Parte 13

45 0 0
                                    


- Me porté como un idiota, para variar. - _________ negó con la cabeza mientras escuchaba las palabras de Gerardo. – ella sabía de ti, sabía que me gustabas...que me gustas... - Gerardo se acercó a sus labios y no puedo evitar besárselos. - y que todo ese tiempo que no estuvimos juntos no dejé de pensar en ti... - _________ se relamió los labios suavemente. – éramos amigos, salíamos, ella... ella es asombrosa, te lo juro...debes conocerla... - ella asintió. Pero no podía negar que sentía celos por lo que decía de Marine. Pequeños. Casi inútiles, pero en sí...celos. – pero yo... jamás pensé que estuviera enamorada de mi.

- ¿Lo está?

- Me lo dijo...

_________ le acarició una mejilla.

- Unos días antes de volver a verte... nos... - Gerardo la miró a los ojos, ella asintió, dándole la confianza suficiente como para contárselo. – nos besamos. – él suspiró. – pero luego volvía a verte y...

- ¿Sentías algo por ella? – le preguntó _________. Y Gerardo se sorprendió tanto de escucharla preguntarle eso ahora mismo. _________ era perfecta. Lo era. Lo era siempre. Ahora más que nunca. No se podía creer que había dejado los celos a un lado solo para ponerse en su lugar. Para entenderlo. Para sentir lo mismo que él. Era increíble. Era genial. Era maravillosa. Era única. Y era...era suya.

- No, te lo juro...solo pasó... y ahora que vino de nuevo, me lo dijo todo de pronto... me dijo que estaba cansada de mi y de todo lo que había hecho solo para que me sintiera mejor... - endureció los pómulos. Era justo en ese momento donde debía decirle lo que acaba de hacer con Marine hace unos minutos. – y la besé.

_________ se quedó callada, sin dejar de acariciar la mejilla de Gerardo. Esa tarde estaba ahí para escucharlo desahogarse. No reclamos. No celos.

- No sabía que otra cosa hacer, solo quería que supiera que también significa mucho para mi... - dijo sin detenerse, acelerando su forma de hablar. - por todo lo que ha hecho, por a ver estado aquí todo este tiempo mientras no te tenía... yo...

- Mi amor... - le susurró ella, deteniéndolo. – está bien. – Gerardo apretó los labios. Dejó de hablar. – todo está bien... ¿sí? – él asintió. Lo había hecho tranquilizar de un momento a otro. Era mágico lo que producía en él. Cada cosa era inexplicable. – sé que ella entenderá todo esto. – lo miró a los ojos. Gerardo se sintió el hombre más afortunado del mundo.

- Pensé que lo tomarías de otra forma...

- Tal vez, pero no es el momento.

- ¿Sabes? – murmuró. – eres... eres perfecta...

- No digas eso...

- Lo eres. – le apretó la cintura, _________ hizo lo mismo con el cuello de Gerardo. Sintió los tibios labios de su novio besarle los hombros desnudos. – y yo... yo estoy tan lejos de serlo...

- Claro que no, tonto...

- Claro que sí, bonita. – sus finos labios subieron deseosos por todo el cuello de _________, ella se dejó besar. – sabes que no soy perfecto, que he pasado por tantas cosas... y aun así estás conmigo, ¿por qué?...

- Me gustas. – susurró ella. Gerardo llegó a besarle la oreja, _________ se estremeció por completo. – con o sin defectos... - Gerardo sonrió en medio de aquellos besos.

- Tú me gustaste desde el primer momento que te vi. – y entonces recordó un fragmento de aquel día. En el que la había elegido de entre cinco mujeres. Ella siempre...siempre había llamado su atención. _________ le acarició el cabello suavemente por detrás. – si no... no te hubiera secuestrado, mi amor.
-----

- ¿Qué? Jo.der, ¿vas a estar ahí ca.gándote de risa toda la noche? – le preguntó Kenan. Se acomodó el smoking blanco que Tanya había elegido para él.

