Capítulo 14

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Elena está relajada en el agua, nadando de vez en cuando. Está fría pero le relaja el cuerpo al sentirla. Unas burbujitas se hacen presentes alrededor de ella; y Elena extrañada se pone un poco tensa. Algo le hace cosquillitas en el pie y en ese instante su corazón dá un vuelco, mira hacia sus pies y no ve nada; una inmensa oscuridad por la profundidad. Se tranquiliza y vuelve a relajarse por unos minutos, pero dura poco, porque Elena siente un mordisco en el pie que hace sobresaltarla. Mira a su alrededor en el agua, sigue sin ver nada. Nerviosa, en ese instante grita de dolor al sentir un mordisco; como si le estuvieran pinchando varias agujas a la vez en la pierna izquierda. Al echar la vista al agua, visualiza una pequeña cantidad de sangre que intenta elevarse por encima del agua. Elena, asustada nada hacia la orilla con rapidez, por miedo a lo que pueda haber allí dentro. Cuando sale, ve un hilo de sangre en su pierna, y el dedo gordo del pie solo un poco morado. Extrañada, se fija en el agua una vez allí, en busca de algún animal. Al rato, empieza a sentir mucho frío, no tiene ropas que ponerse, ya que amanecieron Clara y ella desnudas totalmente.

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¡Son pirañas! Está lleno. Y están a mi alrededor, me sienten, me esperan, losé. Van a devorarme. Ese pececuelo que tengo delante de mis ojos es el que menos me gusta, la más grande y arrugada, puedo ver sus dientes. ¡Dan asco!. Se está acercando a la bolsa. Acaba de rozarla, me está mirando.

    La piraña, la más grande, vuelve a acercarse, pero esta vez va con la boca abierta. Muerde la bolsa y empieza a alatear de un lado para otro como loca, con los dientes aún sobre ella. El resto empieza a acercarse también, pero no lentas como la primera, sino violentas y rápidas, produciendo golpes en la bolsa que hacen sonidos al chocar. Hacen lo mismo, abren su infierno de boca y comienzan a morderla. Hay muchas, demasidas, y casi no entran todas para morderla.

     Van a romperla. ¡Dios mio!. No veo otra cosa que pirañas por todas partes, a escasos centímetros de mí. Estoy tenso y me dan miedo.

   CHST

    ¡Madre mia!. Ya han conseguido hacer un agujero del tamaño de un dedo. Está entrando agua. ¡Joder!.

     Las pirañas, golpean y muerden la bolsa con más fuerza y rápidez. Logran hacer más grande el agujero y entra agua con fuerza. El chico no sabe que hacer, dentro de poco la bolsa se inundará. Tiene que actuar. De pronto, él empieza a golpear con los puños en la parte de la abertura, con fuerza. Al hacerlo, nota tocar los cuerpos robustos de las pirañas y golpear a alguna. La sensación es asquerosa, y nota un olor extraño; a pez, un olor repugnante. Él, empieza a moverse con fuerza y golpear todo, con piernas y manos; haciendo que la bolsa se desplace por el agua. Acaba accediendo por tantos golpes entre las pirañas y sus patadas. Se acaba rompiendo por la parte de la abertura, y varias pirañas logran entrar dentro de la bolsa. Atacan con furia, mordiéndole, como locas. Una en el cuello, la otra en la pierna... Él grita de dolor, y en pocos segundos comienza a aparecer más sangre. Hecho ya a la idea de que posiblemente pueda morir, se arma de locura y empieza a golpear la bolsa brutalmente, moviéndose entero; agitándolo todo a su alrededor, incluidas las pirañas que se acaban volviendo locas dentro de la bolsa, y alguna que otra recibe algún puñetazo. El agua ha logrado casi llenar la bolsa entera y él sabe que pronto tendrá que recurrir al buceo.

    Un esfuerzo más. ¡Joder!. ¡Aggg que dolor!.

     El chico agarra la abertura con las dos manos, y haciendo más fuerza que nunca logra estirar el plástico hasta hacerlo más grande. Con vía de escape, se prepara; coge aire como puede e intenta salir de la bolsa por la abertura, con esfuerzo. Cuando logra salir, las pirañas como vampíros atraídos por sangre, nadan con rapidez hacia él, sin embargo este bucea hacia arriba, hacia la superficie. Las pirañas, trás el, logran morderle el pie y las piernas, y varias se quedan enganchadas a su piel, apretándo más y más los dientes, consumiéndo la carne del chico.

     Puedo. Ya veo el sol. ¡Joder, venga!. Aguanta un poco más Jonh, aguanta un poco más la respiración, ya casi estamos.

     Bucea con fuerza hacia arriba, no aguanta mucho más.

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    Elena, observa el agua, la ve rebuelta; y en pocos segundos ve aparecer en la superficie un cuerpo, un chico. Ella grita de terror y después esa zona se llena de la sangre del chico. Con un último esfuerzo, él logra nadar rápidamente hacia la orilla y arrastrarse hacia la tierra, herido; allí se queda echado. Elena, sin embargo mira asombrada y asustada; no puede dar crédito a lo que acaba de ver. Se acerca hacia el chico, flipando por lo que ha visto, y justo al llegar y verle la cara, esos ojos, Elena se desmaya allí mismo, al lado de él, por la cantidad de adrenalina generada en su cuerpo en tan poco tiempo...

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     Tina y Arianna permanecen quietas ante todo, preparadas para correr en caso extremo. Arianna está muy asustada y no es capaz de respirar bien, tampoco se puede estar quieta y le hace señas a Tina todo el tiempo, para que se vayan lo antes posible. La bestia, como pueden ver ellas, es peluda, tiene cuatro patas y es enorme, se asemeja a un lobo; pero la cara es rara, a traves de esa boca aguarda una terrible mandíbula, y esos ojos tan grandes y poderosos que tiene, fomentan respeto a todo aquel que se atreva a mirar. Se mantiene parada, a escasos metros de ellas, mirando en varias direccciones, observándo de donde pudo venir ese grito, el grito de Arianna. Tina pega su cuerpo contra el arbusto, y tiene pistola en mano, por si acaso; aunque sabe de sobra que una pístola no haría mucho a una bestia como esa. Agarra a Arianna del brazo y la empuja hacia ella, pegándola al arbusto, los más que pueden. Unos segundos después, a Tina se le ocurre nuntar un montón de vegetación. Se aparta del arbusto con sigilo, observándo a la bestia su reacción por si la viera. Poco a poco se va desplazando, y de un montón de hierba, empieza a arrancar varios trozos con rapidez y en silencio. Observa a la bestia, y justo en ese instante, sin saber por que, Tina se echa al suelo y se hace la muerta. Segundos después la bestia mira hacia ese lado y Tina contiene la respiración e intenta no mover ninguna parte de su cuerpo. Pasado un tiempo, Tina levanta la cabeza poco a poco y la bestia sigue allí; pero esta vez sentada, mirando a otro sitio. Con bastante hierba amontonada en sus brazos, que casi le tapa el cuerpo entero; se dirige hacia Arianna con sumo cuidado, intentándo ver por donde camina. Al dar unos pasas más suena un CRACK, y Tina maldice mil mierdas juntas, porque acaba de pisar una rama. Se queda quieta, sabe que la bestia la estará mirando, pero la gran cantidad de hierba cogida le ocupa toda la cara y el cuerpo, hasta la cintura. Cuando cree que es el momento apropiado, comienza a caminar con más cuidado. Está nerviosa y puede escuchar los gemidos de Arianna que se ha puesto a llorar hace poco. Al llegar, se arrima al arbusto lo más que puede y deja la hierba en el suelo, provocando una montañita. Tina se agacha, y obliga a Arianna a hacer lo mismo. Sentadas, ella coge todo el montón de hierba y comienza a ponerlo en sus pies  y en los de su compañera; así hasta estar cubiertas enteras, sin que se vea ninguna parte de su cuerpo. Permanecen quietas, ya que si se mueven un poco podría desacerse la montañita sobre ellas. Notan unos pasos acercándose, y Tina puede ver a través de alguna ramita una pata gigante a nada, a unos cinco metros delante de ellas. Se ponen las dos tensas y respiran lo más flojito que pueden. Parece que la idea está funcionando...

Tiempo de miedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora