Parte 11

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_________ lo tumbó sobre el escritorio. Gerardo se sentó sobre la madera de este apoyando sus brazos a ambos lados. Subió la mirada y observó lo que _________ empezaría a hacerle.

- Entonces yo tendré el control ahora... - le susurró ella. Tenía la voz ronca y los ojos húmedos de lo mojada que estaba.

- Mnh...eso me gusta... - le respondió él. – soy tuyo, gatita. - y eso ella lo sabía perfectamente. Aquel hombre era suyo y de absolutamente nadie más. Solo ella podía hacerle el amor de esa forma o hacerlo gritar como casi...siempre. Solo ella, sus manos y lo demás. Desabrochó el pantalón de Gerardo sin dificultades y se los bajó, quedándole a mitad del muslo. El bóxer de Gerardo reventaría. Todo lo que había dentro de él saldría como una dulce fiera que lo deseaba todo. Sin esperar más también le bajó el bóxer hasta la misma medida de los pantalones. Tenía el pe.ne erecto. Erecto y lista para ella y sus deseables apretones. _________ se inclinó para besárselo suavemente. Él soltó un quejido. Los labios de _________ eran fantásticos y mucho más en esa zona. Le dio otro beso que hizo que Gerardo se revolviera por dentro.

- Dime que es lo que quieres...

- Fo.llarte. – le dijo él. Había perdido la cordura y todo por obra de lo que _________ causaba en él. – fo.llarte ya mismo. – le volvió a decir, los ojos de _________ miraron los suyos, perdiéndose... y cuando pudo darse cuenta él había empujado su rostro hasta el suyo para besarle la boca de nuevo. Un beso lleno de palabras. Sus lenguas chocaron. Mezclando sus alientos. – se lo mojada que estás, mi vida... lo puedo sentir...

- Lo estoy. – le dijo ella. – pero quiero que sigas hablando, dime...dime lo que me harás... - le ordenó ella, sus manos apretaron el miembro de Gerardo de una santísima vez, frotándolo de arriba para abajo. Él gimió con fuerza.

- Haré que se corra hasta la última gota de ti, muñeca. – las manos de _________ no dejaban de moverse. – te correrás tanto... sí, sí... - gimió. – será el mejor orgasmo de todos los tiempos.

Y mientras ella continuaba con esa ardua faena, Gerardo aprovechó para bajarle la falda, aunque esta de por si ya era cortísima. Cogió las manos de _________ e hizo que dejara de hacerle esa excelente paja. Apretó su cuerpo contra el suyo.

- Ven. – le indicó para que se montara sobre sus piernas. Ella se relamió los labios, se dejó hacer por Gerardo, que él la cogiera y la subiera sobre sus piernas y a la misma vez al escritorio. Su feminidad chocó con la enorme polla de Gerardo. Un ligero movimiento de caderas y él se encontraba fo.llándola de nuevo. – oh...sí, eso es...muévete nena...

La cogió fuerte de las caderas. Un vaivén de placer tan jo.didamente único. Ella se balanceaba sobre su cuerpo. Meciéndose sobre él. Con fuerza. Dentro. Hasta el último centímetro de toda la longitud del miembro de Gerardo. Dentro, muy dentro. Rápido. Con la rapidez que le aseguraba el mejor sexo de la vida.

- ¡Oh sí, Gerardo! – gritó ella. Esta vez desesperada. Parecía como si aquello no tu viera fin, como si quisiera más y más. Y hacía lo hacía. Buscaba más y más. Haciendo que la polla de Gerardo se metiera cada vez más en sus entrañas. Buscando que la hiciera correr tanto como quería. Se movió más rápido. Gerardo alzó las caderas contribuyendo también. Debía cumplir su promesa... él ya se había corrido con tan solo sentir las manos de _________ en su poderosa masculinidad, solo faltaba ella...pero olfateaba a lo lejos que ese orgasmo estaba por venir. Movió el pene dentro de _________, ahora en círculos. - ¡SÍ! – gritó ella, completamente extasiada. - ¡más, más...! – y eso le daría. Pensó que si seguía moviéndose de esa forma se correría más rápido. Aunque le dolía... jo.der... _________ siempre lo dejaba molido. Pero si era por ella...todo era posible. Se movió más. Haciendo fuerzas y llenándose de placer puro. Un apretón más. _________ lo estaba consumiendo.

- ¡Grita! – le ordenó él. Y no fue necesario que se lo dijera. _________ había empezado a gritar desde hace varios minutos. – grita y dime que...que me amas...

- Te amo...¡te amo! – gritó _________, dándole más ganas a Gerardo, llenándolo de fuerzas. Metió su colosal miembro de nuevo, sintiendo el cálido líquido de _________ cubrirle el pene. Habían llegado más alto de lo que habían planeado. Más que un simple orgasmo. Más... y mucho más...eran ellos dos.

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- ¿Quieres ir a comer algo? – le preguntó él. Ordenando algunos papeles del escritorio. – aunque si quieres...podemos comernos nosotros... - Gerardo la miró pícaro. _________ negó con la cabeza, terminando de arreglarse la ropa en su lugar.

- Cánsate de mí. – le dijo ella, sonrojándose al observar el papeleo desordenado.

- Nunca. – le respondió él. Tiró algunos documentos a la basura. – pero enserio, dime que no tienes hambre...

- ¿Crees que no? - _________ se acercó a él, quiso sentarse sobre sus piernas, y él...adivinando mágicamente lo que sentía la cogió de las manos e hizo que se sentara.

- Vale, yo invito. – le besó un hombro descubierto. - ¿pescado?

- ¡No! – _________ le golpeó una pierna tiernamente. Gerardo sabía que lo odiaba.

- Estoy bromeando. – le dijo. – será lo que tú quieras. – la miró dulcemente a los ojos. Era verdad, estaba muerto por ella. Buscó algo entre sus bolsillos traseros del pantalón. – quería decirte algo...

- ¿Qué, mi amor? – le preguntó ella, besándole la mejilla, le dedicó una bonita sonrisa, animándolo.

- Yo...bueno, no se... no se como se hace esto... es la primera vez que lo hago... - _________ soltó una risa, ansiosa por escuchar lo que Gerardo le diría. – quieres...aunque sé que aceptarás...pero... - respiró hondo. Era única la manera en la que _________ podía convertirse en su debilidad. - ¿quieres salir conmigo hoy por la noche? – sacó de sus bolsillos un par de entradas para la fiesta de luces de hoy por la noche. _________ entreabrió los labios. – seremos tú, yo... frente al mar, luces, guitarras y varias personas más...pero ellos no cuentan.

_________ le besó la boca de nuevo. El gesto era precioso. ¡No se podía creer que sabía cada uno de sus gustos! La complacía de todas las maneras.

- Hey... - le interrumpió él. – todavía no acabo. – le sonrió. Sacó una tarjeta de crédito y se la entregó. – cómprate lo que quieras para hoy, quería comprarte algo yo... pero tengo un gusto pésimo. – admitió Gerardo. Ella recibió la tarjeta entre sus manos.

- ¡Te amo! – le gritó ella. Besándole las mejillas, la nariz, los labios, el mentón, el cuello, las orejas. Gerardo se estremeció por dentro. La cogió de la cintura y se la abrazó.

- Y yo a ti. – le acomodó el cabello, mientras ella no dejaba de sonreír. – mucho... de aquí hasta la Luna, aunque igual me faltaría...

- Entonces...¿infinito? - _________ se mordió los labios. Gerardo le besó los labios sutilmente.

SEDUCEME   (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora