Besos.

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Me estaba preguntando en clase de Quimica en el porque algunos elementos de la tabla periodica necesitaban de otros elementos para poder ser perfectos, claro estaba que había un estatus en aquella tabla, los gases nobles como el Xenon eran perfectos, no necesitaban de nadie para poder ser ellos mismos, sin embargo, elementos como el sodio necesitaban de alguien para ser quienes eran.
Vaya, como entendía al Sodio.

Tambien me preguntaba el porqué Percy me había llevado a su casa tan solo para estudiar aquella tabla periodica. En cambio, no podía concentrarme, se veía tan perfecto, como si ese fuera de verdad su lugar, y si que lo era, su habitación olía tan bien, a mar, a playa, a Arena, a diversión, cada cosa que tenía estaba perfectamente ordenada en aquel lugar, cada poster, cada lapiz, él sabía como ponerle su estilo de verdad.

-Nico, no estas prestando atención.

-¿Como es que tienes tantas cosas?

-Años de recolección.

Se volteó a mirarme fijamente a los ojos, provocando que me sonrojase con fuerza.

-Nico, si terminas esta tarea te daré un premio, tu eliges cual.

Lo miré esperanzado, claro que quería un premio, y no uno cualquiera, quería otro beso.
Necesitaba de aquel elemento para lograr ser perfecto en esta tabla periodica llamada sociedad. Miré mi cuaderno y luego miré mi lápiz, era bastante absurdo lo que los profesores enseñaban. Asi que claro que lo entendía, empecé a hacerlos, terminandolos cada vez más rapidos, era demasiado sencillo según mi parecer...
O solo era que mi cabeza tambien quería ese beso.
Al terminarlos, miré a Percy y él sonrió con amplitud.

-Eres todo un cerebrito, ahora, pideme lo que quieras.

Estaba seguro de que iba a ser raro pedirle un beso, aunque mis labios lo pedían a gritos, estaba sediento por él.

-¿Puede ser un ab...?

Él solo dió el paso, como aquella vez en el parque, me besó con ternura y yo no podía creerlo, sus labios estaban sobre los míos y me besaba como si tambien lo quisiera, como si estuviera sediento de mi tambien.
Sentí como quería algo más, como sus labios manipulaban los míos para que se abriesen, pero yo no sabía besar, yo nunca había besado a nadie.

-N-No puedo-murmuré separandome-, esto está mal, dos chicos no pueden besarse.

-Si pueden, Nico.

Ah, hace tanto que no decía mi nombre de esa manera, tan suave, tan perfecto, con la dulzura que solamente él podía ofrecerme, estaba bien, estaba muy bien para mi.
Al convencerme, tomó mi rostro con ambas manos y volvió a hacerlo, probando mis labios, lamiendolos pidiendo permiso para hacer algo más, se lo concedí, y me asusté un poco al sentir como rozaba su lengua con la mía, estabamos entrando en terreno peligroso y mi cuerpo lo sabía.
Me separé, tomando una gran bocanada de aire, y luego volví a mirarlo, totalmente sonrojado, totalmente exausto por aquel beso inesperado e inexperto.

-Aún...aún no gané la apuesta...

-De todas formas saldría contigo, Nico.

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