Problemas.

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Por alguna razón, ahora todo era mi culpa.
Bianca estaba gritandome, me zarandeaba mientras decia todas mis verdades, no podía escucharla, no quería hacerlo.

-¿¡Porqué!? ¿¡Porque te esmeras en arruinarme la vida!?

La miré con impresión y ella levantó su mano, al ver su rostro lleno de rabia, recordé la unica vez en la que mi madre me había levantado la mano, tenía la misma expresión, los mismos ojos adoloridos.
¿Porque me esmeraba tanto en arruinarles la vida?
Con una fuerte, dolorosa y estruendosa cachetada, caí al piso, mis ojos se abrieron como platos, quería saber porqué estaba tan enojada.

-Te odio, Nico.

Empecé a sollozar, como un niño perdido, como un niño que no debía responderle a sus mayores, me lo callé, y como siempre, obedecí.

-¿Porque no me echas de esta casa?

-Solamente porque padre es el que pagó por este departamento para ti, no para mi.

La miré por un momento.
Miré cada parte de ella, cada pequeño detalle, entonces, me fijé en su vientre, lo tenía un poco inchado.
Estaba seguro de que no era algo normal.

-Estas embarazada, ¿Verdad?

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