Cold and quiet. (Min YoonGi)

d i e z

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Se inclina haciendo que sus manos queden en sus rodillas y su respiración se vuelva agitada.

Ha estado dando aproximadamente diez vueltas corriendo a casi todo el bosque y apenas apareció su cansancio.

Quita los auriculares de sus oídos y los desconecta de su teléfono para después verificar la hora.

Se hace más tarde, pasan de las cinco de la tarde y tiene tarea que hacer.

Una sonrisa apareció en su rostro al recordar el ensayo que tiene que terminar, ¿sonrisa por hacer un proyecto? No, sonrisa por que su nuevo amigo la ayudará.

Guardo su teléfono en el bolsillo de su chaqueta deportiva, comenzó a caminar hacía la salida del bosque pero el crujido de unas ramas interrumpen su camino.

Observa de reojo una persona... ¿o una sombra?

No podría ser una sombra, el clima estaba bastante agradable acompañado de nubes suavemente grises.

Volteó su rostro intranquila, no había nadie... se podría tratar de alguna otra persona inofensiva merodeando el bosque.

"Aprender lo necesario para deshacerte de los problemas que esta provocando tu hermanastro"...

Recordó la conversación con su padre el día en que le confeso su pasado, se perturbo más al recordar...

—TaeHyung está en la ciudad...— dijo casi inaudible.

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Al cerrar la puerta principal me recargo en ella.

Con rapidez saco mi teléfono de mi bolsillo, el sonido de un mensaje de texto nuevo, interrumpe mis intenciones de enviar uno.

YoonGi.

Enserio lo lamento, no podré ayudarte hoy, mañana será.

Pd. Me tienen cenando a fuerzas.

5:58 p.m.

Me quedo sin responder, ahora que necesito a alguien que me ayude a tranquilizarme... simplemente no hay nadie.

Al parecer, como "buena amiga" debo entender la situación de YoonGi y no molestarme. Aunque me ha estado ayudando amablemente estos últimos días... ¿a quien quiero engañar? Me jode que me cancele.

Voy hacía la cocina para tomar algo de agua, marco en mi teléfono el número de mi padre.

— ¿Que pasa cariño? ¿Tan pronto me extrañas?— dijo con un tono egocéntrico.

—He llegado de ir a correr.

Mi seriedad es obvia y tal vez ya lo ha notado.

—Uhm... en el patio trasero hay un costal de boxeo, venda tus nudillos y usa mis guantes.

—De acuerdo, ¿cuando vendrás?

—En un rato más, haz lo que te digo en lo que llego a casa, cariño.

Termine con la llamada tras decirle que lo amo, busque las cosas y salí al patio trasero que deja a la vista la casa de Min YoonGi.