Lies.

Golpes.

Al murmurar aquellas palabras, la persona a la que llamaba padre se enfureció.
Aquellos horribles y desesperados golpes se posaron en mi cuerpo, rompiendo el ultimo pedazo que faltaba de mi corazón.

Me miraba con toda la rabia que un ser humano podía tener corriendo por sus venas, y claro, con la desepción de un padre al ver que su hijo era claramente cariñoso con otro hombre. Dolía y ardía, no solo en los moretones, tambien en mi pecho. Era como si me diera cuenta de que nunca seré suficiente, nunca sería igual, jamás volvería a ser igual.

Todo era mi culpa.

Pensé en Bianca, a veces solo nos teníamos a nosotros dos, eran las ocasiones en la que Hades Di Angelo no volvía a casa en semanas, eran tiempos buenos, pero era estresante no saber en que momento llegaría, y si llegaría en buen estado de animo

Esto ocurría si es que no, y siempre recaía en mi aunque el error fuera de ella. Ya las recibía, a todas las balas, tan solo para proteger a algo al cual el nunca haría daño.

Por mucho tiempo pensé que si recibia aquellos golpes, Bianca estaría bien, pensaba que yo estaría bien, pensaba que si yo era el unico que me rompía los demás no se romperían, por lo menos no del todo. Intentaba salvarlos, intentaba hacerlos felices, a Mamá, Bianca y a mi Padre.

Pero es dificil volver a juntar las piezas de una copa totalmente destruida en una cinta de emalaje, era tan dificil que mi copa tan solo se desvaneció con el viento, y yo ya no tenía sentimientos e incluso el dolor ya no importaba.

Pero en este jus.to momento, volvieron a importar, al pensar en la señorita Jackson, en Percy...

En especial en Percy, porque yo debía protegerlo. Podían romperme, en pedazos, convertirme en polvo, incluso derretime en una olla. Pero yo me despedazaría, curubicaría y derretiría por aquel joven de ojos verdes que tan loco me volvía.

Yo soy su caballero de brillante armadura.