Parte 5

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La cogió con fuerza. _________ soltó un respiro debido a los brazos de Gerardo.

- Baja. – le dijo firme. _________ se volteó de nuevo. Vaya, su voz era igual. La misma que a ella tanto le gustaba escuchar. Le dio un regocijo en el estómago. - ¿Por qué haces esto? – le preguntó, _________ se dejó caer entre los brazos de Gerardo, este la sostuvo y colocó sus pies de nuevo en el piso. Se volteó. Y se miraron. Se miraron por un largo tiempo. Unos increíbles segundos que no podían remplazar a ese largo año que no habían estado juntos.

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó ella. Se sintió avergonzada por el estado en el que estaba.

Gerardo se quedó callado. De un momento para otro su cuerpo se llenó de temor consigo mismo. De miedo, de timidez. Timidez con ella. Porque no la había visto desde hace mucho. Y se le hacía difícil. Si. Muchísimo. Era ella. La chica que le había gustado desde que la había conocido y que ahora volvía a ver. ¿Cómo podía ser tan cobarde justo ahora? Cuando antes... no temía en decirle lo que sentía. Cuando antes podía verla desnuda junto a él y decirle cuanto la amaba.

- Me dijeron que te casabas... - dijo él. Lo más frío posible. Sin ser impulsivo.

_________ asintió. Y tragó saliva.

- ¿Por qué no me lo habías dicho?

- ¿Piensas que es fácil contarte esto?

- No, claro que no... y menos después de a verme prometido que volverías y nunca lo hiciste.

- Yo...yo quería volver...

- Sí. – le cortó él. Lleno de resentimiento. En el fondo lo estaba. Y tal vez eso no le permitía reconocer que aún sentía algo muy fuerte por ella. – y por eso ahora vas a casarte.

- Déjame explicarte... - le rogó ella. Gerardo se volteó. Observó los edificios que se extendían en frente de él. La vista era maravillosa. – Gerardo... - lo llamó _________. La piel de Gerardo se erizó por completo. De pies a cabeza. Hace mucho que no escuchaba su nombre entre los labios de _________. – yo... yo no quiero casarme, te lo juro... esto a sido una pesadilla desde que regresé y...

- ¿Quién es él? – esta vez no pudo aguantar ni un poco sus impulsos. Estaba celoso. Jo.der, sí. Quería gritárselo y decirle lo mal que le ponía saber que otro en algún momento había podido llegar a gustarle.

- No importa.

- A mí me importa ¿vale? – se acercó a su rostro. – me importa todo... - le dijo. Y sintió una fricción en su corazón. Un pequeño fardo en su garganta. – quiero saber ahora mismo si ese im.bécil con quién piensas casarte te ha hecho algo, si te está obligando a hacerlo...

- Gerardo...

- Si te ha tocado. Si se ha atrevido a ponerte un jo.dida mano encima, te prometo que no volverá hacerlo sin pensárselo dos veces y acordarse de mí.

- Escúchame, por favor... - le rogó ella. Pero él continuó. Debía desahogarse de alguna forma. Y podía. Claro que podía. Pero solo con una persona existente en la faz de la tierra. _________.

- Cuando me dejaste no fui por ti por que sabía que encontrarías a alguien mejor que yo. – y esta vez no quiso aguantarse las lágrimas. Una de ellas mojó su mejilla izquierda. – pensé que alguien te daría lo que yo nunca... - tragó saliva. _________ se mordió el labio. Respiró hondo. Ninguno de los dos había cumplido sus promesas. Ni él había ido por ella, ni ella había regresado. Y el momento de enfrentarse había llegado por fin. – por eso no te busqué días después... - admitió. – lo iba a hacer, te lo juro que lo iba a hacer... puedes preguntárselo a quien tú quieras. – se pasó las manos por los ojos, limpiándose furioso las lágrimas. – pero no quería que pasara esto contigo. Que te obligaran a hacer esto... no quería _________, si tú...si tú me lo hubieras dicho antes, si alguien me lo hubiera dicho antes...yo hubiera sido capaz de secuestrarte de nuevo si era posible. – entonces se atrevió a mirarla. Le provoco besarla. Besarla a ella. Todo su cuerpo. Cada centímetro de su cuerpo. Respiró hondo. La tenía junto a él. Frente a él. Después de largos meses que habían parecido años. Después de tantas lágrimas que había votado. Después de tantas noches arrepentido y llenándose de culpas. Después de a verla recordado tantas veces. Después de a verla soñado. Estaba justo en frente de su cuerpo. Y tal vez mañana ya no lo estaría. Tal vez mañana estaría casada, con alguien más. Si eso pasaba, debía saber la verdad. Esa verdad que había brotado de pronto, pero que siempre había estado ahí. – te amo _________. – le dijo. Tal vez furioso. Tal vez lleno de resentimiento. Pero así lo sentía. – te amo... - bajó la cabeza. – y no... no sé que has hecho conmigo – le dijo rendido. - pero no dejaré de sentir esto nunca.

SEDUCEME   (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora