Gerardo la cogió de las piernas, apretándolas contra su pe.ne.
- Mnh, sí... - gimió ella. Cerró los ojos con fuerza. No se daba el lujo de gritar mucho en casa de él. Que si alguno de los amigos de Gerardo la escuchaba... jo.der, los conocía lo suficiente como para abstenerse. Pero pronto eso cambiaría, cuando ambos se mudaran a vivir solos. – más... - susurró, apretándole la espalda.
La dura polla de Gerardo salió de ella. Estaba tan acostumbrado a su calor. A lo delicioso y cálido que era el co.ño de _________. Lo tenía hipnotizado. Metió una vez más el pe.ne dentro de ella. Haciéndola gritar más de la cuenta. Ella lo miró divertida, aunque sabía que no debía subir mucho el volumen de sus gritos.
- ¿Está bien así, gatita? – le preguntó él. Deseoso por más. Por darle más y mucho más. Todo su cuerpo estaba listo para ella. Y así, ambos mojados, y metidos en esa bañera caliente, todo era mejor.
- Más, más... - gimió ella. Y él solo para molestarla, hizo lo contrario. Quitó su monumental erección de entre las piernas de _________. Quería ver que era capaz de hacer ahora. - ¿enserio?
Gerardo sonrió. Una sonrisa que no aguantaría mucho. En verdad moría porque _________ lo mojara con todo su orgasmo. Estaba más duro que una roca. Pero amaba...amaba verla enojada.
- Ven aquí. - _________ lo empujó de las nalgas. Sus finas manos lo acariciaron, haciendo que él se tensara muchísimo más.
- Eso es...amo esto, Dios, tócame... tócame gatita... - susurró. Bajo el agua, _________ jugó con la polla de Gerardo, moviéndolo entre sus manos. Sobándolo tan suavemente, sutil, lento, excitante. Gerardo sintió que moriría. – Sí, sí... oh, nena... - _________ se mordió los labios al verlo así. Era perfecto. Y anhelaba muchísimo que metiera esa larguísima longitud en ella de una vez. Pero algo la sorprendió dentro de ella. – déjame hacer mi trabajo también.
Un dedo fue a parar dentro de ella. Metiéndose con delicadeza en ella. Jugueteando con su clítoris.
- Gerardo... - gimió ella, en su oído. Estaba dispuesta a decirle un par de cosas más, pero él había introducido otro dedo más en ella. Y las manos de _________ arropaban el pe.ne de Gerardo,
mientras los dedos de este saciaban el co.ño de _________ . - ¡SÍ! – gritó sin miedo esta vez. Un tercer dedo había parado dentro de sus entrañas. Moviéndolos en círculos al mismo tiempo en el que _________ presionaba el pe.ne de Gerardo. Jo.der. Que maravilla. Se correría ahí mismo en aquella tina de agua. Pero necesitaba hacerlo dentro de ella. Ya.
- Me encantas... - le susurró él. Y a _________ eso pareció gustarle aún más. La boca de Gerardo se derretía por ella. Sacó sus dedos de entre su co.ño húmedo. Sabía que lo estaba. Húmedo y caliento por él. Porque necesitaba que la llenara con su durísima polla. – me encantas, _________... – le acomodó el cabello, ella también había terminado de practicarle esa deliciosa paja. – pero eso no ha sido todo. – le advirtió.
La cogió del culo fuertemente, introduciéndose de nuevo en ella. - soy tuyo ¿vale? – dijo mientras la observaba gemir fuertemente. Hasta ese momento ya no importaba nada. Solo ellos dos. – de nadie más... - aceleró el movimiento de sus caderas. Saciándola con todo el placer que su cuerpo podía proporcionarle. Había perdido la cabeza. Siempre perdía la noción cuando se trataba de ella. – solo tú puedes tocarme de esa forma, nena. Nadie más.
Y ella, _________ lo sentía así. Sus cuerpos se tocaban. Ambos gemían. Un grito. Luego otro. Jo.der. Quería más. Más y más. De él. De su durísima polla. Él volvió a meterse entre sus piernas. El agua hervía ¿o eran ellos dos? Quizá ambos. Gerardo le besó la boca. _________ no soportaría un segundo más. Se correría. Lo estaba haciendo ahora. Mnh...sí, y él lo disfrutaba tanto. Sabía que punto tocar para que ella se corriera intensamente. Conocía su punto G. La conocía a ella. Suavemente le besó el cuello mojado. _________ le acarició el rostro, apenas tenía fuerzas. Otro beso. Gerardo le comía la boca. Al mismo tiempo que se corría entre las piernas de _________.
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Andrew.
- Son cien dólares, cariño. – le sonrió Jennifer.
- Lo que sea, jo.der. – le tiró los billetes al suelo. – pensé que cobrarías menos por ser yo.
- Ni lo sueñes. – se defendió ella, y salió de la suite de Andrew meneando las deseables caderas de un lado a otro. Recogió el resto de su ropa en el camino hacia la puerta. – si necesitas algo, llámame. – él la miró despectivo, mientras la rubia cerraba la puerta de aquella suite.
Otra noche más. Otra pu.ta más. Y se le hacía eterno. Se le hacía eterno y apenas había pasado una semana desde que _________ había desaparecido de nuevo. No veía la hora de volver a verla y poder cobrarle todo lo que le había hecho.
- Pu.ta... - murmuró. – que te fo.llen bien _________ Stewart. – dijo lleno de ira pura. Sacó otro Derby del bolsillo y se lo puso en la boca. – que te den bien hasta que yo vaya por ti. – encendió su cigarrillo y aspiró el humo hasta los principios de su garganta, para luego dejarlo salir. – disfrútalo...
Le dolía. Y se había convertido en una jo.dida obsesión. _________ era su maldita droga. Era el punto que lo tenía enloquecido. Y disfrutaría tanto el día en el que la viera sufriendo al igual que él, horas antes de que lo dejara plantado en su propia boda. Pero sí... pagaría todo. Todo lo que le había hecho. Le pagaría todas y cada una de las cosas que le hizo sentir ese maldito día. Y el momento...estaba cada vez más cerca...
El celular de Andrew empezó a sonar.
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- ¿Qué te pasa? – le preguntó Tanya, al verla sentada sobre las pequeñas butacas de la cocina, a esas horas de la noche. _________ solo después de un par de segundos pudo reaccionar ante sus palabras.
- Nada... - mintió. En verdad se le había quitado el sueño. Se desató la trenza que acababa de hacerse, dejándose el cabello libre. Tanya se quedó observándola, la conocía mucho como para tragarse esa mentira. Se le acercó.
- Va enserio, ¿qué sucede? – volvió a cuestionarle.
- Es que... - ella respiró hondo. Desde hoy en la mañana, con aquella pesadilla, las cosas se le habían hecho pesadas. Tenía cierto presentimiento que no le dejaba en paz. – siento que... siento que algo no anda bien...
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Andrew contestó el celular.
- Buenas noches, Richard. – le saludó Andrew. El padre de _________ se aclaró la garganta. Después de todo lo que había pasado, había huido de Las Vegas hasta su residencia en Hawaii, para evitar la típica interferencia de los medios de comunicación. No quería saber nada de la pu.tísima prensa y sus chismes de última sobre "el nuevo secuestro de su hija". Lo peor era que algunos periódicos ya sospechaban sobre la relación que tenía ella con el mismo secuestrador.
- ¿Cómo va la búsqueda de mi hija? – le preguntó.
- Mejor que nunca. – le afirmó Andrew. Era él quién se encargaba de buscarla mientras Richard estaba de viaje.
- ¿Qué sabes?
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Tanya la miró dubitativa.
- ¿Qué estás pensando?
- Hoy tuve una pesadilla...
- Vaya, pensé que habías madurado. – se burló Tanya.
- ¿Por qué nadie toma enserio esto? Jo.der esto es real Tanya, estoy hablando muy en serio...hay algo que no está bien... y...y no sé que es.
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Andrew apretó el teléfono entre sus manos, orgulloso.
- Se el lugar exacto en donde tienen a _________. – sonrió. – se donde está, con quién está y todo...todo lo demás...
Richard río en la otra línea. Pronto podría volver a Las Vegas sin tener que avergonzarse de nada.
- ¿Y qué estás esperando? Tráela de vuelta.
- Espero el momento exacto, señor... - le afirmó. Y otra fina sonrisa se le formó en los labios. – se perfectamente lo que tengo que hacer, y como hacerlo. Cuando usted este de vuelta, _________ estará conmigo de nuevo. Pero lo más importante... - añadió Andrew. – ese im.bécil de Gerardo Ortiz, aquel que tiene a su hija, estará pudriéndose en su propia tumba.
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SEDUCEME (COMPLETA)
RomancePrologo. No hables. No respires. Él está cerca, y apunto de seducirte de nuevo. Tercera temporada de Secuestrada , Secretos ......................