Capítulo 12

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La gente se quita los cinturones a prisa y se levantan todos como locos; gritando y empujándose entre ellos. Tina mira por la ventana; sabe perfectamente que se encuentran en terreno desconocido y que allí está totalmente desprotegida. Una isla. Sí, en medio del océano.

   ¿Como cojones hemos llegado hasta aquí?. Es imposible. Para ir a París no tenemos que atravesar ningún mar, ni menos aún pasar por una isla. Esto es muy raro. Todo es muy raro. Todo me pasa a mí.

      La gente cogen sus pertenencias como pueden, solo algunas personas ya que la mayoría de los equipajes salieron volando de un lado para el otro por la velocidad de la caída. Por suerte, Tina tiene su mochila. Los pasajeros asustados tratan de tener comunicación con los teléfonos móviles; pero no hay cobertura. Están apartados del mundo. Tina empieza a asustarse más y se pregunta como saldrán de allí y lo peor de todo; ¿como un avión con destino a París pasa atravesando el mar? Si han salido desde Alemania. Es totalmente imposible. El avión se desaloja rápido por la multitud atemorizada. La tripulación no da ninguna explicación y el píloto no quiere salir de la cabina. Tina camina entre la multitud que aún queda; aunque van como locos, asustados. Hay tantas cosas en el suelo, desde cafés, bolsas de chucherías, bolsos debajo de asientos, algunos destrozados.

    Ha sido una de las peores experiencias que he tenido en mi vida. ¡Joder, estoy acojonada!. ¡Creía que ibamos a morir!. ¿Y mi madre, y mi familia?. ¿Como voy a contactar con ellos?. ¿Sabrán desde el aeropuerto que nuestro avión sufría fallos en un motor?. ¿Vendrán a por nosotros?. Ya estoy llegando a la puerta. ¡Tengo que parecer tranquila!. ¡La azafata que tengo delante no me da buena pinta!. Parece como si escondiera algo detrás de esa puta sonrisa falsa. ¡Cabrona!. Está alegre. Algo escondes hija perra. ¡Joder que nerviosa estoy!. Me tiemblan las piernas. ¿Y Yoel?. ¿Donde se ha metido?.

     Al salir, todo el mundo se concentra en un enorme círculo. Todos juntos. Tina, alza la vista y le da un mini infarto al corazón. ¡No puede ser!. Las mujeres que se quedaron encerradas en el baño del aeropuerto se encuentran allí. ¡Todas!; desperdigadas pero están allí todas. Observa un poco más desde la puerta del avión. Alguna cara le resulta familiar.

    ¿Que cojones es esto?. ¿En el mismo avión?. Demasiada coincidencia.

     Tina por fin sale, el sol le dá en toda la cara. Se encuentran en arena, aquello es una playa. Más a lo lejos puede ver el mar y las olas. Se esfuerza con la vista e intenta mirar al frente en busca de alguna tierra próxima. Nada. Solo el mar y ellos. Se dá la vuelta y puede comprobar que el avión por fuera no tiene daños. ¡Que raro!. Camina entre la arena. Hacía tiempo que no iba a la playa y la sensación era de emoción; podía ver las olas aunque por una parte, están en una isla y eso le asusta. La gente pide respuestas y algunos preguntan cuando saldrán de aquí y si vendrá alguien a buscarnos. Tina, sin embargo no presta atención a todo ello y lo único que quiere, es encontrar a Yoel. No, nada; no está. Tina se pone muy nerviosa, no es capaz de pensar con claridad. Agarra la mochila, la abre y saca la pistola que le dió él. Cuando los pasajeros la ven algunos gritan asustados; otros en cambio permanecen firmes igual que antes. Con rapidez se dirige hacia el interior del avión, escondiéndo la pistola detrás de su espalda, y pregunta a la azafata por el píloto. Esta le dice que se marche y espere. Más nerviosa aún, Tina saca la pistola de detrás y le apunta a la azafata en la sien. Atemorizada, toca con las manos en la cabina y le dice al píloto que es urgente. Se abre la puerta y él, observa la escena; acto seguido le indica que pase y Tina con inseguridad entra en la cabina. Cuando mira a los dos asientos, el del copiloto y el suyo, se dá cuenta que en uno de los asientos hay alguien echado, con las manos sobresalidas del asiento. Se acerca un poco más, apuntando con la pistola al píloto, que permanece de pie ante ella. Cuando se acerca, es Yoel. Está raro, dormido o como si estuviera desmayado. Se fija un poco más y en el costado izquierdo tiene sangre. Tina asustada acerca su oído al pecho del chico. No oye nada. Ni un latido de su corazón. Se pone tensa, y agarra a Yoel por los hombros y lo mueve de alante hacia atrás. No hay respuesta.

Tiempo de miedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora