Solo Tú

CAPITULO IX: Caras vemos, Intensiones No Sabemos I.

Yuri se encontraba molesto y los más cercanos sabían conocían la razón de aquello con nombre y apellido, por lo que tomando poca atención de ello solo se limitaban a verle y no entrometerse pues este era bastante serio y poco razonable con aquellos que intentaban interferir en sus asuntos. No estando completamente concentrado en sus entrenamientos solo se quejaba internamente con su rostro cada vez más agrio y con sus compañeros en la universidad solo se limitaba a escucharles pues estos ya sabían que se encontraba delirante por el moreno quien tenía días de no aparecerse por aquellos lugares rodeando al rubio y sin llamarle o por lo menos contestarle lo mensajes. Recibiendo insistentemente la llamada del ruso mayor que este por su mal humor solo colgaba, decide contestarla recibiendo casi que a forma de regaño la voz del peliplateado al otro lado de la línea y no prestando mucha atención abre sus ojos como un gato sorprendido al enterarse que debía estar en la empresa para la sesión fotográfica deportiva junto al kazajo quien ya se encontraba esperándole en las instalaciones; este solo colgando y marchándose inmediatamente hacia la empresa donde le esperaban se encuentra a Yuuri esperándole para dirigirle a la zona de publicidad donde se realizaría la sesión junto al moreno.

Yuri muy nervioso debido a que no era su fuerte el hacerse fotos pues en sus redes sociales solo publicaba a lo que tomaba foto, es decir a aquello que llamara su atención, como gatos y accesorios con encajes de leopardo y cosas por el estilo, llegando al lugar mira a Otabek del otro lado del camerino sentado en su lugar con sus ojos cerrados y escuchando música con sus auriculares completamente desconectado de su entorno, este se limita solo a verle y dejándose arreglar por los estilistas del reparto encargado. Mila que como siempre se encargaba de sacar de sus casillas al rubio, se limitó a tirar alguna que otra sátira que hicieron al menor ensimismarse un poco retrayéndole de la sesión el cual tuvieron que posponer para unos días después haciendo esto alterar un poco al ruso mayor. Yuri batallando con sus pensamiento negativos, al salir de aquel recinto escucha la voz te Otabek por aquellos pasillos y acercándose rápidamente hacia él, le mira sonriente, distintamente a toda típica expresión de él, y oyéndole hablar cariñosamente retrocede sus pasos ocultándose tras la columna cubierta de plantas para no ser visto quedando lo suficientemente cerca logrando escuchar un poco la conversación que este sostenía por teléfono.

-Cariño el trabajo ha sido bueno, lo suficiente como para comprarte el collar que me mostraste hace unos días y muchas cosas más... cuando te tenga nuevamente en mis brazos me encargare de consentirte baby! ... si ese gato mañoso es la razón por la que te he descuidado un poco cariño pero te aseguro que te lo compensare en cuanto termine esta jornada de trabajo si? Te consentiré todo lo que quieras, no debes de estar celosa por nadie, y mucho menos por el... de acuerdo!? Eres especial para mí... Te quiero...

Yuri un poco consternado mira su teléfono y marcando el número de Otabek, este observa desde la distancia su expresión viéndole más seria y fruncida, y desistiendo la llamada decide enviarle un mensaje observando su semblante aún más duro que antes, y viéndole suspirar pesadamente como si tuviera una gran molestia, este un poco decepcionado apuña su teléfono para controlar su deseo de llegarse y propinarle una buena golpiza; luego de algunos segundos sale de aquel lugar tomando el camino contrario para no ser visto, y alejándose de allí se topa con Mila quien al notarle rojo trata de seguirle, pero solo le ve alejarse, llegando minutos después Otabek observando la preocupación de la pelirroja se limita a escucharle soltando un suspiro cansado y desalentado saliendo con esta a terminar su presentación para la noche en el Club. Los días pasaban y este no contestaba los mensajes que el rubio le manda debido a algunas ocupaciones.

Fueron pasando los días y estos solos se vieron una vez para ir al cine por petición del japonés quien quiso ir en compañía de todos y el ruso menor con su actitud un tanto arisca provocaba cierta distancia con el kazajo quien realmente no tenía la intensión de averiguar la actitud demandante del rubio; llegando la próxima sesión fotográfica pautada de ambos jóvenes, estos no se dirigían palabra alguna generándose cierta tensión en el ambiente, conforme pasaron las horas, para su pesar se sentían demasiado lentas y forzosas para ellos, ya siendo la hora del primer tiempo de descanso, el kazajo se encontraba rumbo al baño siendo alcanzado por el ruso quien le había seguido y cerrando el baño tras de sí para no ser interrumpidos, el menor se abalanza sobre el mayor besándole necesitadamente y el moreno limitándose a corresponder a la acción le posiciona sobre el tocador sin dejar de besarle, con una mano sobre el espejo y la otra acariciando insistentemente los muslos del rubio el cual se estremecía ante sus toques y entremetiendo sus manos en el pantalón de Otabek, le besa lentamente bajando hacia su abdomen haciendo sonreír y excitar al kazajo que le miraba lujuriosamente por tal acción.