Ángel.

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Estaba contandole la historia a Percy del porqué salí de aquel lugar lleno de mentiras, mis ojos estaban humedeciendose y sabía que me destrozaría en lagrimas en unos segundos, estaba sentado frente a él, con las piernas entrelazadas, jugando con sus dedos y mirandolo a los ojos, en momentos, se me hacia dificil mirarlo, era como si un nudo se me creara en la garganta, era como si de verdad sufriera.
Con fuerza, tomó mis manos, al ver que estaba por llorar, y de verdad quería hacerlo, necesitaba drenar todo mi dolor.

-Me dijo...que me odiaba...que la molestaba...

-Solo...Solo es un recuerdo, Nico, ya estoy aqui...

Me abrazó con fuerza y yo empecé a sollozar de nuevo, estaba tan cansado, con tantas ganas de darme todo un descanso verdadero, necesitaba apoyar mi cabeza en algún lugar y dormirme por como un mes, siempre resolvía mis problemas de aquella manera, me acurrucaba como algun animal y dormía hasta que alguien me despertase.
Esta vez, quería dormirme entre aquellos fuertes brazos, queria estar entre ellos toda mi vida.

-No me gustan los problemas, Percy, odio los problemas...y ahora...yo soy uno.

-Nico, no digas eso, me enojaré.

Sollozé con fuerza en su pecho y él se alarmó.

-¡Uwaah! ¡Era mentira, no voy a enojarme!-su mano se posó en mi cabello y lo acarició con ternura-no eres un problema y nunca lo seras...deja de pensar de forma tan cruel sobre ti.

-Per...

-Sin peros-levantó mi mirada-, mirame, calmate, ya te lo dije, solo es un recuerdo...un malo recuerdo...¡Ah! Mira, ya se fue volando.

Simuló arrugarlo como un papel y lanzarlo por la ventana, sonreí y él limpió mis lagrimas, me vió de una forma diferente, y estaba seguro de que diría algo cursi de nuevo.

-Tus lagrimas...cada vez que las veo, me recuerdan a las de un ángel...ya no llores, por favor...-besó mi frente.

Mis brazos terminaron en su cuello, desahogandome hasta que mis lagrimas ya no podían, al cabo de un rato y con las tiernas caricias que recibia en mi espalda, pude recordar la tranquilidad que mi madre me daba, mis ojos se sintieron pesados y luego me quede dormido, en esos brazos en los que quería descanzar por siempre.

Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora