Tema delicado

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Ha pasado una semana, la universidad está a más no poder de estudiantes, como de costumbre, muchos de los de aquí llegan para registrarse tarde.

Aprieto con fuerza mis libros contra mi pecho para que éstos no se caigan de donde están, ya se me han caído alrededor de tres veces hoy.

Corrección, cuatro con la que me acaba de pasar. Blanqueo mis ojos y me dispongo a recoger de nuevo mis cosas: dos cuadernos y un libro, he estado leyendo últimamente. Alguien de corazón traído desde el cielo por primera vez en todo el día decide ayudarme y se hace a mi lado para tomar un cuaderno mío, le doy un "gracias" y subo la mirada.

—Oh... Hola, Elliot.

—Hola, Alice.

—¿Qué carrera estudias?

—Criminología. ¿Y tú?

—Criminalística forense.

—Oh, valla... Fueron casi las mismas.

—Sí.

—Bien, Alice... Fue un placer volver a verte y espero nos volvamos a encontrar, adiós.

—Adiós –le di una sonrisa amable y me fui hacia el aula correspondiente.

°°°°°°°°°°°°°°

El día ha terminado, no hay profesores con los que me lleve mal hasta ahora y espero que se mantenga de esta manera.

Miré nuevamente por la ventana, a pesar de que el lugar donde estaba el dormitorio no era el mejor, por la ventana de la habitación se podían apreciar vistas hermosas, pero que no se comparaban con las de casa.


—¡Hey! ¿Cómo fue tu día? El mío de maravilla. Conocí a un chico guapísimo ¿qué hay de ti?

—No mucho, conocí a una chica de cabello rojo bastante agradable, ningún chico.

—Ah... Bien, no es un excelente "comienzo" pero sé que conocerás a alguien pronto.

Rodé los ojos —No me interesa tener pareja si es lo que piensas.

—¿Por qué no? Hay chicos aquí muy lindos... Elliot, por ejemplo. Me enteré que estudia lo mismo que tú.

—Corrección, una cosa es criminalística forense y otra es criminología. Son diferentes.

Emma parece analizar mis palabras cuidadosamente seguido de encogerse de hombros —Para mí son lo mismo.

En el poco tiempo que he tenido para conocer a Emma me he dado cuenta que lo más fácil con ella es no alegar respecto a algo que ella cree. Es igual de terca que mamá.

Y eso me recuerda que no la he llamado hoy. Pero mi celular ha perdido su poca batería.

—Fuera de la universidad hay teléfonos públicos, ¿verdad?

—Creo haber visto uno en la salida, cerca de Penny's.

—Bien, regreso ahora.

Salgo de los dormitorios femeninos e inmediatamente me arrepiento de no haberme puesto una chaqueta o algo similar, pues mis brazos son quienes sufren mis acciones, un fuerte viento choca contra mi cara y me revuelve el cabello, haciendo que dicho se despeine.

A pesar de que siempre lo llevo despeinado.

Fuera de la universidad, diviso el teléfono público cerca de Penny's, comino hacia él. Mamá seguro está preocupada.

Una vez en el teléfono marco el número de mamá. Un tono. Dos tonos. Y es en el tercer tono cuando contesta.

—¿Hola? ¿Alice, cariño eres tú?

—Hola mamá. No pude llamarte porque mi celular está apagado.

—¡Cariño! ¡Me habías preocupado! –mamá grita y el teléfono casi me aturde. Alejo mi oído un momento del teléfono y luego la vuelvo a acercar.

—Mamá no te preocupes. Estoy completa.

—¿Cómo te fue hoy? –era increíble su capacidad para cambiar drásticamente de tema. Pero estaba acostumbrada.

—Bien, ¿cómo estás? ¿Cómo está papá?

—Yo estoy bien. Tu padre igual. No hemos vuelto a pelear. Las cosas están de maravilla en casa. ¿No has hecho compañeros?

—Mi compañera de habitación es muy agradable, se llama Emma y conocí a otro chico, se llama Elliot. Es bastante... Peculiar, pero me cae bien. No hemos hablado mucho, de todas formas.

—Sabes perfectamente que puedes traerlos de visita en semana santa o en cuanto puedan.

Mis padres nunca me inculcaron la religión, siempre me dejaron escoger lo que quería hacer, jamás me dijeron "tienes que hacer esto y si no pasará aquello" siempre fueron muy permisivos respecto a ese tema. Además, mamá odia ir a la iglesia, no le cuadra la idea de estar una hora –a veces más– sentada en una silla haciendo la oración que puede hacer en casa. Por ende, tampoco le gustaba asistir a procesiones. Supongo que es cuestión de gustos.

—Bien, te presentaré a Emma en cuanto pueda.

—Bien cariño. Ten una feliz noche. Te quiero.

—Yo te quiero aún más, mamá. Adiós. Saludos a papá.

Cuelgo el teléfono y pago la cantidad requerida de éste. Giro mi espalda encontrándome a Elliot. Él me sonríe.

—Hola, Alice.

—Hola, Elliot. –le devuelvo la sonrisa– ¿qué tal?

—Bien ¿hablabas con tu madre?

—Sí ¿vas a hablar con la tuya?

—Oh, no, voy a hablar con mis abuelos. No puedo hablar con mi mamá.

—¿Puedo preguntar el por qué?

—Tal vez luego lo sepas. Es un tema algo... Delicado, las personas tienden a reaccionar igual.

—Ummm... Está bien. Hablamos luego ¿bien?

—Bien, adiós.

—Adiós.

"No puedo hablar con mi mamá" ¿por qué?

—Tampoco me tiene que interesar –susurro para mí misma, y apenas me llego a dar cuenta que estoy hablando sola y que la señora de lo que parecen ser 70 años me mira raro y se aleja un paso de mí y luego pasa la calle en su nivel más rápido y disimulado.

La observo pasar la calle y continúo mi camino a la universidad.

°°°°°°°°°°°°°°

¡Heeeeey! 

Hace dos semanas no nos leemos ¿qué tal?

#ElCapítuloEstáCortoYNoNecesitoTuAprobación:V.

#NoActualizoSeguidoPeroPosPos.

#VivanLosViernes.

Y ya no más hastags por hoy. Los amo. Sólo me disculpaba. Sí, es de lo más normal en mí no actualizar seguido. Pero, ¡les juro que se me olvida! 

Aunque también hace falta mencionar mi creatividad y mi humor durante los capítulos.

Los amo. A los pocos que me leen. Y a los que si es que llegan más me leerán. Son guapos. Aguacates de mi corazón :v

Esos será lo más cursi que diga y escriba en un mes.

*Yukiko1421*

Enamorando a CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora