Richard sacó el arma, a la defensiva. Observó a Gerardo de pies a cabeza. Jo.der, por fin... y después de tanto tiempo lo tenía frente a sus ojos.
- Baje el arma. – le ordenó Gerardo. - ¿Qué no ha escuchado a Andrew ca.garse del miedo por teléfono? Haré explotar este jo.dido edificio si usted no hace lo que le ordeno.
El padre de ________ apretó los dientes con fuerza. Relajó los músculos y bajó el arma poco a poco, comprobando con la mirada que Gerardo no tuviera ningún arma tampoco.
- ¿Estás feliz? – preguntó Richard. Tiró el arma al suelo y pateó sobre ella alejándola de los dos. - ¿te gusta esto verdad? ¿Te gusta ver a mi propia hija en contra mía?
- ________ me lo ha contado todo. – le dijo Gerardo. – No tiene por qué hacerse el padre protector conmigo, cuando en realidad es una completa mier.da con ella.
- ¿Qué te ha contado? ¿Qué quise casarla con un hombre que en verdad la merecía?
- ________ lo odia. – replicó lleno de ira. Él también estaba afectado con todo ese pu.tísimo problema. Detestaba verla llena de rencor y a la misma vez hablar de su propio padre. – y esa no es culpa mía.
Richard se rio de nuevo. Una sonrisa llena de dolor pero que a la misma vez lo llevaba a seguir queriendo tener la razón en todo. Ser el rey del mundo, ese era su segundo nombre. Se paseó de un lado para otro, cómodamente. Pronto se detuvo y miró a Gerardo con expresión despectiva.
- Crees que has ganado esto... ¿verdad? – mostró sus dientes cansados por el tiempo. – que vas a salir de aquí y harás lo que quieras con mi hija... ¿cierto?
- ¿Qué co.ño le ha hecho ________?
- Estar con un maldito criminal como tú.
- ¿Entonces el problema soy yo?
- Siempre has sido tú. – lo miró a los ojos. – Antes de conocerte... - divisó de reojo el arma que había alejado hace unos minutos. Estaba casi a dos pasos de él. Necesitaba atraparla y acabar con todo esto. Acabar con Gerardo. – ella no era nada de lo que es ahora. - caminó rápidamente, inclinándose y acogiendo el arma de nuevo entre sus manos. Le dedicó una sonrisa victoriosa a Gerardo. – Soy Richard Stewart imbé.cil, y yo siempre... siempre término ganando...
- ¿Sabe? – Gerardo bajó la mirada sonriendo. – he hecho llorar a ________ muchísimas veces... - tragó saliva. Por un momento la imagen de ella se le vino a la mente. – le oculté muchas cosas... le hice pensar que era un hombre perfecto, porque eso era exactamente lo que quería que pensara de mí, ¿Sabe por qué? Porque ella merecía a alguien perfecto y no a mí... a alguien como yo... que ha pasado por tantas cosas que ni siquiera sabe por dónde empezar. – Richard rozó el gatillo del arma. – desde que ella supo quién era yo en realidad... jamás he vuelto a mentirle. Ni lo haría nunca. – se miraron. Un momento pequeño, casi insignificante. Richard le apuntaba directamente a la cabeza... pero Gerardo... él no dejaría de hablar. – todos cometemos errores. Yo he cometido muchos... – de pronto soltó una pequeña risa. Muchos recuerdos se le habían venido a le mente, entre ellos... ________ besándolo y diciéndole que era perfecto para ella. – pero no quiero cometer más. Se lo juro... no quiero cometer el error más grande al dejarla ir. – se apretó los puños. Su corazón latía fuerte. Como la primera vez que había besado a ________. – se perfectamente que no la merezco. Lo sé jo.der... pero solo quería que supiera que nunca en mi vida he sentido esto por nadie... su hija es... es mi vida...
Las manos de Richard rozaron el gatillo. A diferencia de hace unos minutos... algo en él había cambiado. Algo, tal vez su propio corazón se había ablandado un poco. O quizá sus propios sentimientos.
- Estoy jo.didamente enamorado de ella... - susurró Gerardo. – no tiene idea de cuanto me gusta.
Richard tragó saliva. Frente a sus ojos... tenía al tipo que le había quitado a su pequeña ________. A ese que se la había llevado lejos. Que le había quitado el aire por mucho tiempo. Lo miró... todo lo que había dicho sobre ________ lo tenía enredado en la garganta. Pero aún tenía muchísimo odio amarrado al corazón. Y se imaginó a ________. La pequeña ________. Su hija. ¿Por qué estaba haciéndole esto? ¿Por qué había permitido que le hicieran daño?
- Necesito a mi hija conmigo. – bajó el arma. Gerardo volvió a subir la mirada. – La quiero conmigo solo un tiempo... - rogó. Los ojos se le humedecieron. Una sonrisa apareció sobre los labios de Gerardo. Era esto... tan solo esto lo que necesitaba escuchar. Basta de guerras. No más peleas. No más odio. No más... – necesito que me perdone, por favor...
Y lloró. Se arrodilló en frente de Gerardo dejando caer aquellas lágrimas que habían estado ocultas dentro de sí por mucho tiempo. Era la primera vez que lloraba en frente de alguien. De su peor enemigo. De la única persona que había logrado que él entrara en razón. Qué ironía, jo.der. Jamás se lo imaginó de esa forma. Se había rendido. La batalla había terminado. La guerra había cesado... y los buenos... habían ganado esta vez...
- ¿Aceptaría hacer un trato conmigo? – le preguntó Gerardo, tendiéndole la mano. Era verdad... las personas sí pueden cambiar, lo extraño es... que solo una... solo una en todo el mundo... puede hacernos lograr cosas maravillosas.
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SEDUCEME (COMPLETA)
RomancePrologo. No hables. No respires. Él está cerca, y apunto de seducirte de nuevo. Tercera temporada de Secuestrada , Secretos ......................