Entré a la casa felizmente con una sonrisa en mi rostro. Seguido de cruzar la puerta escuche rítmicos sonidos que asimilé con aplausos, pobre ingenuidad la de un pequeño como yo. Camine hacia la habitación, allí entre y observe, era nuestra madre con un hombre que no era nuestro padre.
El hombre al verme separo su cuerpo del de madre, camino con furia hacia mí, temí por mi vida y no pude hacer más que maullar del miedo como respuesta a su "vete de aquí, mísero gato".
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Entre Letras Amargas Y Dulces
AlteleA menudo mi mente suele crear cortas historias en forma de relatos y micro-relatos que me piden ser plasmadas. Aquí quiero compartirles algunos de ellos. Como el titulo lo sugiere, los relatos les dejaran un gusto amargo o dulce. Aunque en su gran m...