- ¿Ella escogió el traje? – le preguntó Gerardo. Y sí, se reía escandalosamente solo para jo.der a Kenan. Desactivó la alarma del auto. Llevaban esperando por ellas afuera desde más de diez minutos.

- Sí. – contestó Kenan. Se frotó las manos. Invierno había empezado desde hace mucho en Kingston.

- Está lindo... - se burló él.

- El tuyo tampoco está mejor.

- _________ tiene mejor gusto. – se defendió Gerardo. Él en cambio traía un smoking negro que lo hacía lucir guapísimo.

- No, no lo creo... si está contigo es porque debe tener un muy mal gusto.

- Im.bécil.

- Idio.ta.

----

- ¿Te das cuenta que nos están esperando desde hace más de diez minutos? – le preguntó _________. Se hecho brillo labial y se bajó el vestido, aunque este igual seguía siendo pequeño.

- Ya sé, ya sé... ¡pero no encuentro el otro zapato! – le dijo Tanya. Respiro profundo, tratando de tranquilizarse. – si tan solo pudieras preguntarle a Steve o a Jimmy si es que lo han visto...

- ¿Bromeas? No voy a salir así de la habitación, para que esos dos empiecen a hablar tonterías sobre mí.

- Por favor... - le rogó Tanya. _________ cerró los ojos. Frustrada. Sabía que terminaría por hacerle el favor. La miró.

- Vale... - abrió la puerta de la habitación y salió hasta la sala en donde estaban los dos. Viendo no sé que cosa en la televisión. Ambos la escucharon caminar con aquellos tacos altísimos que le hacían unas buenas piernas.

- Uh... - Jimmy se volteó a mirarla, al igual que Steve, pero este último no hizo nada exagerado. Aunque igual le gustaba mucho lo que veía. - ¿A dónde te llevo guapa? – le preguntó bromeando, sin perderse un minuto de su anatomía. _________ puso los ojos en blanco.

- ¿No hay nada ahí abajo?

- Aquí abajo hay mucho... nena, tú solo tienes que pedirlo...

- No, idio.ta. Abajo del sillón en donde estás.

Steve soltó una carcajada. Jimmy se agachó de mala gana y logró palpar una punta fina, al parecer un taco.

- ¿Quieres esto? – le preguntó Jimmy, enseñándole el zapato. – ruégame.

- No te portes como un niño, ¿vale?

- Y tú no andes por ahí provocándome.

- ¿Provocándote? – la voz de Gerardo sorprendió a todos ahí dentro. Él la miró de pies a cabeza. Bueno sí, era verdad... provocaba a cualquiera. Pero era suya. Y estaba preciosa. Ese vestido le quedaba de lujo. Azul y pegado al cuerpo. Sin una manga y corto. Traía el cabello suelto, ondeado, y lo había dejado caer sobre sus hombros. Tragó saliva. De un momento a otro había dejado de estar cabreado. _________ estaba tan...tan... hermosa. Se quedó sin poder hablar.

- ¿Ya me das el zapato? – _________ le sonrió a Jimmy, este se lo dio sin decirle nada más, ella lo cogió y caminó hasta donde estaba Gerardo. Los dos hombres que miraban la televisión no pudieron evitar observarla mientras caminaba. Definitivamente había demasiada testosterona en una sola casa. – estás guapísimo. – le dijo ella, con una bonita sonrisa. Y él no podía concentrarse en otra cosa que no fueran sus labios. Brillantes y llenos de ese delicioso labial que él le quitaría en cualquier momento.

- T...tú...guou... - Gerardo tragó saliva. – estás... preciosa.

- ¡_________! – gritó Tanya, desde la habitación. Tenía la puerta media abierta. – ¿te molestaría dejar a Gerardo por un jo.dido momento y venir?

_________ soltó una risa que logró hacer que Gerardo sonría también.

- Espérame. – le susurró en el oído, haciendo que la erección de Gerardo terminara de formarse entre sus pantalones. Esa noche iba a ser brutal.......

SEDUCEME   (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora