Alfa Venus

2: Oruga

-¿¡Supresores?!- Exclamó Namjoon estrujando las diminutas pastillas rosadas en su mano. Acto seguido las arrojó muy lejos, hacia la calle donde algunas se hicieron trizas y otras comenzaron a disolverse en un charco de agua sucia.

-Nadie va a usar Supresores aquí, primera y única regla, ¿entendieron?

Los jóvenes omegas que estaban frente a su puerta, entre ellos una mujer, se miraron unos con otros, claramente incómodos por el gesto de su anfitrión sin siquiera haber entrado a la fiesta. Algunos ya se decían que era demasiado bueno para ser verdad que los hubieran invitado a una noche VIAP, más aún, La noche VIAP de Kim Namjoon.

La chica omega que acompañaba el grupo hizo ademán de irse y, entonces, el chico de apariencia más tímida rompió el silencio con una risotada.

-Muy bien, ¡al diablo!

Sus atrevidas palabras fueron seguidas por un murmullo alterado de parte del grupo, después por una conversación avivada y finalmente por una serie de vítores emocionados y manos alzadas.

Su anfitrión con la paleta en la boca asintió con una mueca de satisfacción y les devolvió la mochila donde guardaban las pastillas. Se sacó la paleta de la boca y abrió las puertas con aire ceremonial.

El umbral de su enorme casa que casi parecía mansión se abrió revelando un ruidoso interior que refulgía con erráticos destellos de azul neón, un picante aroma a licor y una corriente de aire tibio que acarreaba el espeso humor del sudor, saliva, sangre y lágrimas. La chica que acompañaba al grupo se dijo para sus adentros que sería una noche muy larga y entró en fila india con el resto de sus compañeros Omega.

Veinte minutos después, Park Jimin estaría pisoteando el charco de agua donde los supresores se habían disuelto. Su pie derecho pisó uno que no había tocado el agua y crujió como un vidrio bajo sus pies. El chico levantó el pie como aquel que recién ha aplastado una cucaracha y observó las pastillas hechas trizas. Encontrar algo como eso era igual "o tal vez peor" que encontrar un condón usado, pues sabías que a corta distancia de tu hallazgo había un omega gimiendo de placer que tenía un gordo miembro de Alfa sepultado en sus entrañas, con su útero lleno de tibio semen blanco y espeso, deslizándose fuera de su cuerpo hasta sus muslos mientras el Alfa le sujetaba la cadera con rudeza.

Jimin sacudió la cabeza, apartando un instante sus fantasías de la mente y levantó la vista hacia la gran fachada que era la casa de Namjoon, se preguntó si Yoongi ya estaba adentro. "Adentro" repitió la palabra con sus labios y en silencio.

No fue una buena semana. Los profesores no hicieron el numerito de obligar a los alumnos presentarse ante toda la clase y decir qué les apasionaba de su carrera. En su lugar comenzaron a meter presión con el tema de la tesis y a dar el sermón sobre ser alguien en la vida porque ésta es muy corta y el tiempo vuela y demás sandeces que a Jimin le parecieron un montón de mierda.

¿Qué clase de tesis podría presentar un estudiante de danza? Su lado de estudiante racional y cumplidor no dejaba de pensar en mariposas, probablemente haría un complejo ensayo sumamente pretencioso sobre la semántica de una metamorfosis y cuanta cosa, la realidad era que no le interesaba en lo más mínimo, hace mucho que había dejado de bailar por pasión.

Esa semana tampoco había visto a Yoongi. "Por supuesto Jimin, no seas imbécil, la facultad de arte y la de medicina están diametralmente opuestas en el campus, jamás lo volverás a ver por casualidad". Aunque eso no le impidió masturbarse la noche anterior a la fiesta pensando en él.

A los únicos a los que había visto eran a los Omegas "Los. Malditos. Omegas." uno en particular le tenía la paciencia colmada, su nombre completo era Jeon Jungkook, y si lo supo fue únicamente porque escuchó su nombre en la boca de un profesor mientras pasaba lista en clase de Interpretación Artística.