerrado y han soltado un gas. ¡Dios mio!; es como cuando lo del instituto. ¡Me siguen!. ¿Pero y ese método de espío en el aeropuerto? ¡A través de un espejo!. No, no puede ser cierto; eso ya estaba de antes. ¡Pero nos han encerrado!. Estoy segura de que era por mí; que querían atraparme. He sido lista, me suponía que algo iba a pasar. Lo que si es cierto, que cada vez que hacen algo vigilan por algún lado; en este caso ha sido un espejo. Entonces... ¡Todo! ¡todo!. Vigilan por todos lados; hay que pillarles el mecanismo. Si... solo tengo que ser lista para encontrar los puntos débiles... Lo del espejo, no lo sabía con certeza; simplemente suponí que tenían que estar viéndonos por algún lado. Aún así, aunque los haya burlado de nuevo, tengo miedo. Querían dormirnos con el gas... Dormir, dormir, dormir, dormir, dormi, dorm, dor....

       Tina despierta y se dá cuenta de que se ha quedado dormida en uno de los asientos del aeropuerto. Se palpa la espalda y se alivia al comprobar que lleva puesta la mochilita. La abre y comprueba si está el pasaporte y el DNI. No los encuentra. Rebusca en el fondo, sin éxito. Abre todos los bolsillos de la mochila y comienza a ponerse nerviosa; en el pasaporte tenía metido dentro el billete de avión. Vuelve a mirar en el bolsillo principal, rebuscándo. Se asusta, no los tiene encima. Se levanta de un golpe y empieza a andar sin rumbo, nerviosa. Las piernas le tiemblan y mete las manos en los bolsillos para comprobar si están ahí por casualidad. Tampoco. Gira la cabeza hacia el asiento donde estuvo ella; y después observa a la gente próxima a los asientos.

     ¡Mis datos!. ¡Joder!. Que me los han quitado. Estoy segura de ello. ¿Tanto he dormido?. Si solo han sido como quince minutos. ¡No tenía que haber cerrado los ojos!. Esque soy estúpida. ¡Que me los han robado! ¿Pero para que cojones quieren mi pasaporte?. ¿Que hago?. Pero... si me los han quitado, podría haberme avisado alguien. ¿Pero como no me he dado cuenta?. ¡Que es imposible!.

      Nerviosa, camina otra vez hacia donde estaba sentada. La gente la mira por la palidez que lleva en la cara; está blanca como la nieve. Su corazón va a mil. Se acerca y se sienta. Intenta pensar. Mira en el respaldo del asiento y en los lados. Nada. Desesperada, agacha la cabeza sobre las manos, mirando al suelo. Una lágrima brota de sus ojos; y después otra. Cae al suelo y Tina ve la trayectoria que ha hecho. Se limpia un poco el rostro con la manga y justo cuando lo hace se dá cuenta que en el suelo hay algo. Respira profundamente y puede comprobar que debajo de su asiento hay un folio. Blanco. Lo recoge y lo observa. Entonces le dá la vuelta y se le acelera aún más el corazón. En él pone en la superficie derecha su nombre en mayúsculas. Cierra los ojos; sabe lo que va a venir. Respira hondo e intenta tranquilizarse. Está claro que es para ella. Abre los ojos y mira al centro del papel sin leer las palabras escritas. Cuenta hasta tres nerviosa y comienza a leer para ella: Ding dong las campanas del reloj. Tienes poco tiempo, tu avión sale en cuestión de una hora. Yo que tu intentaría encontrar mis cosas. Ding dong las campanas del reloj. Prueba buscándo en la tienda de regalos que tienes al lado. En la zona de perfumería.

Postdata: Soy aliado tuyo.

     Tina, asustada; vuelve a leer las últimas palabras. Rápida como el aire se levanta y guarda el papel en el bolsillo del pantalón. Se dirige a la tienda de regalos, tal y como dice en el papel. Hay demasiada gente mirando. Entra dentro, y el dependiente se le queda mirando a los ojos. Después, con la vista aún clavada en ella le hace una señal de aprobación con la cabeza. Tina se pone aún más nerviosa. Es guapo, tiene una barbilla de tres días, alto, delgado y con ojos verdes. Tina tiene que reconocer que le llama la atención. Desvía la mirada y se centra en lo que tiene que hacer. Camina hacia la zona de perfumería. Le viene un olor fuerte a la mezcla de todas ellas juntas. A vainilla. A colonia de hombre... Empieza a mirar en los estantes y mira las colonias. Lacoste, play boy, shakira... Sigue caminando y entonces se para en una en la que tiene una nota pegada con celo de color amarillo. La colonia es de chica, claro. "Amor Amor". En la nota pone: Pasala por caja, soy el dependiente.

Tiempo de miedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora