Parte 9

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Y no se necesitaron palabras para expresar lo que ellos sentían. Se necesitaban hechos, actos y más...mucho más. Se amaban jo.der. Sí, ¿Por qué no decirlo? Se necesitaban el uno al otro aunque ninguno de los dos se animaba a decirlo esa noche. _________ subió sobre su cuerpo, acomodándose sobre él, acurrucándose entre su poderoso torso. Él le acarició el cabello a la misma vez que tocaba su espalda. Y no quiso decirle nada. Solo actuar. Esa noche eso era lo importante. Actuar y dejarse llevar por lo que ambos sentían. La desnudó. Y _________ se dejó hacer. Amaba que él la tocara de esa forma. Que pasara sus manos hasta por el último centímetro de su cuerpo. Que la estremeciera con el tacto de su piel. Era exquisito. Perfecto. Único. Y así lo sentía él también, su cuerpo fue a parar sobre el de _________, ahora también estaba desnudo y duro... duro como una jo.dida piedra. La piedra más dura o mejor aún...el mismo metal. Hace tiempo que no se tensaba de esa forma y es que ese sentimiento solo era propio de él cuando estaba con ella.

_________ bajó la mirada para observar la enorme erección de Gerardo...

- Esto es tú culpa. – Gerardo se acercó a su oído, erizándole la piel. _________ cerró los ojos, soltando un leve respiro. Algo parecido a un gemido. – esto... - y él decidió ser aún más malévolo en todo esto. Rozó el pe.ne sobre el monte de venus de _________, esta le abrazó la espalda, metiendo sus uñas en ella. – solo lo provocas tú... - volvió a susurrarle el oído aquellas pequeñas palabras que hacían que todo el cuerpo de _________ se encontrara a su disposición. Gerardo decidió separársele unos segundos, antes de comenzar a humedecer su dura polla en la feminidad de _________. - ¿quieres esto?

- Te amo. - _________ abrió los ojos. No podía sentirse de otra manera, era...eran tan afortunada de tenerlo. Le abrazó la espalda, aunque sus manos no terminaron de encerrarla. Los ojos de Gerardo la miraron enternecido, enamorado, enamorado por primera vez pero como siempre de ella. – te amo y te necesito. – continuó ella. Esta vez mirándolo a los ojos, sintió que debía a vérselo dicho antes ,y aunque lo había hecho ,este momento era mejor. Por fin sentía que habían hecho las pases y todo estaba volviendo a ser como antes. Que ninguno de los dos tenía ningún rencor contra el otro. Que todo estaba claro. – te juro que jamás he sentido esto por nadie...
Gerardo le besó la boca, interrumpiéndola.

- Te amo... - susurró ella, de nuevo.

- Y yo mucho... - besó su cuello, ella soltó una risita ahogada. – mucho más...

- Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes ¿sí? – encerró el rostro de Gerardo en sus manos. – que solo seamos tú y yo...

Él se concentró en sus ojos. En lo bonitos que eran. En lo mucho que lo hacían perder la noción del tiempo. Asintió...

- Siempre hemos sido solo tú y yo. – le dijo mirándola fijamente. _________ acarició la espalda desnuda de Gerardo. – quiero que hoy te olvides de todo nena...

_________ soltó un respiro. Sería difícil. Con Gerardo se le olvidaban la mayoría de cosas, los problemas y situaciones. Con Gerardo se le olvidaba que haya afuera de esa cafetería en medio de una carretera, habían más de cien personas esperando por ella..., un novio, una fiesta, una ceremonia, su padre... tragó saliva. Haya afuera todo era problemas, mientras ahí adentro... solo se preocupaban por amarse.

- ¿Me prometes que lo harás? – le preguntó él. Ella volvió a asentir con la cabeza, esta vez bajando sus manos hasta la cintura remarcada de Gerardo y decidió bajar un poco más... chocando con sus nalgas. Él le lanzó una sonrisa cómplice. – quiero que hoy volvamos a ser los de antes. - _________ arqueó las caderas, entonces Gerardo entendió lo que quería alcanzar de él, su dura y enorme polla. – que las cosas vuelvan a ser como en los viejos tiempos.

Y sí... ella pedía más... entre sus piernas Gerardo la llenaba como de costumbre. Colosal. Perfecto. La bombeaba con toda esa enorme polla que él sabía mover perfectamente dentro de su feminidad. Y se movía más. Con más dureza. Parecía que no tenía final. La velocidad era incomparable. Sus gemidos eran la música para sus oídos. Lo hacían tener ganas de meterse más en ella. De fo.llarla con todas las fuerzas de su cuerpo. De esa forma se entregaba completamente. Jo.der... que sentimiento. Le gustaba. Y lo notaba cada vez que sentía esa maravillosa fricción en toda la longitud de su polla. Podía metérsela cuando ella quisiera, siempre y cuando fuera ella quien se lo pidiera...se había acostumbrado a su cuerpo, a su piel, a su calor. Ya nada era lo mismo sin esas condiciones. O era ella, o no era nadie. Sacó el pe.ne una vez más, esta vez cubierto de los jugos de _________. Húmedo. Soltó un respiro. Llevaban así más de veinte minutos... ambos se habían corrido al mismo tiempo. Era completamente delicioso. La miró, ella estaba exhausta, una fina capa de sudor le cubría el cuerpo y eso solo hacía que se viera más sensual de lo usual. Se metió en ella una vez más. _________ gimió con fuerza, con el último aire que había entrado a su garganta. Hecho la cabeza para atrás. No le importaba si después de esto tendría que caminar con las piernas abiertas. Con Gerardo no se sabía. Esa noche quería que él la acabara completamente, que la dejara completamente acabada.

- Oh... - gimió él. Su respiración entrecortada se escuchaba entre la oscuridad y el silencio de la noche. – t...te...¿te he lastimado? – logró preguntarle, juntando toda la fuerza en su garganta. Esa noche había gritado como nunca. _________ logró mover la cabeza de un lado a otro, negando ligeramente.

- Sigue... - dijo casi inaudiblemente. Pero él solo podría aguantar unos segundos más. Nunca ninguna mujer lo había dejado de esa forma. Nunca nadie lo había dejado completamente acabado y sin contar con que ella aún podía con mucho más. Le besó la frente instintivamente y metió su polla una vez más dentro del co.ño de _________, ella le apretó las caderas con las manos, los gemidos salían por sí solos, todo era tan intenso ahí adentro... Gerardo hizo un último esfuerzo en sus caderas...salió de ella y respiró hondo, aunque sabía que _________ moría por más, sabía que si la fo.llaba una vez más la dejaría completamente derrotada y esa batalla debían ganarla los dos.
Su polla sintió una última fricción.
_________ la recibió a gusto.

- Dios... - murmuró él, y bajó del cuerpo de _________, acostándose a su lado. Soltó un respiro. Y se volteó para besarle un hombro a _________...............

SEDUCEME   (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora