Casi

4.4K 470 100
                                    

A veces pensaba que tenía un problema. Tanto que mis voces me decían que parara, pero yo no podía.

Era algo más allá del 'querer', casi se podía decir que era una obsesión.

Casi.

Lena era tan agotadora, tan pesada, tan irritante, tan rebelde; cuando no se tomaba la medicación. Tan obediente; cuando yo le ordenaba.

A veces se me escapaban lo pequeños detalles.

—Haz esto.

—Hazlo tú.

—Hazlo.

—No.

—Ya.

—Yo soy la mayor. —Decía ella siempre echándose el cabello castaño oscuro que tenía hacia atrás. —Tú no me mandarás. Nunca. —Dejó claro alejándose un poco más de mí. Su habitación no era muy grande.

—Cariño, yo soy el único que está bien aquí. —Le recordaba una de las peores cosas que a ella le molestaba que le dijeran, era su pequeño gran punto débil. Su locura, inexistente.

Pero todo existe si está en tu mente, ¿No?

—¡Tú eres peor! —Gritaba cogiéndose la cabeza con ambas manos, dando un, dos, tres, pasos lejos de mí, pegándose a la pared color salmón que yo mismo pinté con mis manos.

El casi recuerdo vino a mí.

—¡Josh! —Gritó riendo Lena. —¡Para! ¡Josh por favor para! —Suplicó tapándose la barriga con las manos. Intentando respirar entre cosquillas de más que le hacía a su pequeño estómago.

—¿Qué dices? —Pregunté haciéndome el sordo. —¿Que quieres más? Tranquila yo te daré lo que quieras. —Grité riendo acercándome aún más a ella y agarrándola de los hombros, Lena, al ver una pequeña oportunidad para salir de ese infierno de risas, intentó con sus manos invernales; por lo congeladas que estaban siempre, hacerme cosquillas a mi.

—Error. —Dije parando de moverme. —Eso no funciona conmigo, cariño.

—¿Cariño? —Preguntó la pequeña niña de diez años que se encontraba delante mío. Levanté los hombros dándole a entender que no había planeado ese mote y los dejé caer. —Así te llamaré a partir de ahora. —Susurré cerca de ella.

Lena asintió no muy convencida y ese pequeño movimiento de cabeza hizo que un mechón salvaje, y algo más claro que el resto de su cabello, cayera hacía delante, a sus ojos. Me acerqué lentamente a mi hermana y volví a recolocarle el mechón detrás de su oreja izquierda.

—Tenemos... —Comenzó a hablar Lena. —Tenemos que seguir pintando las paredes... —Coloqué un dedo sobre sus labios e hice que se callara astutamente. Mis labios estaban cerca de ella, pero yo nunca había probado ese pecado.

Mamá decía que no estaban bien mis pensamientos. Desde el momento en que me dijo eso, decidí no volver a comentarlo en alto.

Seria mi pequeño secreto; uno más a la colección.

El problema era que mis voces no se callaban.

Josh... Yo... No...

Vi su cara, no parecía contenta con la situación, ¿Acaso no quería besarme? ¿Acaso se creía que a mí me importaba?

Shhh. —La mandé callar con un susurro. La tenía tan cerca que casi podía notar su corazón salirse, y no de la pasión. Podía notar el dulce sabor a inocencia en su sangre. Siempre me pregunté a que sabría.
La tenía tan cerca que casi podía hacer poesía con su desesperado olor a desaprobación.

—¡Mamá! —Gritó Lena al ver llegar a la rubia entrando a la habitación.

—¡Tú eres el loco aquí!

Una sonrisa salió de mí, como siempre, algo terrorífica para ella; o eso repetía cada vez que sonreía.

—Yo no tengo que tomar pastillitas para no matar a nadie, cariño. —Susurré cerca de su oído. Pude notar su pequeño cuerpo removerse cerca de mi pecho.

—Eso... Eso... No... —Tartamudeó bajando el tono de voz. —No es verdad... —Dijo no muy segura de su afirmación. —¿Desde cuándo? —Preguntó sin recordar el momento en el que yo decidí que debía tomarlas.

—Cariño, no te preocupes. —Susurré besando su frente. —Yo te cuidaré, siempre.

—Josh.

—¿Qué?

—¿Me quieres?

—Mucho.

—No me puedes querer.

—Te quiero.

—¿Por qué me haces esto?

—Porque te quiero.

—No me quieres.

—Mucho.

Y le besé.

—Somos... —Se separó de mí. —Somos hermanos... —Intenté no escucharlo. Intenté no hacerlo. No podía no escuchar los sollozos. —¡Somos hermanos! —Gritó de un momento a otro Lena. Pasé mi mano por su cara mojada, acariciando su piel, dándole un respiro de paz en esta guerra constante, ella quería una tregua, pero no me podía permitir el perder.

—Somos lo que queramos ser, Lena.


Ella siempre gritaba:

—¡Somos hermanos, joder!

Una pena que ella no supiera la verdad.

**************

¡Siento la espera! Pero he actualizado antes de lo que pensaba la verdad JAJA

Bueno es un capítulo algo Pocho pero hay cosas ocultas...

¡Tenéis que fijaros en los detalles siempre!

Mil gracias por leer, como siempre, y siento la tardanza ♥

--Wxnder Xx

Senseless #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora