El chico volteó e hizo como si no hubiera visto a Emma, pero juraría que lo hizo.
Casi derramo mi bebida —¿Tu qué?
—Escuchaste bien, mi ex. Como cualquiera lo odio, pero no pensé que me lo encontraría de nuevo ahora que estudio aquí.
—Bueno... ¿Y qué quieres que hagamos?
—No lo sé. Sólo espero que no me no me note.
—Bien. Hagamos eso.
El mesero llegó con nuestras cosas, y dejó un papel sobre la mesa para luego retirarse de nuestra mesa.
Emma parecía tener la intención de ahogarse o hacer un concurso de "¿Quién puede comer más rápido?" porque la chica estaba comiendo tan rápido que parecía irreal.
—Oye, no tienes porqué apurarte tanto. Sólo digo.
—No, no, tú no sabes, ese chico de allí –señaló al castaño que estaba frente a donde nos encontrábamos– es un raro. Un raro, celoso, manipulador y obsesivo... Y traidor.
Miré hacia el chico de reojo, noté que uno de sus amigos señalaba a nuestra dirección, regresé mi vista a Emma —Sí, bueno, quizás no te hayas enterado de la noticia, pero tu ex está mirando en ésta dirección... Y su amigo.
Emma miró con los ojos abiertos hacia donde su ex se encontraba, y efectivamente, aquel chico se acercaba en dirección a nosotras.
—¿Emma? ¿Eres tú? ¡Cuánto tiempo!
Emma fingió una cara de alegría que era igual a la de cuando un niño pequeño te está molestando, pero no le puedes hacer nada porque su madre está allí. — ¿Verdad que sí? ¡Cuánto tiempo, Marco!
—¿Qué ha sido de tu vida, Emma?
—Pues... No he hecho demasiado, aún no me meto en problemas, y la universidad aún no comienza ¿y de la tuya?
—Bueno, ya sabes que yo no cambio, he estado saliendo con mis amigos y cada vez falta menos para graduarme. No hay detalles extra, porque de resto no hay nada interesante. ¿Quién es tu amiga?
—Se llama Alice. La conocí hace poco.
—Marcos, pero dime Marco.
—¿No es casi lo mismo?
—Casi, pero no es lo mismo, dime Marco.
—Dime Alice, no me gustan los sobrenombres.
—Bien.
El otro chico con el que Marco estaba recibió una llamada. Pero no se retiró.
—¡Hey! ¿Qué pasa? Íbamos de camino al mercado, pero nos encontramos a Emma, así que pasamos a saludar, seguro no nos demoramos... Sí, sí, es Emma... Ey ¿todo está bien allí? Parece que estuvieran en medio de una inundación... ¿Cómo que nos demoremos todo lo que podamos? ¿Intentas que nos demoremos para reparar otra cosa que dañaste?... ¿Qué? No. Espera... ¿Dañaste de nuevo la ducha? ¡Dañas todo lo que tocas! –el chico rodó sus ojos– llama a alguien para que repare otro daño tuyo, ésta vez va por tu cuenta, no seguiremos pagando tus platos rotos, literalmente. Bien, adiós.
Marcos miró a su amigo con los ojos entre cerrados y pensando algo —¿Era Camilo? –su amigo asintió– Chicas hablamos luego, vamos a comprar las cosas y luego nos vamos a casa. Adiós.
Ambos chicos se fueron rápidamente de la masa y Emma soltó un suspiro pesado —No estuvo tan mal.
—Pensé que sería peor.
—Creo que somos unas exageradas.
—Creo lo mismo.
Luego de pagar y dejar una propina al mesero, Emma y yo abandonamos el local donde antes nos encontrábamos.
°°°°°°°°°°°°°
No. Puedo. Creerlo.
Bien, les explico: luego de que salimos de aquel restaurante, Emma y yo nos fuimos a la universidad –donde actualmente estamos– todo iba perfectamente bien, no había nada fuera de lo común, hasta que llegamos a los dormitorios. Donde vimos un animal, más precisamente, una vaca.
—La vaca... La vaca... La misma vaca –canta Emma mientras señala a la vaca que ahora está frente a nosotros mientras en grupo de chicas la miran raro.
—Solo... Discúlpenla... Está medio fuera de sus sentidos –digo al grupo de chicas mientras hago que mi amiga baje su mano. Emma bufó.
—No me dejan ser feliz.
—¿Cómo es que llegó aquí al primer piso de los dormitorios una vaca?
—No lo sé ¿cómo es que no me dejas ser feliz?
Rodé los ojos —Como sea, eso no es lo que importa. ¿Qué harán para sacarla de aquí?
—¡Hey! ¡Son muchas preguntas! ¡Y no sé la respuesta de ninguna!
Me golpeo mi frente mentalmente. Oficialmente, ésta chica está loca.
—¡EMMAAAAA! –un señor con un aspecto de campesino entró en la sala de estar de los dormitorios femeninos – ¡Oh, Emma me diste el susto de año! ¿Qué haces aquí?
Si mi amiga está loca, éste señor lo está más, ¿cómo es que le dejaron meter una vaca en plena universidad? Y lo más importante ¿por qué esa vaca se llama Emma?
Mientras yo estoy sumergida en mis pensamientos, noto de reojo que mi amiga mira la escena perpleja, y, de hecho, soy la única en ésta sala que no lo hacía hasta ahora
—Ok... Hoy ha sido un día bastante... raro... –menciona Emma casi tartamudeando.
—Já, eso no te lo voy a negar.
El señor de lo que parecen ser aproximadamente unos 50 y algo de años pasa por entre todas las personas en la sala y se lleva a la vaca al paso que va ésta, que no es muy rápido para ser precisa.
Una vez el señor se retira de aquí, mi amiga y yo nos disponemos a subir el ascensor junto con las otras chicas, todas un poco extrañadas por lo que pasó recientemente.
En nuestro piso, luego de que bajáramos del ascensor, de mi celular sale el tan conocido (por mí) tono de Somthing just like this, avisando que tenía una llamada.
—¿Aló?
—¿Hija? ¡Pensé que te había pasado algo! ¿Estás bien? ¿Por qué no me habías llamado?
Me pegué con la palma de mi mano en mi frente. Lo había olvidado debía llamar a mi madre.
—¿Sigues ahí, Alice?
—Uh... Sí mamá, lo había olvidado, estaba desayunando y apenas regreso.
—¿Apenas? Cariño, son las once de la mañana ¡siempre almuerzas alrededor de las nueve!
—Bueno, digamos que hoy se me hizo algo tarde. No fue una noche fácil.
—¿No dormiste bien? ¿Es difícil estar ahí? Sabes que puedo ir por ti cuando quieras.
Mi madre toda mi vida ha sido algo sobreprotectora, comienzo a acostumbrarme.
—No, mamá, tranquila, estoy bien. ¿Cómo están por allá?
—Tu padre está de un extraño buen humor, yo estoy bien y tu hermano me llamó esta mañana, dijo que quizá pronto vendrá y quiere verte, dice que le va de maravilla y que ya ha hecho varios amigos. Quién sabe, quizás consigas algún pretendiente.
—¡Mamá!
—¿Qué? Sólo decía. No has llevado ni un solo chico a la casa después de uno rubio y era tu mejor amigo. ¡Me preocupa la vida social de mi hija!
Reí levemente —No tienes porqué preocuparte por eso, mamá, mi vida social es perfecta en éste momento. No quiero parejas por ahora.
—Bien, como sea, debo colgar, cariño, cuídate. No comas tarde, si quieres volver a casa, no dudes en llamar. La casa se siente semi-vacía desde que te fuiste. Te quiero.
—Bien, mamá, en cuanto pueda los visitaré. Yo también te quiero.
![](https://img.wattpad.com/cover/110170725-288-k417099.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Enamorando a Cupido
Literatura FemininaAlice ha comenzado a hacer las maletas para mudarse de casa y comenzar la universidad, pues ésta queda lo suficientemente alejada como para poder ir todos los días de su vida de allí para acá. Ella ha comenzará a estudiar criminalística forense en u...