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En la acera el tropel avanza en todas direcciones. Lento o rápido. Se abre paso. Estas hermoso como los perros abandonados. Espejo como los mendigos. Es una multitud de China. La sigo viendo las imágenes de la prosperidad actual. En su modo de caminar todos juntos sin impacientarse nunca. En su modo de hallarse en el tropel como si se hallaran a solas. Diríase que sin gusto. Sin tristeza ni curiosidad. Avanzando sin presentar aspecto de andar. Sin intención. Sino solamente de avanzar aquí más que allí. Sólo entre la multitud. Nunca solos en sí mismo. Siempre solos en la multitud.
Vamos a uno de esos restaurantes chinos en pisos. Ocupan edificios enteros. Son grandes como grandes almacenes. Cuarteles. Se abren a la ciudad a través de balcones y Terrazas. El ruido que sale de esos edificios resulta inconcebible en Europa. Es el de los pedidos cantados por los camareros y tomados y cantados Igualmente en las cocinas. En esos restaurantes nadie habla. En las Terrazas hay orquestas chinas. Vamos al piso más tranquilo. El de los europeos. Los monos son los mismos pero se grita menos. Hay ventiladores y pesadas colgaduras contra el ruido.
Le pido que me diga con rico eso padre. Y cómo. Dice que hablar de dinero le aburre pero que sí me interesa no tiene inconveniente en decirme lo que sabe acerca de la fortuna de su padre. Todo empezó en cholen. Con los compartimientos para indígenas. Hizo construir 300. varias calles de pertenecen. Habla francés con acento parisino ligeramente forzado. Tabla de dinero con una desenvoltura sincera. El padre Tenía inmuebles que vendió con intención de comprar terrenos para construir al sur de cholen. Cree que también se vendieron los arrozales de sadec. Le hago preguntas referentes a las epidemias. Digo que he visto calles enteras de apartamentos cortadas de la noche a la mañana. Puertas y ventanas clausuradas por causa de la peste. me dice que aquí hay menos. Que las desratizaciónes son más frecuentes que en la selva. De repente le cuenta una historia sobre los compartimientos. Su precio es mucho menos elevados de los inmuebles de viviendas individuales y responden mucho mejor que las habitaciones separadas a las necesidades de los barrios populares. A la gente aquí le gusta estar junta. Sobre todo a esa población pobre. Procede del campo y le gusta vivir afuera. En la calle. Y no hay que acabar con las costumbres de los pobres. Su padre precisamente acabo de hacer una serie de compartimientos con galerías cubiertas que dan a la calle. Eso hace las calles más vivas y más agradables. La gente pasa el día en esas Galerías exteriores. También duerme ahí cuando hace mucho calor. Le digo que también a mí me hubiera gustado vivir en una galería exterior. Que cuando era niña eso se me antojaba lo ideal. Estar afuera para dormir. De repente me duele. Apenas es muy ligero. Es el latido del corazón trasladado allí. En la herida viva y fresca que me ha hecho. El que me habla. El que ha creado el placer de esta tarde. Ya no oigo lo que dice. No escucho. Se da cuenta y se calla. Le digo que siga hablando y lo hace. Dice que piensa mucho en París. Considera que soy muy distinta de las parisinas. Mucho menos amable. Le digo que este asunto de los compartimientos no debe ser tan rentable. Ya no me responde.

Durante todo el tiempo que dure nuestra historia. Durante un año y medio. hablaremos de este modo. nunca hablaremos de nosotros. Desde los primeros días sabemos que un futuro en en común no es proyectable. De modo que nunca hablaremos del futuro. mantendremos conversaciones como periodísticas Y de igual Calibre.
Le digo que su Estancia en Francia sido fatal para él. Está de acuerdo. Dice que en París lo compró todo. Sus mujeres. Sus conocimientos. Sus ideas. Tiene 12 años más que yo y eso le da miedo. Atiendo a como habla. Acomo se equivoca. También a cómo me ama. En una especie de teatralidad a la vez consabida y sincera. Le digo que le presentaré a mi familia. Quiere huir y me río.
No puede experimentar Su Sentimiento sino a través de la parodia. Descubro que no tiene energía para amarme en contra de su padre. Para cogerme y llevarme. Con frecuencia llora porque no encuentra fuerzas para amar Más allá del miedo. Su heroísmo soy yo. Su servidumbre es el dinero de su padre.
cuando hablo de mis hermanos cae de inmediato en ese miedo. está como enmascarado. cree que todo el mundo a mi alrededor espera su petición de mano. Sabe que para mi familia está ya perdido. Que para ellos lo único que puede hacer es perderse más aún y en consecuencia perderme a mí.
Dice que se marchó a París para estudiar en una escuela mercantil. Por fin dice la verdad. Que no hizo nada y que su padre le cortó los víveres. Qué le mandó un billete de vuelta y que se vio obligado a salir de Francia. Este regreso es su tragedia. No ha terminado sus estudios mercantiles. Dice que calcula terminarlos aquí en cursos por correspondencia.

Los encuentros con la familia se iniciaron con las comilonas en cholen. Cuando mi madre y mis hermanos vienen a saigón. Le digo que hay que invitarlos a los grandes restaurantes chinos que ellos desconocen. A donde nunca han ido.
Esas veladas transcurren todas del mismo modo. Mis hermanos devoran y nunca le dirige la palabra. Tampoco le miran. no pueden mirarle. no podrían hacerlo. Si pudieron hacer eso. el esfuerzo de verle. Serían capaces Por otra parte de seguir los estudios. De doblegarse a las reglas elementales de la vida en sociedad. Durante esas comidas sólo habló a mi madre. Habla muy poco. sobre todo el principio. Pronuncia alguna frase sobre el plato qué sirve. Sobre su exorbitante precio y después se calla. En cuanto a el. las dos primeras veces. Se lanza. Intenta abordar el relato de sus hazañas en París pero es inútil. Es como si no hubiera dicho nada. Como si no le hubieran oído. Su tentativa zozobra en el silencio. Mis hermanos siguen devorando. devoran como nunca he visto devorar a nadie en ninguna parte.
Paga. Cuenta el dinero. Lo deposita en el platillo. Todo el mundo mira. Recuerdo la primera vez. Alineo 77 piastras. Mi madre está al borde de un ataque de risa nerviosa. Nos levantamos para marcharnos. Ningún Gracias de nadie. Nunca se le dan las gracias por la excelente comida. Ni los buenos días. Ni Hasta la vista. Ni como estas. Nunca se dice nada.

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