Nervios: templanza o estado de equilibrio emocional.
Mismos que sentía Camila sin saber por qué, aquella mañana de domingo donde unas cuantas horas después se encontraría con la chica que le provocaba dicho sentimiento. Sabía que Lauren ocultaba algo, sobre todo tras aquel primer encuentro, sin quitarle importancia al hecho de la pulsera que decoraba su muñeca era la misma que había pertenecido a la suya.
Dando un enorme suspiro, bajó del taburete de la cocina con cuidado de no forzar demasiado su ligera cojera que tras un gran esfuerzo estaba desapareciendo. Seguidamente, miró a su alrededor y por un instante, aunque su casa estuviera repleta de empleados, se sintió sola. Por suerte o por desgracia, su iPad comenzó a sonar por la notificación de la videollamada.
- "Mamá" habló en un tono seco tras descolgar la llamada y quedar apoyada en la encimera.
- "¿Qué estás haciendo?" le preguntó sin prestarle atención.
- "Hablar contigo" replicó la latina consiguiendo una mirada furiosa. "Nada, solo pasar el rato"
- "Tu hermana quiere hablar contigo" respondió Gimena Guerrero sin más, pasándole su dispositivo a la mencionada.
- "Hola" la saludó Camila con una ligera curvatura en sus labios. "¿Cómo va todo por allí?" preguntó, apoyándose en una sola mano.
- "Aburrido" rodó Sofía los ojos. "Pero mamá me ha comprado ropa nueva así que estoy contenta" sonrió ampliamente mostrando sus paletas separadas.
- "¿Y papá?" preguntó, perdiendo el completo interés por su hermana.
- "No está con nosotras" explicó la menor. "Se fue del hotel temprano" añadió.
- "Tengo que colgar, me están esperando" mintió. "Adiós" se despidió con la mano y una falsa sonrisa.
Misma que borró nada más colgar la llamada de la que lo único que obtuvo fue que perdiese el tiempo. Por suerte, sus padres habían decidido una vez más que ella permaneciera en casa para incrementar sus estudios mientras éstos viajaban. No obstante, nunca lo hacía.
Lidiar con una niña de casi doce años era algo difícil, ella misma lo sabía porque pasó por aquella etapa, sin embargo, su hermana tenía un punto extra; era una copia de su madre. Por eso mismo agradecía el hecho de no viajar, puesto que con ambas tendría que estar fingiendo ser quien no era durante demasiado tiempo.
Dando un suspiro más, comprobó la hora en su móvil y, sabiendo que todavía tenía tiempo de sobra hasta que dieran las seis y fuera a buscar a Lauren junto con George, les mandó un mensaje a sus hipotéticas mejores amigas, mismas que rechazaron la invitación de salir a comer con una excusa barata.
Cansada, subió hasta su extensa habitación y se dejó caer en la cama de la misma forma en la que Lauren lo hizo tras salir de la ducha y envolver el albornoz azul alrededor de su cuerpo. Había pasado toda la mañana inquieta no solo avanzando en sus estudios, sino también ayudando a sus padres con las tareas de casa.
Agobiada por sus propios pensamientos, se dirigió hacia su armario y echó un leve vistazo mientras se mordía el labio inferior. Utilizar uniforme cinco días a la semana había conseguido que su ropa tuviera menos uso, sin embargo, los pantalones negros que le encantaban estaban un tanto desgastados en la entrepierna por el roce.
Aun podéis aguantar un poco más.
Colocándoselos tras colgar el albornoz en la puerta y ponerse la ropa interior, terminó su conjunto con un largo jersey de lana blanco con el cual no le haría falta utilizar chaqueta en aquella tarde de invierno.
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Incondicional | Camren Fanfic
FanfictionLas personas podrán olvidar tus palabras, tus actos e incluso tus promesas, pero nunca olvidarán cómo les hiciste sentir.