Instinto

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A diferencia de muchos siempre me gusto ir a la plaza y jugar, aunque la mayoría de las ocasiones jugaba solo o con los niños del lugar.

Una tarde llegue a la pequeña plaza, la que siempre visitaba; al llegar pude verte por primera vez, tan llamativa, con azules de todos los tonos decorándote de punta a punta, tan hermosa. De inmediato despertaste algo en mi, un incontrolable instinto de ir hacia tu lado, me balancee un poco al levantarme del agradable y fresco pasto, tras unos pocos pasos tropecé y caí al suelo, desde el sitio pude ver como unos niños se me acercaron riendo, de inmediato me levanté y corrí totalmente avergonzado.

Al llegar de la noche… estando cómodamente sentado sobre un almohadón mirando la obscuridad en la que estaba, comencé a recordar tu figura y ese hermoso color que te sentaba de maravilla. Como algo inevitable, volvió esa sensación de querer correr hacia ti, correr y atraparte en mis brazos.

¿Sabes?... hace mucho tiempo que no tenia esta sensación, este sentimiento recorriendo mi pequeño cuerpo, las ganas de querer atrapar algo que vuela inalcanzable sobre mí. Y... y esto... esto me causa tanto miedo, miedo de que la historia se repita una vez más, ya incontables veces he perdido a todo aquello que me pareció hermoso alguna vez, lastimando con mis pequeñas manos todo lo perfecto que intento alcanzar. Mis dedos convirtiéndose en garras lastiman todo aquello que deseo abrazar y acariciar.

Sin darle más vueltas al asunto me quedé dormido sobre el cojín. Al despertar me di cuenta de que ya era tarde pasado el medio día. No sentía hambre y se acercaba la hora de ir a la plaza, decidí marcharme de inmediato.

Pasaron varias horas desde que llegue al lugar, jugaba con los niños como de costumbre, pasaron unos minutos más y allí estabas, una vez mas de azul, una vez más siendo inalcanzable para mí.

Seguía observando como olías las flores del lugar, como por momentos quedabas inmóvil sobre algún banco o solo sobre el pasto. Rápidamente callo la noche, al ser otoño anochecía muy temprano. Ya nadie quedaba en el lugar a excepción de nosotros dos.

Parecías no darte cuenta de mí por más que me acercara, aproveché eso para intentar acercarme más y mas a cada segundo que pasaba, al fin te sentí cerca, tan cerca, tan a mi alcance. De un momento a otro un fuerte sentimiento llamado “instinto” me recorrió por completo, me agache con todo el cuerpo, balance por unos segundos todo por debajo de mis caderas, con la mirada fija en tu volar… corrí a una velocidad pasmosa y te atrape con mis garras, de inmediato te presione contra el suelo, con mis afilados dientes te perfore mientras te rompía en pequeños pedazos, tras unos pequeños segundos de masticar, te devore por completo.

Me encuentro aferrado a una de tus hermosas alas azules con el velo negro de la obscuridad acobijándome en esta fría noche, no puedo dejar de llorarle a la luna por lo que te hice, en mi mente escucho su consuelo, me dice que no se puede evitar, al tu ser una hermosa mariposa y yo un callejero gato, al dominar del instinto a través del hambre, ante el instinto nada se puede hacer.

Entre Letras Amargas Y DulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora