c i n c o

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Era un desastre.

Un total y muy espantoso desastre. La sangre corría por el piso, huía lejos de la persona en la que se encontraba anteriormente, con un afán que hacia enmudecer y hacer temblar a cualquiera. Sin embargo, así como todo sale, todo entra de nuevo. Y Su Min tenía mucha suerte.

—Déjame, yo lo ayudare.

Aquel brillo, aquellos ojos azules de nuevo. El miedo, la fascinación, no podía estar teniendo un sueño de nuevo justo ahora, no podía. No podía ser tan real.

No pudo hacer nada, ni decir nada; estaba demasiado cohibida por aquel ser enfrente suyo que no se dio cuenta en qué momento la luz del día se convirtió en un oscuridad que no le atemorizaba, mas si la arrastraba hacia un lugar que ella desconocía pero que se sentía completamente cómoda.

Se le hizo que la oscuridad era demasiado bonita para tratar de encontrar una poco de luz.

...

El timbre suena. Las voces viajan de un lado al otro, percibiendo aun así las voces que entraban del corredor.

Las clases de Su Min habían terminado.

La confusión parece haberle inhabilitado la capacidad de razonar por unos cuantos segundos hasta que una voz familiar la hizo reaccionar.

—¿Qué? —Pregunta con voz débil que le sale desde adentro de su garganta, lo que la hace extrañarse a sí misma, sintiendo que no era ella misma en esos momentos. ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Por qué se sentía de esa manera?

Algo se sentía mal, algo parecía no encajar con lo que en su mente desconocía, ese algo que no conectaba con esa pieza que había sido borrada de la memoria de Su Min. El ángel lo había hecho bien. Era necesario. Ambos, tanto como su hermano, como Su Min olvidarían aquel trágico momento por su bien. Su hermano podía haber muerto justo allí, desangrado, sin embargo, Su Min no solo no sabía que tenía un ángel guardián, sino que también desconocía el de su hermano.

—Hola, planeta tierra llamando a bruja del mal, ¿hay alguien ahí? —Su hermano batía sus manos enfrente de ella, pero estaba tan ensimismada que la tomó por sorpresa el momento en que el la zarandeo de los hombros de una manera bastante graciosa, haciendo que el cabello de la castaña se moviera tanto hasta traerle algunos mechones a la cara.

—¿QUÉ TE PASA? ¿NO AMAS LO SUFICIENTE TU VIDA QUE QUIERES MORIR BAJO MIS MANOS? ¿QUIERES MORIR? SOLO DÍMELO, AQUÍ ES...—Las palabras quedaron justo donde debieron haber quedado, en su boba. –Hoseok.

—Wow, cálmate. Si tanto quieres convertirte en un gánster, tan solo avísame para contactarte, tengo varias personas a las cuales quiero partirle el culo. —El pelinegro sonrió de medio lado y se acercó a los dos hermanos.—Empezando por tu hermano.

Hoseok era un chico bastante divertido, y siempre caía bien a donde estuviera. Ya se había graduado del instituto pero siempre iba a ver cómo estaban sus amigos porque era esa clase de persona, aquella que siempre estaba al pendiente de quienes amaba. Además, era tan guapo, que Su Min no siempre podía formular palabra cuando estaba frente a el. Su Min enmudecía y su mente gritaba cuando veía su cabello negro y la forma en que dejaba ver su frente, como era tan usual ya que siempre se peinaba de esa manera. Y le quedaba tan bien. Pero tuvo que obligarse a si misma a no pensar de esa manera y dejó de pensar en lo hermoso que era Hoseok y en que tenerlo como su amor secreto, no era bueno para su corazón porque el nunca se fijaría en ella. Y aunque el siempre la molestaba fingiendo que el sientía algo por ella, era solo eso, una farsa porque el solamente la consideraba como su hermana pequeña. 

ーwinter bird; pjm♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora