Una Sorpresa No Esperada..

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Despues de las compras, llegamos exahustos.

De caminar y correr.

-Amor..quiero dormir un rato ¿Si? estoy cansado..nose como las mujeres pueden estar horas y horas allí dentro sin aburrise

-Ropa es ropa mi amor-dije sonriendo- Anda ve a descansar- besé su frente y el igual.

Deje las bolsas en la sala y fui directo a Laila.

-Doña Laila , ¿La comida esta lista?-pregunte sonriendo.

-Si señorita, todo en orden, la comida me quedo exquisita, mire pruebe usted misma- me dio una cucharada de Barbacoa, no jodas , quería mas.

-Cree que me pueda dar un poco para comer? Muero de hambre y es delicioso!-chillé con hambre.

-Siéntese por favor que yo le doy lo que se le antojé! -contesto riendo.

Enserio, el poco tiempo que conozco a Laila, a sido dulce conmigo, no me deja abajo y me consiente a tal punto de sentirme como su hija.

Enserio, la quiero mucho y nunca quiero que se valla..

-En lo que me hace los tacos, iré a ver la estatua de Moto de hojas que Arquímedes debería tener hecha-camine al jardín de la casa, el Jardín me gustaba como para poner un mini parque para el bebé , lo consultare con Bastián- Arquímedes? -busque mirando al rededor, no lo encontraba.

Voltee para ver si estaría en el asadero de carne, tampoco.

-Buen día señorita de Barbosa!

-Ahh!!-grité asustada, mire atrás y estaba Arquímedes de cabeza trepado con una polea- Que haces allí?

-Terminando mi regalo para su marido, ¿Talvez?-rio bajando el viejito de dónde estaba trepado.

Este abuelo a cada rato me da unos sustos horribles.

-Y como esta quedando?-reí dulce.

-Acabo de finalizarla, ¿Le gusta?-preguntó, mire mas detalladamente y no me lo creía, ni un poquito.

Era una inmensa moto hecha de rosas rojas, era sumamente brillante y hermosa.

Abrace a Arquímedes maravillada, saltaba mientras lo abrazaba.

-Es fantástico! maravilloso! sumamente..Wow!!-grité abrazándolo.

-Señorita suélteme no quiero ensuciar su fina ropa con tierra y lodo.

-Ayy! Arquímedes, no sea un exagerado, me da igual ensuciarme! lo aprecio y me da igual-sonreí , el sonrió igual con un diente.

En verdad que me daba igual , yo no soy de esas mujeres enfadosas que odian juntarse con los empleados.

Que estupidez.

-Señorita! Señorita!-corría Claus con una toalla humeda hacia mi- Pero como se le ocurre llenarse de tierra?!-empezó a limpiar el vestido, reí.

-Claus, no importa no me da asco, actúan como si nunca hubiera tocado la tierra.

-Pero es un vestido caro, y el amo se enojara si la mira de esa manera.

-Claus!! Tengo hambre!!-gritó Bastián desde la ventada, agarre una manta tapando  la moto hecha de rosas.

-Enseguida le traeré algo amo!-corrió a paso apresurado y muy asustado.

Arquímedes y yo reímos.

-Bien, iré a dormir a mi habitación, adiós señorita , con permiso-dijo yéndose a su recamara que estaba cerca de cobertizo.

Amarte, no es fácil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora