Color Sunday

5.1K 542 83
                                    

Mis pies descalzos flotando en el aire, justo en el filo de la cama, esperando a que llegase lo que debía llegar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis pies descalzos flotando en el aire, justo en el filo de la cama, esperando a que llegase lo que debía llegar.

Parecía que él seguía mirándome.

Ojos esmeralda llenos de sangre como un buen zafiro rojo, incluso más oscuro.

Mis manos limpias. ¿Y las de Lena?

Pobre loca.

De madrugada había hecho cosas que yo no debía hacerlas.

Menos mal que le tengo a ella.

Solo un minuto y la vería a ella, y a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Solo un minuto y la vería a ella, y a él. Lena; gritar. A él; muerto.

Aunque la castaña ya lo sabía bien.

Acuérdate de las pastillas.

Nunca se acordaba. Las voces. Las voces. Recordar. Pastillas.

Lena nunca aprendía.

La esquizofrenia.

La esquizofrenia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gritos.

El primero fue de auxilio.

El segundo de sorpresa.

El tercero de horror.

El cuarto; mi sonrisa.

Sonreí, ni siquiera sabía el por qué, solo sabía que mis problemas poco a poco se iban esfumando. Y después de quince años, era hora. Mi hora.

Lena tenía diecisiete y yo quince. Me llevaba dos años, y en cambio yo parecía el mayor. O eso decían siempre.

Mis pies tocan el suelo, mi cabeza se concentra en contar los pasos desde mi habitación a la suya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis pies tocan el suelo, mi cabeza se concentra en contar los pasos desde mi habitación a la suya.

Seis pasos con los pies rectos y descalzos.

Abro la puerta; ya está abierta. Está mi madre con Lena, ésta está llorando y gritando, mi madre le está tapando los ojos.

Tampoco era para tanto.

Miro las sábanas blancas, donde hacía exactamente dos horas estaba yo fotografiando esa escena. Fue las doce mejores fotos que tengo de ella, sería por la sangre.

Sonrío sin que nadie lo note, observo mi casi obra de arte.

_Tenía que haberlo hecho mejor. _Me dije a mi mismo. _Tenía que haber cogido esos ojos. Ahora me están mirando. _

Y así era. Justo en mi dirección el gato muerto que había en esas sábanas ahora de color carmesí, había desfallecido mirando en la dirección en la que me encontraba ahora mismo. Observándome como siempre lo había hecho con ojos incriminatorios color esmeralda.

Él se lo había buscado. Yo era la verdadera víctima de todo. Le había soportado durante años. Y él a mí no.
Yo era quien tenía el problema, no él.

Miré a Lena un momento, y como si lo estuviera esperando, sus ojos chocaron con los míos, solo fue un segundo, pero fue suficiente para que ella apretara los labios con rabia. Como si ella supiera algo. Algo que yo no sé.

Algo que ella nunca debe enterarse.

Y si...

¿Y si lo sabía?

¿Y si el gato había hecho algo...?

Pero él no podía haber dicho nada, es un simple gato. Los gatos no hablan.

Fruncí el ceño antes los estúpidos pensamientos que estaba teniendo, dirigí mi mirada de nuevo hacia el animal. Se encontraba en una posición propia de un gato, tumbado con las patas pegadas a su estómago, ese órgano que no volvería a utilizar. Perdía sangre, bueno, ya la había perdido casi toda, estaba degollado y su negro pelaje se notaba pegajoso por ese líquido espeso color, ahora; Sunday.

Color Sunday.

Reí ante la comparación que mi mente había hecho, como siempre, algo cruel.

Suspiré aburrido por la escena y me fui de la habitación rodando los ojos, indiferente con lo que había sucedido. Gracias a mí, ahora nadie le vigilaría. ¿De qué se quejaba exactamente?

Podía notar la mirada de odio de Lena a mis espaldas, o a lo mejor estaba demasiada ocupada llorando sin parar.

A Lena le gustaba llamar la atención demasiado.

Lena era demasiado manipulable.

Senseless #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora